Cita con la casamentera.

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Ahora Alexander tenía miedo, incoado delante d ella puerta de la casamentera, había demasiadas personas, entre ellas su madre y su hermana, aunque... Se sentía solo, Alexander comenzaba a sentirse solo muy seguido, porque siempre sabía que contaba con su hermana, pero ¿alguien querría estar con él por si solo? No solo porque una señora de 40 años y gorda se lo dijera.

-Alexander Lightwood... - dijo la señora, con un ceño fruncido.

-Presente - decidió ir con toda la actitud, de todas maneras ¿era su destino no?

-Hablando sin pedir permiso - anoto algo en su libreta, Alexander se dio de topes mentalmente.

Desde el fondo se escucho una voz que de seguro pertenecía a Isabelle, que dijo "¿Acaso comió mucho picante?"

¿Cómo había olvidado eso?

-Mhm.. Estas muy flaco, no seras muy útil para mantener a una familia - ¿flaco? Pero diario hacia pesas, cuando no estaba trabajando en el campo.

-Puedes recitar los proverbios... - pero Alexander no escucho lo demás pues el grillo que Isabelle le había puesto salio de su jaula. Salto en el hombro de esta señora.

Alexander solo pudo tomarlo y ponerlo en su boca.

¡IBA A VOMITAR SI NO LO SACABA PRONTO!

-¿Alexander? - dijo esperando la respuesta. Así que como pudo Alec lo escupió esperando que no se diera cuenta la señora Casamentera, mientras sacaba su abanico, para poder ver su brazo.

-Debes ser puntual, horneada, pensar en los demás... Y pensar antes de actuar... ¡HABLAR! - grito lo último, porque se había equivocado - eso te brindará honor y gloria.

La señora le arrebato el abanico, mirando de ma as partes.

Que bueno que no habia escrito ahí, peor la tinta dld brazo se fue en la mano, así que... Cuando la casamentera pasó su mano por la cara, le dio una vista Alexander tan divertida que fue imposible no reírse.

Pero algo lo detuvo, en la taza de té que había servido en automático, estaba... ¡ESE GRILLO QUE ERA TODO MENOS DE LA SUERTE!

-¿Prodria...? - dijo Alec en voz baja, como explicarle que había un grillo en su taza, ¿eso era algo lógico?

-Debes ser callado.. - su voz no fue alto, pero.. Tenía un tono de seriedad.

-Pero.. Si me lo permitiera un segundo... - fue lo último que Alec registro en su cabeza, porque lo siguiente paso muy rápido, lo único que Alec pudo pensar fue... "estoy arruinado."

La casamentera soltó la taza al mismo tiempo que Alexander la jalo.

Ambos cayeron.

Una imagen se quedó grabada en la mente de Alexander

¡EL TRASERO DE LA CASAMENTERA INSENDEANDOSE!

Desde afuera se oía en barullo, la mamá de Alexander Maryse, y su hermana Isabelle temían por ese ojiazul.

No era fácil ser homosexual, pero Isabelle se preocupo más cuando vio salir humo de la pequeña casa donde entraban los jóvenes solteros.

-Creo que este arroz ya se cocio, ¿tu no mamá? - dijo riéndose Isabelle, pero la risa se acabo cuando vio a su hermano salir con una cara de vergüenza, que si no trajera maquilla de seguro sus mejillas... No, toda la cara seria roja.

-ESCUCHAME BIEN, PODRÁS PARECER UN CHICO LINDO PERO NI CON ESO PODRÁS BRINDAR HONOR A TU FAMILIA...¡ NUNCA! ¡Y MENOS SIENDO EL MOUNSTRO QUE ERES! - ella entró molesta y llamó al siguiente chico, mientras todas las miradas cayeron en Alexander.

Todo el camino fue callado, el camino hacia el monte había sido silencioso, mientras iba en su caballo, y su madre y hermana en el suyo.

El camino si fue cayado, pero la mente de Alexander sólo repetía las palabras "Nunca le brindará honor a tu familia" ¿eso era cierto?

No, ¿si?, no podía pensar en otra cosa, excepto cuando vio la mirada de su padre cuando Maryse le dijo, en ese momento las palabras se volvieron ciertas.

Alexander Lightwood nunca brindaría honor.

Entonces...

Las tropas de Sebastián iba avanzando más, fue cuando Magnus tuvo que tomar su caballo e ir aldea en aldea, hasta que no hubiera mañana, había oído un alboroto en la plaza, y alcanzó a ver como un chico salía de la casa de la dichosa casamentera.

Había gritos horribles, Magnus se le quedó viendo a la casamentera, quería ir y decirle que no podía tratar a nadie así, y menos a personas.

¿Pero por que sentía el impulso de ir a decirlo? No era como si conociera al chico.

-¿Soldado Bane podemos seguir? - dijo el dichoso encargado del emperador, Raphael Santiago.

Ese señor Santiago no había dejado de molestarlo toda la noche, diciendo que "Magnus no estaba hecho para este trabajo" pero no le importaron los. Comentarios hasta que Magnus supo que lo. Había investigado.

Raphael sabía que sus resultados habían sido inconclusos, solo podía indicar que a él le gustaban los hombres y mujeres, pero como no lo pudieron demostrár... El. Seguía libre de ese tormento.

Eso esperaba, con Santiago sobre él, sentía que no duraría mucho...

-¿Y si nos separamos? Tu al monte, y yo en el centro... ¿Buena idea no?

Un amor de guerra [ADAPTACIÓN] (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora