Como alguien más

Paso 1: Decidido

Hay que estar decido para seguir los otros nueve pasos.

¿Cómo llegó hasta aquí? Pues...

Alec es una persona especial, es responsable... como lo sería un adolescente promedio. O sea, nada es irrompible.

El chico sabe perfectamente como arruinarlo todo, lo único que le salió bien en la vida fue su amistad con Wess.

Wess era una chica demasiado seria, no se relajaba por nada. Ella era su punto, su línea. sabia cuando pararlo o como
Salvarlo de decisiones estúpidas.

Su amistad era lo único bueno en su vida hasta... hasta que llegó Valeria.

Valeria fue la Nueva del instituto que en un parpadeo fue la Reina del instituto. El sueño de todo chico, la chica perfecta.

Wess dudaba de eso.

—Ya para—se quejó su mejor amiga viendo con odio a Valeria, le estaba quitando a su mejor amigo.

—¿Qué  pare qué ?—se hizo el tonto, lo había atrapado mirándola otra vez.

Aunque Alec no entendía cual era el problema, es decir, no estaban hablando y Valeria parecía tan... perfecta sonriendo con su grupo de amigos.

—lo sabes bien —le apunto con el tenedor descartable blanco y siguió comiendo.

El ambiente se volvió extraño y para que no se enfadara de nuevo Alec miró abajo y luego hacia un costado y... Mierda.

—Wess...—susurro, le daba vergüenza preguntar.

—¿Qué?— era irritante a veces, de la nada habia pasado de normal a su no sé qué de vergüenza.

—¿estas...— oh dios, cerró los ojos — ¿estas en tus días?— era la vergüenza más grande que paso en su vida.

Pero la de Wess era peor, se puso como un tomate y miro la silla, efectivamente un poco de sangre se había corrido en la silla.

—Yo...—Lágrimas calientes se asomaban por sus ojos y maldecía una y otra vez por no tener amigas mujeres.— yo no...

Alec estaba igual que ella, demonios. ¿ahora qué hacia?

—¿Vas a llamar a tu mamá?— no encontraba otra solución, su amiga era muy tímida y si le decía ir a la enfermería, ella no lo consideraría como opción.

— Sí, yo...— no podía ni mirarlo a los ojos. En sus quince años de vida le había pasado algo como esto.

El chico recordó que su amiga le había pedido guardarle el celular en los casilleros, ya que Wess siempre lo hacía para no desconcertarse en clase.

—Tu teléfono no esta— ella lo miro y se dio cuenta de ello, estaba frita.— pero tengo el mío.

Ya no tan frita, eran amigos desde bebés pero la diferencia de edad fue un obstáculo, hasta que Wess se reveló como cerebrito y se adelantó dos años. Se volvieron más unidos y así, él tenía el numero de todos sus familiares, hasta el de su abuela.

—Gracias.—soltó antes de meter la mano en el bolsillo de Alec y sacar su celular, al menos la confianza entre ellos no se habia perdido.

—Mamá, ¿ me puedes venir a...— su madre la interrumpió diciendo que estaba muy ocupada y que llamara a su hermano.

Bufo, nunca tenían tiempo para ella.

— Lo siento— el chico no sabia bien de que se disculpaba. Si era por el hecho de haberle hecho pasar vergüenza o de que seguramente su madre le había dicho algo malo.