Si uno no tiene transporte, ¿cómo lleva a su chica?
Alec si tenía un auto, uno que le habían regalado el año pasado pero un día se averió y se olvido de llevarlo a arreglar.
Hasta el día de ayer, que fue luego de la escuela. Wess se había ido al hospital con la madre para que le atiendan esos moretones, y al acompañarla ella le dijo que lo haga.
Si bien Alec preferiría mil veces acompañar a su Wess, tenía que llevar ese pedazo de chatarra al taller.
Y lo hizo, un jueves para que el Domingo se lo entreguen nuevito, tampoco es que estuviera completamente roto si no que tenía una que otra cosa que se necesitaba reparar, a parte su padre era amigo del dueño y le convenía más todavía.
El Viernes, o sea, hoy, Wess le insistió a su madre para poder ir a la escuela, ya había faltado dos días y le parecía una barbaridad.
Entonces, con la condición de que Alec no le quitase los ojos de encima, la dejo libre.
—¿estas bien? ¿te duele algo?— preguntaba Alec durante todo el camino hacia su escuela, la estaba cansando.
—estoy perfectamente.
—algo parecido dijiste la otra vez y quiero recordarte que después no te querías ni mover.
Ella rodeó los ojos y se adelantó a él, no quería más de esas preguntas y acusaciones. Estaba harta de ello. Estaba bien, no se iba a morir por unos raspones, ¡dios santo!
Todo estaba bien, Alec lo sabía pero no podía evitar preocuparse. ¡Había aguantado hasta su casa para quejarse del dolor! ¿y si ahora pensaba hacer lo mismo?
—esta bien, ¿trajiste la nota para gimnasia?— la chica asintió—dámela, sé muy bien que no se la entregaras.—Wess no era tímida, no del todo. Pero con las figuras de autoridad ella se ponía nerviosa, pensaba que la iban a castigar por cualquier cosa y ella no quería eso.
Agradecida, la sacó de su bolsillo y se la entregó. Se fijó cuidadosamente que haya sido esa, no quería que le diera la de justificación de asistencia.
Su primera hora fue extraña, Wess sentía que desde el momento que había pisado la puerta principal todos la miraban, como si supieran el ella había estado en el tiroteo de el consultorio.
Sus profesores le sonreían amables y las mujeres le quedaban viendo sorprendidas para luego empezar a susurrar. No entendía porque se sentía mal, no es que hubiera hecho algo malo.
—esta bien, solo están sorprendidos de que hayas vuelto tan rápido— le dijo su amigo, empujandola hacia el aula.
La chica sacudió su cabeza, y apartó esos pensamientos para ignorar a sus compañeros ¿qué más daba?
Alec se sentó al lado de ella esta vez. si hacían un trabajo en grupo, lo haría con él. Y sabía que lo harían porque con esta profesora siempre lo hacían, no era algo que no pudiera predecir.
Al entrar al aula, la profesora no se sorprendió en ver como todos se habían organizado pero no le importa, lo dejaría pasar por hoy.
Las cosas fueron extrañas, aunque Alec estuviera a su lado ella sabia que su cabeza estaba en otro lado ¿estará pensando en Valeria?
El chico estaba confundido, el creía gustarle Valeria pero ya no pensaba de ella como siempre, yo no se embobada mirándola, ya no sentía lo mismo. Es por mi amiga, es que estoy procurado por ella, se decía.
—¡hola, al!— hablo una rubia ruluda con voz irritante, él le sonrió.
Desde su cambio había recibido un montón de saludos como este, y eso que fue hace poco.

ESTÁS LEYENDO
Como alguien más
Fiksi RemajaA Alec le gusta Valeria. A Wess no. ¿Qué tan difícil será ayudar a un amigo? ¿cuan difícil se volverá después de empezar?