La cita, es importante. Decide si te acepta una segunda vez o no.
Alec ya había dejado de escuchar esos consejos hace rato. Le importaba un carajo lo que estos dijeran sobre la cita y si valeria le aceptaba otra.
Se estaba preparando por mero hecho de que era un caballero y no la dejaría planteada— y eso que la cita era después de clases— ya no le gustaba la idea.
Alec se miro en el espejo del baño e hizo una mueca. Nunca creyó que diría esto pero no quería salir con Valeria, quería salir con Wess. Quería ir a su heladería para pedir ese sabor que ella tanto odiaba y quería ir a comprar ese regalo que tiraron. Quería besar a Wess, no a Valeria. Quería cortejar como en las películas viejas a su Wess, no a Valeria. ¡Demonios! Preferiría pasarse las horas, los días, ¡los años! Viendo a Wess. Quería una Wess, no una Valeria.
Y ya era tarde para eso, un día tarde.
El día que Wess lo dejo abandonado, en la lluvia, solo. Y no la culpaba, tenía sus razones. Él fue impulsivo, debió decirle esas cosas antes de abalanzarsele encima.
¡Maldito animal!
Dejo el baño atrás y tomó las llaves del auto.
Tenía que pasar a buscar a Valeria, era parte de la cita. Aparte de que Valeria quería presumir que su futuro novio tenía auto, claro.
¡toma eso Katherine! Porrista oxigenada.
Al rodear como veinte veces la misma manzana porque no veía el numero de la casa—aún le molestaban los lentes porque se los toqueteaba a cada rato— por fin encontró una bella casa pintada de blanco. Estaba claro que la arquitecta sabia lo que hacía.
Alec abrió la puerta para salir en ir a tocar el timbre pero apenas puso un pie afuera alguien abría la puerta de su casa y una muy maquillada Valeria salía de ella.
Alec no sabia que ella lo había mirado dar vueltas durante minutos. Si hubiera estado preocupado por impresionarla, se hubiera avergonzado pero ya no era así y ni él entendía porque seguía con esta farsa.
¿Popularidad? ¡demonios no! Eso le importaba menos que nada. ¿entonces qué? Quizá en su mente aún cabía la posibilidad de que le gustase la perfecta chica nueva—no tan nueva —
o quizá sabia que Wess no le iba perdonar o por celos... él no sabia.Valeria entro al auto como si fuera suyo y saludo a Ale con un beso salivoso en la mejilla cerca de los labios.
Alec estaba en un debate interno: no sabia si ser un maleducado y secarse el cachete ahí o esperar a que la saliva se le secase, naturalmente. Optó por la segunda, no quería a otra chica enojada en su vida, suficiente tenía con Wess.
Wess.
Ella solo estaba de camino al colegio abrazándose de sus libros como si fueran su ancla contra el profundo precipicio de la depresión. Quizá exageraba pero así era como ella se sentía, destruida.
Alec apoyaba la cabeza en volante y Valeria lo miraba con los ojos entrecerrados, había esperado a que le abriera la puerta por ella pero él solo... él seguía ahí, como un friki mirando a un punto fijo.
—¿Qué haces?— preguntó, ya harta.
Alec giro su cabeza a su dirección y la miro culpable, no se había dado cuenta que la había dejado ahí.
Y la observó, por primera vez. Ella se había arreglado y puesto su mejor conjunto. Y se sintió culpable el doble, eso ya no le atraía en lo absoluto. Pero ella se había esmerado y tenía que concederle que era muy hermosa pero no como su Wess. Culpable el triple.
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Como alguien más
Roman pour AdolescentsA Alec le gusta Valeria. A Wess no. ¿Qué tan difícil será ayudar a un amigo? ¿cuan difícil se volverá después de empezar?