Ayer te vi de lejos.
Estabas muy bonita, claro; siempre lo has sido.
Verte de nuevo ahí, me hizo recordar las razones del porqué te amé tanto, y me sentí libre al saber que ya no hay rencor dentro de mi corazón; las cosas pasaron cómo tuvieron que pasar.
Quiero abrazarte, quiero revivir aquellas madrugadas lluviosas de julio en las que te decía que los truenos que tanto te asustaban no eran más que efectos de la naturaleza, quiero debatir contigo de nuevo sobre cualquier tontería, quiero que seamos amigos como antes.
Pero a pesar de eso, sé que no estoy listo todavía para volver a construir la mínima relación contigo, aún no puedo, porque sé que me enamoraría de nuevo al verte a los ojos, esos ojos tan preciosos que me inspiraron durante tanto tiempo. Tengo que esperar más, te extraño cómo no puedes imaginarte, pero primero necesito estar seguro que no quede ningún rastro de este amor.
Por eso te entrego estos trece textos que escribí durante todo mi enamoramiento; mi alma dividida en trece partes. Discúlpame si en alguno de ellos te ofendo, simplemente era lo que sentía en esos momentos.
Estos textos son metafóricamente mi amor por ti, ya no lo quiero. Algunos podrás encontrarlos tiernos, porque si necesitara describir mis sentimientos por ti, esa palabra escogería, tierno, verdadero, dulce; y otros creerás que están llenos de odio, pero la verdad es que no, admito que mil veces intenté odiarte pero nunca lo conseguí.
Junto con ellos, te doy el aceleramiento de mi corazón cuando te acercabas, la felicidad que me provocó tu primer "te amo", la rabia de tu primera mentira, la tristeza de la primera lágrima, la nostalgia de todos mis recuerdos.
Te entrego todo este amor, preciosa, te entrego todos estos textos; quémalos, guárdalos, tíralos, eres libre de hacer con ellos lo que quieras. Todos son tuyos, te pertenecen ahora.
