Al día siguiente, Gaia se dirigió al comedor con sus compañeras de habitación, Maisie y Juliette. Las dos chicas eran muy simpáticas y las tres se habían hecho amigas con mucha facilidad. Cuando estaban a punto de entrar, dos niños pasaron corriendo a su lado. Uno de ellos chocó su hombro con el de Gaia y casi hace que se caiga. Él se giró rápido para gritar un: ¡Lo siento!, para después seguir corriendo. Era el chico de ayer, el hijo del profesor. Gaia bufó, aunque realmente no estaba molesta por nada.

Desde la mesa de los profesores, Rolf vio toda la escena.

***

Era la primera clase de pociones, y esa clase la compartían Gryffindor y Slytherin, y era impartida por Severus Snape. Las clases de Pociones se daban abajo, en un calabozo, y hacía mucho frío. Snape comenzó a pasar lista. Cuando llegó a Gaia, se la quedó mirando, para después seguir. También se detuvo en el nombre de Harry.

-Ah, sí -murmuró-. Harry Potter. Nuestra nueva... Celebridad.

Draco Malfoy, un chico rubio de la casa de las serpientes, y sus amigos Crabbe y Goyle rieron. Gaia estuvo aún más confundida, ¿Que pasaba con ese chico? Recordemos que ella ha vivido alejada del mundo mágico y ella no sabía que aquel chico era el ahijado de su madre.

-Vosotros estáis aquí para aprender la sutil ciencia y el arte exacto de hacer pociones. Aquí habrá muy poco de estúpidos movimientos de varita y muchos de vosotros dudaréis que esto sea magia...

Matthew tenía la cabeza reposando en su mano, totalmente aburrido. Pese a que el profesor Snape era como un tío para él, pues era muy cercano a su padre, no podía evitar aburrirse al escucharle. Esa charla ya la había oído muchas veces. Pasó la vista por sus compañeros de clase y se paró en la niña con la que se había chocado esa mañana. Se le hacía conocida, pero no sabía porqué.

Después de que Snape atacara a Harry con preguntas y le quitara un punto a la casa de los leones, les puso en parejas para hacer una poción para curar forúnculos. Gaia iba con Maisie y, gracias a Merlín, su amiga tenía un don para las pociones, y salvó a su compañera de estropear la poción en varias ocasiones. En una de ellas, Snape se había acercado al caldero y miró a la castaña.

-Eres igual que tu madre.

Los ojos de la niña se abrieron en sorpresa, ¿Era eso bueno o malo?

-Ella también era un desastre en pociones.

Era malo.

Snape se alejó de esa mesa. Puede que siempre se había llevado mal con la leona, pero tras ver en tan malas condiciones a su amigo tras su muerte, hasta él sentía melancolía al pensar en ella.

***

Gaia salió tosiendo de la clase de pociones y Maisie y Juliette se reían detrás de ella. Gaia había metido en el caldero una cucaracha molida, en lugar de una cuchara de sésamo molido, y la poción había explotado en su cara.

Matthew iba detrás, junto con su compañero de habitación, Víctor. Escuchaba la conversación de las tres serpientes que iban delante de él.

-Ya verás que la próxima te saldrá bien, Gaia.

-¡Ja! No soy tú, Maisie, yo no tengo un don para esto.

-Yo tampoco lo tengo, y aún así no hice explotar el caldero. -Juliette rió.

Gaia bufó y eso hizo reír a Matthew. La niña escuchó la risa de este y se giró para mirarle.

-¿De qué te ríes?

-¿Yo? De nada, de nada.

Ella rodó los ojos y él pasó a su lado, adelantándolas.

-Por cierto -se giró a mirarla-, tienes una mancha -se señaló la nariz-, aquí. -Victor y él rieron y se dirigieron a la clase de historia de la magia.

Gaia volvió a bufar y se limpió la nariz con la manga.

***

-¿Por qué tenemos que compartir tantas clases con los estúpidos Gryffindors?

-Porque sí, ahora entra dentro.

Juliette empujó a su amiga a dentro de la clase, aunque ella se resistía. Muchos de los leones se habían reído de ella cuando explotó su poción y no quería que se repitiera (aunque malo iba a ser si conseguía fastidiar algo en Historia de la Magia). Ya había muchos alumnos en la clase, aunque ninguno estaba preparado para empezarla. El profesor, que debía tener la misma edad que Snape, parecía mucho más joven, pues vestía de manera más alegre y una sonrisa permanente adornaba a su cara. Esta sonrisa se desvaneció por cuestión de segundos cuando vio entrar a Gaia y eso no pasó desapercibido para su hijo, quien se encontraba sentado en frente a la mesa del profesor, por petición de este. El niño se giró para ver a quién miraba su padre y al ver a Gaia no pudo hacer más que bufar, ¿qué pasaba con ella? Cuando ya estaban todos sentados, el profesor se puso en pie.

-Bienvenidos a todos a vuestra primera clase de Historia de la Magia -sonrió y se escuchó algún suspiro por la clase-. Soy el profesor Olivero, aunque prefiero Rolf, pero como no nos podemos tomar esas libertades, solo profesor será excelente.

Todos rieron, menos Matthew y Gaia, que no vieron la parte divertida.

-Esta clase puede parecer la más aburrida, porque, a ver, es Historia, y por norma general, aprender historia es aburrido. Pero yo voy a intentar hacerlo lo más ligero que pueda, pero tenéis que poner de vuestra parte, ¿De acuerdo?

Un "sí, profesor" se escuchó en todo el aula y, de esa forma, se dió por comenzada la clase.

El año pasó de la misma manera, entre clases y clases, Gaia descubrió la historia de Harry Potter y se hizo amiga de este (aunque no eran demasiado unidos, al menos superaban el rencor que había entre las dos casas); también, conoció más a fondo a Draco Malfoy, con el que se llevaba bien, aunque tuvieran alguna que otra disputa. Con Matthew (Matt, como el prefería ser llamado según le escuchó decirles a un grupo de Ravenclaw) no había pasado nada más lejos que un par de miradas y alguna conversación aislada sin ningún transfondo. Rolf, quien durante 10 años (y más) había intentado olvidar a su antigua mejor amiga y amor, y que casi lo había conseguido, no podía quitarse su recuerdo de la cabeza; le era imposible mientras tuviera que darle clase a su hija. Hubo algunas veces que el profesor llegaba tarde a esa clase por quedarse fuera intentando mentalizarse de que no era ella. Pero eran muy iguales.

Gaia debió de escuchar la frase "eres igual que tu madre", al menos, 70 veces, pero nadie soltaba prenda sobre quién era su padre. Esto se debía a que, pese a que Cassie estaba saliendo con Remus desde que eran unos crios, la historia de amor que compartía con Rolf era también conocida, y había gente a la que le encantaba crear teorías. Así que solo dos personas convida saben la realidad de la situación; Remus y Rolf.

En ese curso, como ya es muy conocido, Harry Potter, junto con sus amigos Ron Weasley y Hermione Granger, se enfrentaron a duras pruebas (rompiendo varias reglas del colegio), que acabó con un enfrentamiento cara a cara con Voldemort (o al menos un intento de él). Pero no estamos aquí para hablar de esa historia, lo que pasa es que es necesario para entender el clímax que se siente en Hogwarts.

Por primera vez, ese año Gryffindor ganó la Copa de las Casas y Gaia, que era muy competitiva, no le sentó nada bien, aunque ocultó su descontento para disfrutar de la felicidad de sus amigos de esa casa.

Gaia regresó ese verano a Australia, junto con su familia, para disfrutar de unas vacaciones con ellos, hasta que el 20 de Agosto viaje de nuevo a Inglaterra, a casa de Remus Lupin.

HOSPES [SERIE IMPOSSIBLE II]Where stories live. Discover now