4|¿Disculpas?

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¡GOLPEALO!

Y eso fue lo que hice, o por lo menos eso intenté hacer.

Lo cual no funcionó.

Rápidamente me volteé y cuando vi la sombra en frente mio automáticamente lancé un fuerte golpe.

Pero ésta reaccionó más rápido y tomó mi puño en su mano, así que lancé otro golpe con mi mano libre, pero otra vez me detuvo.

—¡SUELTAME MALDITO PERVERTIDO! —Grité y comencé a forcejear moviendo mis brazos con toda mi fuerza. Pero no funcionó, así que le di un pisotón en el pié.

—¡Mierda! —Maldijo y me soltó para tomar su pié.

Aproveché el momento, y con la adrenalina corriendo por mis venas decidí empujarlo con bastante fuerza, a decir verdad.

Cuando cayó en mi cama, estaba muy concentrado en sobar su pié como para prevenir el golpe que le di. Lo golpeé el en la cara, y después tomé su cabeza y la estrellé contra mi rodilla, como en toda buena pelicula de acción.

Años de defensa personal sirvieron para algo.

Rápidamente prendo la lámpara de la mesita de noche, que estaba a mi lado y lo miro.

—¡Joder! ¡Si que te sabes defender bien! ¡Creo que me partiste el labio! ¡Salvaje! —Grita el intruso sobando su frente y lamiendose el labio.

—¿¡Disculpa!? Yo no soy la que se metió a la fuerza en la habitación de una chica, ¡Quién demonios eres y por qué mierda estás en mi cuarto! —Grito después de haber tomado el teléfono como arma y ponerme en guardia.

—¡No me metí a la fuerza, la ventana estaba abierta! ¡Y ya deja de gritar! ¡Ahora me duele la cabeza! —Me grita de vuelta.

—¡Pues lamento si no estoy calmada por tener a un acosador pervertido probablemente ladrón dentro de mi cuarto!

—¡No soy nada de eso! ¡Ya tranquilízate!

—¡No me voy a tranquilizar! ¡Me puedes atacar en cualquier momento!

—¡Pues acabo de experimentar lo bien que te puedes defender! ¡Joder mujer! ¿¡Qué acaso eres karateca!?

—¡Eso a ti no te incumbe maldito pervertido! —Y lo comienzo a golpear con el teléfono una y otra vez mientras el está sentado en mi cama con las manos extendidas para protegerse de otro posible golpe en la cabeza.

—¡Ya te dije que no soy nada de eso! ¡Solo soy tu vecino! ¡Ya calmate! —Y es ahí cuando detengo mis golpes.

¿Él es Drake Evans?

—¿Tú eres Drake Evans? —Pregunto en un tono normal de voz, con el teléfono en el aire.

—¡Si! —Dice, y baja las manos lentamente mientras me mira fijamente a los ojos.

Entonces otra vez viene a mi mente la imagen de Drake masturbandose mientras veía pornografía y yo lo observaba con el tarro de galletas en mi mano.

—¡Pues con más razón te golpeo!¡Maldito pervertido acosador engendro hormonal! —Y comienzo otra vez a golpearle con el teléfono.

—¡Hey, hey, hey! ¡Tranquila que vengo en son de paz! —Se protege de nuevo con sus manos.

—¡Que son de paz ni que mierda! ¡Sal de mi habitación!

En ese momento me toma del brazo en el que tengo el teléfono, con su mano libre me lo quita y lo avienta a algún lado de la habitación, luego se levanta de la cama, me toma de la cintura, y me lanza a ella, para finalmente posicionarse arriba mio.

Una Semana Sin WattpadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora