Dope (쩔어)

III

JIN POV:

— Yo soy tu nuevo médico. Mi nombre es Kim Seokjin, pero puedes llamarme Jin —sonrio mirando a Junghye esbozando una amplia sonrisa. Quiero causarle una buena impresión— Espero que nos llevemos bien.

Hacía mucho tiempo que no me asignaban a un solo paciente para tratarlo. Realmente ya lo echaba de menos. Tratar a más de un paciente al mismo tiempo es agotador, además teniendo en cuenta lo grande que es este hospital. Tengo que prestarle mucha atención a mi paciente al solo tener uno, básicamente durante las 24 horas del día, pero eso me permite ser mucho más cercano a esa persona ya que generalmente solo yo estoy con ella. O estaba, antes. Ahora tengo a Aerin, mi ayudante, cuyo paradero actual desconozco.

— Bueno, ¿y cómo te llamas? —pregunto mirando a Junghye al mismo tiempo que dos enfermeras de edad algo avanzada mueven la camilla sacándola de la habitación y llevándola a través del pasillo. Solamente quiero tenerla entretenida mientras la mueven. Yo voy caminando a su lado, a la par que ella.

— Ya sabes cuál es mi nombre —algo extrañada me mira fijamente, tras esto empezando a soltar leves risas de corta duración.

— No, tu nombre coreano no —digo una vez que estamos en la otra habitación— Quiero saber tu nombre real.

— ¿Mi nombre real? —pregunta Junghye perpleja, parpadeando varias veces seguidas.

— Sí, tu nombre español —rio levemente. Una chica de nacionalidad española no suele tener nombres como Min Junghye. Está claro que optó por adoptar ese nombre para que fuera más fácil.

Junghye comienza a reír suavemente mientras me mira. Suspiro mientras sonrío. Meto las manos en los bolsillos de mi bata y miro hacia los lados para apreciar la habitación en la que estamos.

Mi habitación, preparada especialmente para mis pacientes, y que ahora será solo de Junghye. Pintada de color rosa chicle suave decorada por algunos cuadros y con suelo de imitación de madera cruda. Hay una cama para una sola persona al lado de la camilla en la que está ella, y un par de puffs y dos sillones en los que puede descansar cualquiera que esté de visita.

Incluso hay una televisión de plasma en la pared opuesta a en la que está la camilla de Junghye, y una gran montaña de peluches y cojines en la cama. Además de esto, están las cosas usuales en las demás habitaciones, las cosas médicas.

— No te diré mi nombre —veo como desvía su mirada hacia un lado, a la gran ventana de una de las paredes que hay, desde la que se ve la ciudad. Espero no haberla hecho enfadar con mis preguntas.

— Bueno, tienes la televisión ahí por si quieres entretenerte —saco las manos de los bolsillos de mi bata y tomo un mando que hay en una mesilla, tras esto dejándolo cerca de Junghye, en su camilla— Te darán algo de comer en un rato.

Esbozo una sonrisa suave y me giro para dirigirme a la puerta aún abierta, momento en el que alguien se choca contra mí. ¿Acaso estoy distraido? Debido a mi masa corporal, creo que no me muevo, simplemente quedándome de pie exactamente en el mismo sitio. Miro hacia abajo, viendo un inconfundible cabello de color marrón con mechas rosas poco más largo que la altura de los hombros. Min Aerin, mi querida ayudante. Se me escapa un suspiro y me giro rascandome la nuca.

— Junghye —digo volviendo a acercarme a ella. Lo único que ha hecho en tan poco tiempo que no he estado mirándola ha encendido la tele y se ha puesto a ver un programa de tertulia. En cuanto me mira, sonrio y tomo la mano de Aerin, acercandola a ella de una forma suave— Te quiero presentar a mi ayudante.

— ¡Jin! —escucho a mi ayudante quejarse, aunque no parece muy enfadada. Me fijo en que Junghye está mirando a algo sin levantar la mirada de encima. Me supongo que es a Aerin.