Día 1: (r)eally?

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Jaebum está realmente asustado de salir de la habitación. El día anterior, Youngjae y él habían discutido y el menor parecía realmente enfadado.

A pesar de que Youngjae también quería irse a vivir con él, había puesto una condición para mudarse: tenía que echarle una mano con Coco, su mascota; y el pelinegro automáticamente había accedido. Durante el comienzo de la convivencia, cumplió su palabra, pero conforme pasaba el tiempo, más se cansaba de tener que ocuparse de ella. Y no es que Coco no le gustase, claro que no, la seguía queriendo, pero por las tardes le apetecía mucho más echarse una siesta que sacarla a pasear. Al igual que le gustaba más descansar en el sofá que limpiarle los cuencos para la comida.

Youngjae ya era consciente de esto y más de una vez le había avisado, pero al mayor no parecían importarle sus amenazas. Hasta ese día.

Ese día, el rubio había llegado exhausto del trabajo y lo único en lo que pensaba era en tirarse en la cama y acurrucarse con su pareja. Sobra decir que esos pensamientos se esfumaron cuando al llegar encontró que la pobre Coco había hecho sus necesidades en la cocina porque alguien estaba durmiendo la siesta en el dormitorio.

En un primer momento solo había sido una bronca, una de las grandes y en la que Youngjae estaba furioso con él. El verdadero problema vino cuando el menor empezó a limpiar el suelo de la cocina y a Jaebum, después de ayudarle, no se le ocurrió nada mejor que intentar tener "sexo de reconciliación".

Youngjae explotó otra vez en rabia. El pelinegro volvió a excusarse por lo de la perrita y dijo las palabras de las que hoy se arrepiente: "solo se había olvidado". Para el menor no era solo que Coco fuese como su hija y que el que Jaebum se olvidase de ella le resultara una ofensa, sino que el mayor hacía ver como si fuese la primera vez que no se acordaba de ella -tanto de echarle de comer, como de lavar sus comederos o simplemente no intentar hacerlo con Youngjae estando ella justo delante-.

Ahí fue cuando el rubio decidió llevar sus amenazas a la realidad, así que decidió castigar a Jaebum con lo que más le dolía. "Una semana sin sexo, para que puedas recobrar tu concentración y no olvidarte más de cosas importantes" habían sido sus palabras exactas.

Y concretamente esas primeras cuatro palabras tenían a Jaebum en ansiedad. Esa noche habían dormido en la misma cama aún cuando pensaba que Youngjae le mandaría al sofá. No le había permitido abrazarle, pero al menos no le había hecho dormir en ese incómodo sillón. Cuando esta mañana ha despertado sin el menor a su lado, se ha asustado de verdad.

Youngjae nunca suele levantarse el primero los días que no tiene que trabajar por la mañana; días como hoy. Jaebum tenía que despertarle y hacerle salir de la cama para aprovechar el día; y sin embargo, hoy puede oír al menor en la cocina siendo las 9 de la mañana.

Una parte del pelinegro no quiere salir de la habitación y preferiría evitar enfrentarse al menor; pero la otra le incita a hacerlo y hablar claramente con Youngjae.

Acaba haciéndose con valor para abrir la puerta y salir hacia la cocina, donde encuentra a su novio haciendo el desayuno de espaldas a él. El rubio se gira cuando le oye llegar y, contra todas sus expectativas, le sonríe. Le sonríe tan cálido como siempre, con el mismo cariño, y Jaebum no sabe cómo reaccionar más que corriendo a sus brazos.

Youngjae tampoco rechaza su abrazo, sino que le pega más a él y acaricia su espalda. El mayor prueba a intentar besarle y en efecto, también le deja.

-¿Alguien se ha levantado meloso? -Pregunta el rubio sobre los labios contrarios, a lo que Jaebum solo responde asintiendo y volviendo a unir sus bocas.

El menor sigue su ritmo; ladeando un poco su cabeza, dándole paso a la lengua de Jb y rozando la suya con la intrusa.

Pero aún así y cogiendo al mayor por sorpresa, se separa cuando las manos de Jaebum van a parar a su trasero, con intención de levantarle hasta sentarle en la encimera.

-De eso nada, Bumie, sigues castigado.

Jaebum casi se atraganta con su propia saliva al oírle decir eso.

-¿Castigado? -Dice con burla, algo que a Youngjae no le gusta demasiado- Yo podría castigarte a ti de una forma mucho más divertida.

Acto seguido, agarra uno de los glúteos del menor y lo aprieta con fuerza, haciéndole dar un pequeño brinco.

-He dicho que no -Sentencia molesto-. Vas a tomarme en serio te guste o no.

-Bebé, ya te tomo en serio, es solo que me parece un castigo estúpido cuando sabes lo bien que podría estar haciéndote sentir ahora mismo.

-Estúpido o no, vas a tener que obedecer si no quieres que me enfade de verdad.

Jaebum refunfuña cuando el menor termina su café de un sorbo y le deja solo en la cocina. Es cierto, tenía esperanzas en que Youngjae dejase todo eso de la abstinencia, pero al parecer no va a dar su brazo a torcer.

Si el mayor pensaba que lo peor iba a ser el castigo como tal es porque no tenía ni idea de lo que le esperaba. Youngjae ha comprobado que el pelinegro sigue sin tomarle en serio y aunque no quería llegar a más, se ve obligado a empezar su venganza de verdad.










Nada que ver la canción como tal con la historia, pero the nbhd me puede

Y antes de que me matéis por publicar otra historia en vez de seguir con el resto, he de decir que esta ya la tengo acabada, así que iré subiendo un capítulo por día.

Por lo tanto, gracias por leer y hasta mañana 👋🏻💛

Revenge ✧ 2jaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora