¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Nayeon observó por milésima vez el reflejo de su cuerpo metido en el disfraz de diablo, era cierto que amaba verse en el espejo pero en esta ocasión realmente le preocupaba la opinión de alguien más.
Había estado enamorada de una de sus amigas por un largo tiempo y era hora de que esos sentimientos salieran a la luz de una vez por todas sin importar los resultados, ya no podía seguir ocultandolos.
Puede que no sea la ocasión ideal, una fiesta de disfraces en halloween no es en donde esperas confesarle tu amor a nadie pero, en el peor de los casos, sería rechazada y aún tendría oportunidad de divertirse, o al menos lo intentaría.
El silencio de la noche se vio interrumpido por una bocina que conocía muy bien, Jeongyeon. Su cuerpo tembló un poco, solo tenía que dar el primer paso y luego las cosas no dependerían de ella.
Le aterraba. No era una persona que temiera mostrarse tal cual es o demostrar sus sentimientos, ni siquiera le tenía miedo al rechazo. Lo que no soportaba era no tener el control de las cosas, no saber que pensaban las otras personas sobre ella, casi siempre leía a la gente como un libro abierto pero con su amiga era realmente difícil, tal vez eso es lo que la cautivo acerca de...
La bocina volvió a sonar haciéndola bajar de prisa, ya iban tarde, la casa de Jihyo quedaba algo apartada del resto de las residencias y aún debían recoger a las demás chicas.
-¿Todo bien?- La rubia pregunto apenas Nayeon entro al auto, su amiga no tenía la misma energía de siempre.
-¿La verdad?- Suspiro mientras aseguraba su cinturón.- Estoy nerviosa.
-¿En serio vas a hacerlo?
-No pienso echarme atrás a último momento.
-¿Como las últimas quince veces?- Bromeó la chica al volante ganándose una mirada de muerte por parte de su acompañante.- Solo bromeó Nayeonnie, todo saldrá bien. Ya verás.- Sonrió antes de arrancar el vehículo.
Jeongyeon pronto descubriría lo equivocada que estaba su afirmación.
-Como sea. Lindo disfraz, por cierto.
La rubia sonrió. Sabía que nadie más en la fiesta iría disfrazado de Pinocho, por eso lo compro apenas lo vio, por eso y porque solo faltaban una media hora para el anochecer y la tienda de disfraces no tenía mucha variedad teniendo en cuánta que ya estaban en Halloween. Jeongyeon era el tipo de persona que dejaba las cosas para último momento, no se estaba quejando sobre eso, solo le buscaba el lado bueno.
Estacionaron frente a la casa de Momo repitiendo el sonido de las bocinas como en casa de Nayeon, la japonesa no tardo tanto en salir.
El disfraz de Tinkerbell dejo con la boca abierta a las dos chicas dentro del auto. Era revelador pero sin rozar lo descortés y quedaba más que perfecto en el cuerpo de Momo, definitivamente iba a romper algunos corazones esta noche.
