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Carta n°6

‹‹Demencia se arrastraba por el techo de la mansión, buscando pistas.

Hacía poco le había encargado al oso el registrar la oficina de Black Hat, mientras ella... Iba a inspeccionar la habitación~

– ¡Nunca había tenido ésta oportunidad! Revisar la habitación de Blacky... ¡Y si me descubre le puedo echar la culpa a Flug!– celebraba alegremente, mientras abría con sagrada reverencia la puerta del «templo» de su «amado».

No pudo evitar soltar un gritito de emoción.

Pero pronto se volvió extrañez.

– ¿Ah?

La habitación era ridículamente sencilla. Ni cama tenía.

Se cruzó de brazos, decepcionada.

Y entonces Black Hat apareció tras ella.

– Sal de mi cuarto, parásito.– dice frío, echándola de la recámara.››

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– Ese día se le cayó éste sobre.– explica Demencia, mientras Flug la escucha atento y Black Hat se cubre la cara con las manos.– Ése día no lo entendí, pero luego de otro poco de investigación... ¡Todo cobró sentido!– insiste.

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‹‹Demencia miraba con recelo al oso.

– ¡505! ¡¡Me delataste!!

El oso agacha la cabeza, mientras trata de explicar con gestos su falta de opciones con la amenaza de Black Hat.

– Pero... ¿Porqué el querría entorpecer la investigación?

505 la mira, mientras Juana la Iguana saca sus conclusiones detectivescas.

– Meh... No sé.– se rinde finalmente.››

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– ¡Flug! Ése hombre que tu ves ahí.– señala Demencia, dramática y teatralmente.– ¡Está coludido con el de las cartas!

Al científico le parece ver algo de alivio en las gesticulaciones del villano.

– ¡Ah! Perdón, se me lengua la traba.– Demencia se retracta de su reciente afirmación. – ¡Blacky suministra de sobres al desconocido!– intenta reformular sin éxito.

– J-jefecito...– Flug se llena de valor para interrogar a Black Hat, después de todo, las pistas de la loca son muy evidentes.– ¿Usted me manda esas cartas y flores?

– ¡Qué dices, idiota!– recrimina con cierto orgullo herido el más alto.– ¿Tengo cara de marica-homogay?– gruñe, furioso.

– Señor... Con todo respeto. Todas las pruebas lo apuntan a usted.

Black Hat vuelve a enrojecer.

– ¡Cállate, animal! Deja de decir tonterías, yo nun-

– Gracias por elevarme los ánimos éstos días, Jefecito chulón.– Flug, con la emoción de sentir la preocupación indirecta de alguien, abraza a Black Hat. Sin pensar mucho en consecuencias.

– Aaw... Es tan cute y gay...– comenta Demencia enternecida.– Ya ¡Mucho! No me lo ahogues, que sigue siendo mío.– dice algo celosa cuando el abrazo se prolonga por minutos.

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Fin.