Dulce.
Muy dulce.
Eso lo describía perfecto, justo ahora.
Y con razón, si era un Omega dándole amor al Alpha que lo había marcado como suyo. Obviamente el olor que desprendía, como un plus a las feromonas, era un deleite para él.
¿Quién lo diría? Jefe y Subordinado desasiéndose en caricias, mimos, besos y mordidas suaves.
Flug no podía creerlo, mientras la marca brillaba por la cercanía y gusto por la compañía del otro que era mutua, él insistía en acercar más al mayor y más alto.
Tres Alphas en la casa.
Sólo un Omega.
Y era todo suyo.
Black Hat era tan especial. Desde muchos puntos de vista lejos de sólo su estatus.
Su actitud y logros desafiaban todos los estereotipos de los Omegas, así como Flug contrarrestaba los de los Alphas.
Tal vez por eso era tan fácil congeniar.
Tenían lo que el otro anhelaba y se complementaban.
Ahora, mimándose. Flug entendía algunos de los pequeños detalles que hicieron ésto posible.
Porque, bueno, llevaban dos meses de relación informal y Black Hat le había dicho hace dos días sobre su condición de Omega.
Nadie sabía que Black Hat era un Omega (las pastillas supresoras de celo para villanos, patentadas por Black Hat Organization funcionan muy bien), de saberlo, seguro hubieran tratado de boicotear su negocio; bajo el respaldo de la discriminitiva ley que decía que los Omegas eran incapaces de ocupar altos cargos.
Y ahora también entendía porqué lo había elegido a él, de entre muchos otros científicos mucho más inteligentes: porque era un Alpha dócil y manejable, porque le regocijaba por dentro someter a quién la sociedad etiquetaría de superior y con creces.
Un nuevo beso apasionado y dominante por parte de Black Hat lo sacó de sus razonamientos para fundirle lo que le quedaban de neuronas lógicas.
Dulce aroma.
Dulce, delicioso aroma...
No empalagoso, sino llana y sencillamente dulce.
Empezaba a actuar por instinto, dejando la racionalidad de lado, para dejarse llevar por las órdenes del perfume estacional que emanaba su Omega.
De que estaba haciendo mucho, mucho... No, en realidad.
Black Hat era dominante, demandante y exigente hasta con los cariñitos de pareja mas sencillos.
Aunque más dócil y menos mortífero en éste estado de celo primaveral, específicamente.
Observó la marca, mientras Black Hat estrechaba el abrazo, como buscando paz y seguridad en su pecho. Besó esa zona dónde débilmente había dado lugar a sus dientes hace un par de semanas, y que ahora brillaba por la cercanía.
Ambos eran tan sensibles y suaves al tacto en éste momento.
Pero por sobre todo, eran felices.
Y mientras la autora de ésta historia se aleja del potencial lemmon que la incomoda y que no sabe narrar, ellos se entregan, plenos al fin, al encontrar alguien que los acepte tal cual son.
[ • ]
El aroma fresco y dulzón de la primavera artificial inunda las fosas nasales de quienes se hayan convocados alrededor de ésta... Extraña ¿Fiesta del Té? entre dimensiones y bandos.
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[Cancelada] • { Cartas y Flores } •
Fanfic[Hecha originalmente durante el 2017 para ser publicada durante el 2018-19 y resubida hoy, 03-07-2020] [ Terminada ] Cuándo estás triste y alguien te anima... ¿Importa realmente la identidad de ese alguien? ¿O importa más el cómo te hace sentir? "Al...