© Hold me tight; kth [book #2]

prologue

— JungKook por dios, es tu mejor amigo. —alzó la voz MinHye detrás de la puerta, TaeHyung suspiró y se recostó en su cama boca abajo, no le gustaba escuchar a sus amigos pelear por su culpa, quería detenerlos pero a decir verdad no tenía ánimos de ello. Sólo esta ocasión los dejaría pelear. 

JungKook muchas veces era posesivo con MinHye, en especial cuando ella se daba la oportunidad de visitar a sus amigos, la quería para él todo el día y TaeHyung no la culpaba, podía entender ese sentimiento a la perfección. Sin embargo, las circunstancias actuales le decían a MinHye que TaeHyung era más importante en estos momentos.

— ¡He dicho que no! —gritó mientras abría la puerta y la azotaba en la cara de JungKook, suspiró rendida y se sentó en la orilla de la cama junto a TaeHyung— Lo lamento, sabes cómo es JungKook a veces.

— No es necesario esto MinHye, estaré bien. Ve con JungKook antes que comience a hacer berrinche —se burló el peli azabache mientras cubría su rostro, MinHye palmeo su espalda suavemente. 

— Eres mi prioridad en estos momentos TaeHyung, quiero estar para ti. Ahora, ¿Podrías decirme —con dificultad lo ayudó a voltear en su dirección, secó sus lágrimas y continuó:—, como es que SeoHyun te ha dicho algo así?

—TaeHyung suspiró y alzó los hombros como respuesta— Es una larga historia. —sonrió con tristeza.

— No importa, tengo tiempo para ti siempre —se sinceró con una ligera sonrisa, que TaeHyung correspondió. 

— ¿Recuerdas aquella pelea de la que te hablé? —MinHye asintió— Creo que esa fue la discusión que comenzó todo. JungKook y tu pueden soportar verse solo días, incluso horas... Pero SeoHyun no. Se hartó de mi vida como Idol, que nos escondiéramos de las cámaras y de los fans, se hartó de todo —suspiró—. Creí que estaba funcionando solo por que llevábamos casi siete años de relación, pero no fue así. 

— ¿Desde antes de debutar?

—sonrió melancólico mientras cubría sus ojos, intentando no llorar— Si, ella dijo que estaba dispuesta a tener que verme solo horas, o a veces a pasar días enteros sin saber de mí por la agenda tan apretada que tenemos, pero mintió —suspiró—. SeoHyun era la clase de chica que con solo mirarla a los ojos caías ante sus pies, y yo no fui la excepción.