Capitulo 9- La prueba

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Entre como una exhalación a mi cuarto y me encontré con Amidala sentada en la cama con los brazos cruzados.

- Sabes, no diré nada porque me caes bien, pero date prisa y esconde el uniforme debajo de la cama- me dedico una inmensa sonrisa y salió por la puerta.

- Muchas gracias cielo.- le conteste escachándola entre mis brazos.

Cuando salió, me desvestí, escondí el uniforme, me di una ducha rápida y me puse un vestido fino color naranja y unas sandalias. No hay tiempo para quejarse; y salí hacia el comedor.

Llegue resoplando y bajo las miradas de extrañeza de todos; tomé aire, alise mi vestido y me senté, allí se encontraba Anur evaluándome con la mirada.

- ¿Piensas entrenar así?- pregunto tranquilo.

- Si- dije más fría y cortante de lo que quería. Me fije en mis hermanos, los chicos iban como ayer pero Candy llevaba un pantalón ajustado marrón y una camisa de tiras verde.

- Esta bien no quería ofenderos- contesto con sonrisa auto-suficiente

-Que se ofenda- dijo Ray reclinado hacia delante en la silla- tu nunca llevas vestido y lo sabes, ¿qué paso hoy?, precisamente el día que tenías la excusa perfecta para llevar vaqueros.

-Cállate- y se calló riendo por lo bajo.

Tras desayunar fuimos a la parte de atrás del castillo y salimos al jardín; había partes de hierba fina y de tierra aplastada, al fondo se veía un espeso bosque y cerca del límite del bosque un lago, habían colocado una mesa de madera con muchas sillas a la derecha y una hoguera apagada a la izquierda.

Delante nuestro dos Hombres y dos mujeres vestidos todos con camisa de botones, pantalones negros metidos dentro de botas militares, todos con los brazos cruzados y mirando al frente. La primera una chica delgada y más baja que yo, por muy difícil que parezca con una larga trenza rubia y ojos azules. La segunda otra chica alta 1'95m diría yo, con curvas y el pelo cobrizo recogido en un moño. El tercero de una estatura más normal pelo negro tapándole la mitad de los ojos también negros. El cuarto con pelo marrón largo y ojos verdes, un segundo, tiene las orejas en punta, ¿es un elfo? me está afectando la falta de sueño. Intente quitármelo de la cabeza, levante la vista, puse mi mejor cara de Piquer y me posicione como una señorita.

Anur se adelantó un paso y les presento-Mis dioses, estos son sus entrenadores- ¿ Dioses? suena bien...-esta es Aghata, hada e hija del aire y los vientos- espera... ¿qué?- Esta es Karina, sirena e hija de los lagos y los ríos- 'mantén tu cara de poquer, mantén tu cara de poquer...'- Este es Damir, dragón e hijo del fuego y las llamas- lo peor de todo es que ya ni me extraña- Y este es Camelión, elfo e hijo de la tierra y el bosque- No mire a mis hermanos porque sabía que acabaría riendo me de sus caras- Entrenadores estos son los dioses- no me digas que van a decir nuestros nombres- Ray Alexander Jerome Carmichael, padre del aire y de los vientos-siéntense esto va para rato-Marcus Jake Leopol Carmichael, padre de las aguas y las nieves- por esto creo que nuestros padres nos odian secretamente- María Wings Elizabeth Margaret Vellarue, Madre del fuego y las llamas- mi cerebro me obligo en hacer una reverencia sin quitar la vista de él tal Damir- Y Cándida Amatista de todos los santos Vellarue, Madre de la tierra y los seres que la habitan- hizo una reverencia, mejor que la mía, y les dedico una de sus sonrisas.

Entonces Anur señalo la mesa y nos pidió que nos sentáramos; nuestros respectivos entrenadores se sentaron enfrente nuestros y unos sirvientes pusieron delante nuestro diferentes cosas delante nuestro una pluma, un vaso con agua, una vela y una maceta con una semilla. Damir nos miró con superioridad- antes de empezar, esto no es ningún patio de juego aquí no sois ni dioses ni héroes ni nada por el estilo, asique olvidaros de como os han tratado porque cuando estéis aquí eso va a cambiar; ¿entendido? -si señor- contestamos los cuatro, estábamos rozando el pánico.

Se volvió a sentar delante mío y me habla- vamos a ver qué sabes hacer, princesita- ok, eso ya hirió mi orgullo- a sus órdenes mi capitán- le conteste mirándole fijamente- enciéndela- sin apartarle la vista, encendí una débil llama, el sonrió de medio lado- más fuerte- y la llama cobro fuerza- mas débil, apágala, enciéndela, que sea más alta, apágala-las ordenes se iban cumpliendo rápidamente, mientras nos íbamos acercando el uno al otro hasta quedar a un par de centímetros de distancia apoyados sobre la mesa. La apague una última vez mientras ambos sonreíamos; nos dimos cuenta de que ambos éramos igual de cabezotas, tozudos y orgullosos. Esto va a ser duro.

- Primer día de clases acabado- se levantó y se fue.

Pues ok. Me dedique a ver a mis hermanos; los chicos no iban mal lo hacían bien pero más despacio que yo; pero Candy era otra historia, por lo que se ve la prueba inicial era hacer crecer la semilla, pero tras un rato sin novedades Camelion le puso delante una piedrecita y le mando a moverla, después de que trajeran el almuerzo y de que nos los comiéramos, la piedrecita de Candy fue dando vueltitas hasta el borde de la mesa y justo antes de caer fue flotando hasta la palma de su mano; estuvimos intercambiando miradas entre ella y la piedra hasta que grito de alegría y fuimos todos a abrazarla.

du ichDonde viven las historias. Descúbrelo ahora