Ya estamos de nuevo en la mansión mercenaria.
La verdad es que el trayecto se me ha hecho un tanto más largo que antes, tal vez sea porque tengo ganas de partirle la cara a esa mujer, quién sabe.
Noah sale del coche y yo por mi parte trato de quitarme el cinturón, ya que este se ha quedado atascado y no me deja salir. Empiezo a dar tirones como si no hubiese un mañana mientras digo cualquier palabrota que se me venga a la cabeza. Noah abre la puerta que hay al lado de mi asiento y observa con una expresión neutra como me peleo con un simple cinturón.
- ¿Hasta para eso eres idiota?
- ¡C-calla, no sabes lo que estoy sufiendo ahora mismo! - chasqueo mi lengua y doy un último estirón, para después el cinturón salir volando directo a mi cara.
Un gran chasquido suena nada más la parte metálica hace contacto con mi piel. Suelto un gran gemido de dolor y toqueteo mi rostro con suavidad para disminuir el escozor. Noah sigue observándome desde afuera con un semblante tranquilo, como si todo lo que me está pasando le diese completamente igual.
Algo más irritado me toma del brazo y me obliga a salir del coche de una vez por todas. Algo desorientada me dejo llevar por él y entramos al fin a la mansión.
Después de pasar por ese pasillo secreto o lo que sea, llegamos a la sala de armamento. Allí se encuentra Sara de brazos cruzados con una leve sonrisa en sus labios. Noah sonríe por igual y me deja soltar al fin el brazo.
- ¿Ha ido todo bien?
- Sí. Si hubiésemos ido con el idiota de Ricky a lo mejor hubiese secuestrado a la mujer que no era, como la última vez. - rueda sus ojos - Venir, iremos con ella. Nuestras caras serán lo último que vea...
Hostras, no suena muy alentador para la vieja.
Nuestros pasos continuan hacia delante hasta llegar al pasillo infinito de puertas. No logramos caminar mucho ya que la primera puerta es nuestro destino. Dentro, se encuentra un chico que no había visto aún, uno de nuestra edad más o menos, tal vez un poco más mayor. Lleva una bata blanca, una camisa azul y pantalones de color azul marino, ah, y mocasines. Es bastante alto, de la misma estatura que Noah. Bueno, es guapo, las cosas como son.
La habitación en pocas palabras parece un quirófano, con un montón de radiografías pegadas a la pared y vitrinas llenas de lo que parecen ser muchos tarros con etiquetas y nombres raros.
- Penélope está detrás de esta cortina, amordazada. - comenta el rubio.
- ¿Enserio? - espeto sorprendida.
Noah y Sara me miran con una ceja alzada mientras que el rubio suelta una pequeña risita y me mira de arriba a abajo. Su mirada intimida, y mucho, pero no me importa que me mire, je je...
El dios griego suelta un suspiro y camina hacia la cortina para luego moverla a un lado mostrando a una vieja atada en una camilla de brazos y piernas, además de dormida. Ah, y está amordazada. La verdad es que si fuera una persona corriente esta situación me traumatizaria de por vida, pero al ser ella... bueno, esto está mal de todas formas.
- ¿Podría saber quién era el cliente que la quiere muerta? - interroga el rubio a la vez que se coloca un par de guantes.
- Bueno, es un caso muy especial. - Sara hace una leve pausa - Pues el cliente era Martha West.
Al escuchar el nombre de la chica mis ojos se abren de par en par. El rubio de bata también parece estar un poco desconcertado por la revelación de nuestra compañera ya que abre los ojos como dos platos al igual que yo. Noah por otra parte no parece nada impactado por la nueva noticia, tal vez sea porque ya lo sabía. La vieja, que estaba hace unos minutos dormida, comienza a abrir los ojos con lentitud.

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Partners in crime
Action❝ Nunca pensé que desde aquel error tan tonto pudiese encontrar mi compañera de crimen prefecta. ❞ ❝ Y yo nunca pensé que acabaría haciendo este tipo de cosas con un mercenario como tú...❞ Penélope Dalton es una joven de 23 años cuyo oficio es el...