VII

40 4 3
                                    

El enano Cho parece estar muy enfadado después de que haya matado justamente a ese hombre de negro, y curiosamente aún me pregunto por qué. Sus diminutos pies dan un rápido vaivén de arriba abajo a la vez que este está cruzado de brazos. El ascensor, en el cual estábamos ahora, llega de nuevo a la primera planta encontrándonos a Sara y Noah nada más las puertas abrirse. El dios griego se alarma nada más ver mi chaqueta húmeda de sangre y Sara sin más demora se acerca a mí preocupada.

- Es la primera vez que me alegro de ver vuestros putos caretos. - bromeo con una sonrisa de lado.

- ¿Eres estúpida? Te estás desangrando, ¡hay que sacar esa bala ya! Si tuvieramos aquí a Charlie... - murmura las últimas palabras la rubia mirando a Noah.

- Podrá sobrevivir, ese es tu castigo por matar a uno de mis hombres.

¿Hola? ¿Este tío va de coña o de verdad habla enserio? ¡Si hemos matado como a tres chavales allí abajo! A no ser...

- Puedo aguantar, no ha llegado la bala perforar mi brazo.

Sara no muy convencida por mi respuesta se aleja unos cuantos centímetros de mí y mira a Cho de forma inquisitiva, dando a entender que quiere saber qué ha ocurrido allí abajo. El enano aún cabreado suspira y me mira de forma asesina.

- ¡Esta chica de aquí ha matado uno de mis hombres!

- Pero si igualmente iban a morir. - espeta Ricky de la nada.

Cho lo mira de reojo para proseguir, ignorando su abrupta respuesta.

- Todos llevaban chalecos antibalas, pero como esta mierdecilla ha dado justamente en la cabeza de él, immediatamente a muerto el pobrecito.

- O sea que... ¿todos se estaban haciendo los muertos? - digo con un pequeño tono de confusión.

- ¡Claro! - exclama indignado.

Ruedo los ojos sin llamar mucho la atención y clavo mi mirada al suelo de parqué. Si nos lo hubiese dicho antes, no hubiésemos tratado de sobrevivir de tal forma. Además, yo que iba a saber que todo era un montaje. Pero... la bala que me rozó... sí era de verdad, ¡o sea que a nosotros sí nos queríaver muertos! Será hijo de la grandísima...

- Pero nosotros podríamos haber muerto. Nos defendimos, es todo. - sentencio con una expresión seria.

Cho me mira con una cara de asco que ni él se puede aguantar, pero decide pasar de mí y sonreír a mis otros dos compañeros.

- Bueno, vayamos a un mejor lugar. Os contaré sobre vuestra misión...

El enano se va con aires de superioridad del ascensor y todos cuatro lo seguimos. Ricky se acerca a mí y coloca una mano suya en mi hombro con cuidado. Yo sólo sonrío y miro los ojos azules del pequeño.

- Te has sabido envolver allí abajo, ¿eh? La verdad es que estoy impresionado.

- Bueno, ahora que la adrenalina se ha esfumado de mi cuerpo, realmente noto el dolor del roce de la bala. Y sinceramente, matar a ese hombre no me ha impactado tanto como yo pensé que pasaría.

- ¡Eso está bien! Yo también al principio me sentía extraño conmigo mismo al hacer ese tipo de cosas, pero uno acaba acostumbrándose.

- Supongo que tienes razón...

- Vosotros dos os lleváis muy bien de golpe y porrazo, ¿qué ha ocurrido allí abajo? - pregunta Sara acercándose a nosotros.

Ricky aparta su mano de mi hombro y mira a su hermana un tanto ¿feliz?

- ¡Unos hombres han empezado a dispararnos con pistolas reales por aquel sitio tan gigante, Pene y yo como pudimos nos escondíamos que incluso ella ha matado a alguien de verdad! - dice emocionado, como un niño pequeño.

Partners in crimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora