Tres

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Son pasadas las dos de la madrugada y no puedo parar de sonreír emocionada y algo nerviosa por lo que pasó hace apenas unas horas, ¿No es un sueño?, ¿De verdad está pasando?.

Y caigo de golpe al suelo pensando que posiblemente tendré sexo con Rubén, madre del amor hermoso.

Jamás lo he hecho ni siquiera intentado, era una inexperta en ese tema, me había tocado un montón de veces pero nunca había tenido un contacto intimo con un chico y eso me preocupa, le daba miedo el tema me aterra por eso nunca lo había hecho y corría de cualquier situación parecida, si quería seguir con la cercanía entre Rubén y yo tendría que madurar y caer en cuenta que lo haría alguna vez en mi vida.

Joder, no podría dormir nada el día de hoy.

                       RUBÉN.

Me apresuró por los pasillos, corriendo por ellos hasta llegar a el auditorio de filosofía, me voy a mi asiento habitual en el fondo, miro las largas piernas de la chica que tengo a un costado, me sonríe coqueta levantando su falta para dejarme ver su ropa interior, un recuerdo eclipsa mi cabeza al recordar que tengo a una pequeña que me sirve para divertirme más de un rato.

Dirijo mi mirada hacia el frente buscando a mi pequeña, estaba sentada hasta el frente con una linda falda negra y una sudadera del mismo color ancha, el cabello recogido en una cola de caballo alta, hoy no estaba con su paleta en la boca seguramente porque en esta clase estaba prohibido ingerir comida.

Espero un momento observando su comportamiento, no hace nada fuera de lo normal.

— hola, Rubén. — pasa su mano por mi hombro de forma lenta.

— hey, ¿Que pasa?... — intente recordar su nombre pero no llego a mi cerebro en ese momento.

— sabes, quería saber si estabas libre hoy por la tarde, ya sabes... — bajo su mano por mi brazo y simplemente retrocedi, ví a una pequeña figura observando lo que estaba pasando.

— no, no sé — la mire y ella abrió bien los ojos. — estoy ocupado. — me miro ofendida.

— Oh... Ya veo, no vemos luego, supongo. — sin más se fue moviendo las caderas de forma exagerada aquello me parecía divertido.

La mirada de la pequeña que me observaba se queda pegada a las caderas de la chica que estaba hablando conmigo hace no mucho, cuando se da cuenta que la descubrí mirando salió corriendo, cómo soy más alto la tomo antes de que pudiera escapar.

Tome su pequeño cuerpo, cerrando la puerta de el auditorio, la subí a el escritorio de el maestro metiéndome entre sus piernas.

— ¿Que hacías mirando?. — acaricié su rostro despacio.

— nada. — hablo en un susurró.

— ¿Segura? — metí la mano entre nuestros cuerpos levantando su falda y acariciando su piel.

— Daddy, ¿Puedes parar? — hablo en un susurró nervioso.

— ¿Por qué abría de hacerlo? — moví su ropa interior, tocando su suave piel.

— Me estoy mojando y tengo práctica. — sus mejillas estaban coloradas, se veía tan tierna.

Suspiré sacando las manos de su cuerpo pero permaneciendo en el mismo lugar.

— Está bien, soy compasivo, ¿Que hacías mirando? Y sobre todo escapando.

— Quería ver si le seguías el juego a la chica. — hablo tan rápido que volví a repasar lo que dijo en mi cabeza.

Cuando entendí la situación me fue inevitable no reír, estaba celosa y era completamente normal, pero esa situación la llevaba de vergüenza.

La bajo de el escritorio y nos vamos a la salida directamente.

— ¿En qué área prácticas? — tome su pequeña mano y ella la tomo nerviosa.

— estudió actuación, tengo que ir al teatro. —

— ¿muchos chicos toman actuación? —

— si, algunos. —

Pensé en que posiblemente en las posibilidades de que pudieran gustar de ella. — tengo práctica de hockey, puedo ir contigo si gustas. —

— no es necesario. — me miro un momento y después fijó su mirada al frente.

— nunca he ido, quiero ver cómo es el teatro, cuando menos por fuera. — me encogí de hombros.

Ella dudo un momento para después mover la cabeza con aceptación. — está bien. — sonríe.

platicamos durante el camino, aprendí nuevas cosas de ella y sobre todo note que cuando sonríe una pequeña marca se asoma en su mejilla, tenía varios lunares y tenía un perfil precioso.

Pude ver a algunos chicos entrar al teatro y ninguno parecía una amenaza hasta que estaba a punto de irme y ví a un chico que miraba mucho a mi pequeña acompañante, tenía una sonrisa en el rostro mientras veía su cuerpo de espalda a él, me fastidia.

La tomé de la cintura y la pegue a mi cuerpo dandole un beso en los labios frente a él, sonreí con autosuficiencia cuando el se giró y se fue.

Me retire cuando ella entro al teatro, Me voy a mí práctica sin más los chicos como de costumbre se van con chicas que salen de los diferentes auditorios de los alrededores, solo chetto se va con su novia.

dijieron que se quedarían con ellas, asi que estare toda la noche solo, ni tan solo.

Voy por mi  pequeña, cuando me ve corre y me abraza, las chicas nos miran con cara de desprecio, bueno a ella porque nunca se me había visto con una chica, por lo general mis "chicas" eran de mi universidad, las encontraba en bares o lugares a donde salía a comer. 

No podía resistir, es bonita, luce irresistible,  nunca había tenido a una chica virgen y me daba pena por ello, me daba miedo meterme con una chica asi.  

Pasamos la tarde y noche viendo películas, mire el reloj y era muy tarde para que ella regresará a casa. 

— tengo mucho sueño — hablo bostezando.

— yo te puedo quitar el sueño por un momento. —

Me miro curiosa. — ¿Cómo? —

la tomo y la deposito en la amplía cama, me subo arriba de ella abriendo su blusa de botones dejando el sujetador de encaje blanco, puedo ver sus pezones la boca se me hace agua, le quito el sujetador y meto uno de sus pezones en mi boca chupándolo y mordiendo suavemente, ella jadeo un poco, levanto su culito sexy permitiendo sacar su ropa interior.

Saco mi miembro y comienzo a tocarme despacio admirando su lindo cuerpo y sus piernas abiertas para mí.  

— tócate para mí... Por favor. —

Baja su mano despacio por su cuerpo hasta su punto sensible, abre sus labios con sus finos dedos.

Tenía los pezones erectos, rojos y hinchados, sus labios estaban entre abiertos dejando salir pequeños suspiros, sus dedos se alojaron dentro de su lindo sexo y en se momento quería ser esos dedos hundiendo mi pene en ella, solté un fuerte gemido imaginando la situación, estaba temblando al igual que ella soltando gemidos sonoros, estaba empapada.

Apenas venía lo mejor.



¡ERES UNA PERSONA GRANDIOSA!

YES DADDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora