Ocho

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— Quiero que me cargues. — extiendo los brazos.

—¿De verdad? —

—Si, por favor. — me mira sonriente. — Ya me cansé de caminar. —

Me toma entre sus brazos y me carga como recién casada, comenzamos a reír cuando la gente nos mira curiosos, estábamos en la universidad caminando hasta el estacionamiento y que te tenga cargada un chico tan popular como Rubén es motivo de chisme, toda esta semana he escuchado rumores a reventar por los pasillos, pero que importa.

El auto habitual de siempre está aparcado cerca de los árboles, me metió en el auto y por la ventana cuando vamos saliendo de la universidad veo un mini negro con el chico nuevo, por primera vez en el día estaba solo.

Sigo sin entender como tantas personas estaban a su alrededor todo el día, no lo dejaban en paz ni un momento debe ser cansado.

Estaba tan perdida en mis pensamientos que no me di cuenta Rubén comenzó a tocar mis muslos por todo lo largo subiendo cada vez más hasta que sus largos dedos comenzaron a rozar mi ropa interior.

—Daddy... — lo mire suplicante por su toque.

Él suelta una risita y me da lo que yo suplicaba por tener, sus dedos acariciaron todo lo largo de mi intimidad dando un suave tanto y una buena dosis de placer.

—Ya no sigas, por favor. —

—¿Por qué?. —

—Se me está poniendo muy dura, me molestará al subir a la residencia. —

—Vamos a tú casa entonces. —

Me devuelve un sonrisa donde puedo ver sus dientes de forma perfecta.

                                                  (...)

Cuando llegue había música y ruido por todos lados, era un tanto caótico pero nada raro para chicos de universidad.

Tres chicos jugaban y cantaban en la sala, un chico de lentes y complexión robusta, un chico de cabello rizado y barba y otro más de ojos pequeños y una sonrisa que parecía pícara.

Se veían bastante algo pero él chico de ojos pequeños, el apenas era algunos centímetros más alto que yo.

Al darse cuenta que estábamos a unos metros de ellos nos miraron sonrientes.

—Donovan, un gusto. — sonreí en su dirección. 

—Es mi señora, no había tenido tiempo de presentarse. —

—Mangel Roger, un gusto. — hablo el chico de lentes de forma amable.

—Alex, un gusto, Donovan. — hablo ahora el chico se sonrisa pícara.

—Chetto, un gusto. — hablo ahora el chico de pelo rizado.

—Ahora que todos se conocen me despido, cualquier cosa estoy en mi habitación con mi señora. — me tomo del brazo y me hizo correr por las escaleras arriba.

Al entra a la habitación se sacó la camisa de forma apresurada, me tiró sobre la cama y se abalanzó sobre mi devorando mis labios.


YES DADDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora