Capítulo 1

337 18 2
                                    

El mismo sueño

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El mismo sueño. La misma sensación de duda y extrañes que al juntarlo, hace un revuelo en mi estómago al despertar. Aunque después de estos años, se ha convertido en un regalo celestial de cumpleaños o eso quiero pensar. Cada año es lo mismo, debo terminar por acostumbrarme.

El ruido rechinante de la puerta de mi cuarto me hace obviar el hecho de que son mis padres tratando de entrar sigilosamente para sorprenderme, pero han fallado en el proceso.

—Ya los atrapé—les digo sin dejar de trazar las líneas rectas de mi dibujo.

Sus sonidos de decepción se vuelven quejidos, acompañados de pasos directos a la habitación.

—Te lo dije, Emerick. En cuanto sale el sol, ella se despierta. Es imposible ganarle—mi mamá lo dice acercándose a mí, lo que me desconcentra para seguir dibujando.

Sonrío cerrando la libreta con el lápiz dentro, dejándola por encima del escritorio, pero aun teniendo la mano sobre ella.

—Lo sé, cariño. Cada año es lo mismo, pero debemos ser menos obvios—mi papá contesta con un tono neutro, un poco bajo.

Niego escuchando sus estrategias para quitarme el hábito de darme cuenta antes de tiempo.

—Simplemente deberían rendirse. Yo no fallo—les dedico una amplia sonrisa, dirigiendo mi mirada hacia su contraste físico. Son tan contrarios que me hacen dudar en el hecho de que combinen tan bien.

La mano cálida de mi mamá me acaricia la espalda mientras me ve a los ojos con una sonrisa, haciéndome apreciar su color avellana.

—¿Qué dibujabas? —me pregunta al par de segundos en que nos miramos.

Ya debería saberlo, cada año lo mismo.

—El lugar que desconozco, pero extrañamente lo dibujo a detalle—elevo los hombros, sintiendo la cercanía de mi papá viniendo hacia acá.

—Tú tienes mucho talento, pero también mucho misterio—escucho decir a mi papá antes de sentir algo frío y cremoso en mi nariz. Entendiendo que fue él.

—¡Oye! —río dejando a mi mamá atrás para perseguir a mi papá y ver que agarró crema batida del cheesecake que siempre me preparan, para usarlo como inicio de guerra.

Aviento la libreta a mi cama para poder combatir con mis dos manos libres. Aprovecho la distancia del plato que está a la orilla de mi cama para agarrar también un poco de la crema batida y tratar de embarrársela en la cara, pero debido a su gran altura, lo hago en su camisa de pijama con dibujo de patitos.

Mi papá ríe, intentando cargarme, pero lo evito totalmente, amarrando mis pies en su pierna. Pareciendo que estamos jugando luchitas.

—¡Emerick! ¡Jane! ¡La ropa! —mi mamá ríe nerviosa por la lavandería, pero parece importarle poco porque prosigue a reír más fuertemente, mezclando las risas de todos en la pequeña habitación.

Arcángeles Infernales [1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora