Capítulo 12 [final primera temporada] ✔️

171 8 8
                                    

El viento congela en lo alto y hasta se siente filoso

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El viento congela en lo alto y hasta se siente filoso. Nuestra cercanía no puede aumentar, no puede cambiar al seguir uno pegado al otro sin tener opción. El ruido de la corriente rompiendo al impactar con sus enormes alas se intensifica.

—Agárrate—advierte antes de comenzar a dar vueltas en el aire, cubriendo mis cabellos en mi cara y provocándome terror al dejarme expuesta al volar boca abajo como un pájaro. No queriendo entrar en pánico decido no ver ni por un segundo y aferrarme a su piel, cerrando fuertemente los ojos.

El aire sopla en mis oídos, zúmbante, me escondo en su cuello volviendo a oler su aroma y arropándome con su calor corporal que es incluso más cálido que el helado viento chocando con nosotros.

—Ya puedes abrir los ojos—me lo dice al oído, malicioso.

Abro un ojo respondiendo, lo primero que veo es un paisaje único e inimaginable. Un piso de nubes en la oscuridad de la noche. Siendo similar a la vista de la ventanilla al viajar en avión. Aunque a gran diferencia de ello, esto se siente y se ve inimaginable, irreal, como un sueño o una fantasía al tenerlo tan cerca, tan cerca de poder tocarlo, de apreciarlo cercanamente.

Boquiabierta me quedo observando la maravilla ante nuestros ojos, los algodones enormes, la tranquilidad, me hacen admirarlo con ojos brillantes con una sonrisa encantada. Las ganas de tocar tal escenario se intensifican, justamente cuando descendemos y las nubes alineadas son irrespetuosamente arruinadas a nuestro paso, es cuando puedo alzar mi mano y tocar brevemente la nube desapareciendo, esparciéndose. Todo parece como un ficticio sueño.

Nos acercamos fugazmente a la punta de los inmensos pinos. La niebla por el frío es impresionante, la inclinación de nuestros cuerpos nos tambalea a aproximarnos a sus ramas. Al mirar hacia abajo todo parece tan pequeño, tan insignificante a nuestro paso, a nuestra altura aunque la oscuridad que yace me causa más admiración que temor al caer ahí mismo. El aire puro, los sonidos de la noche que pueden no ser resueltos completamente, pero están ahí para ser apreciados, contemplados con una intensidad como en la posición en la que estamos.

—Todo esto te hace libre. El poder admirar, experimentar, sentir. La libertad es señal de estar viviendo y no sólo sobreviviendo. Vivir sin reprimirte, sin tener límites—comparte su manera de pensar conmigo, orgulloso y sincero al mismo tiempo. Concuerdo con un gesto, sonriendo, viendo mi aliento.

—¿Sentirte elevado es estar viviendo? —se lo pregunto buscando su argumento, su ideología.

No me contesta, no responde corporal ni vocalmente. Sólo bajamos sin gestionar nada más. Al estar tan cerca de uno de los frondosos pinos lo toco, con delicadeza, sintiéndolo, pegándose a mis yemas y rasparme levemente. Veo las filas de árboles, las dimensiones, las posiciones con altibajos, permaneciendo con su color intenso, su altura, su historia al observar su tamaño.

Arcángeles Infernales [1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora