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El calabozo en el que pasé aquella noche no fue mucho, había vivido bastante peor en la calle, y el padre de Alex estaba muy pendiente de mí, además, la señora Jensen vino a verme cuanto antes trayéndome mi pijama y una manta, además de un comic por parte de Clay.

-Quería venir, pero no lo dejé, no creo que sea lo más apropiado

Lo comprendía perfectamente, la cárcel no era el sitio más agradable, ninguna madre querría ver allí a su hijo, yo tampoco querría que me viera así.

Al día siguiente comenzó el juicio, el juez determinó que Bryce y yo entráramos en un centro de menores en vez de tenernos en la cárcel, lo agradecía, aquello sonaba menos intimidante, aunque cuando me dieron el mono naranja, se me bajó la positividad un poco. Declaré un montón de veces, cada pocos días volvía al juzgado, parecía que esto no iba a terminar nunca, estaba siendo mucho más largo de lo que nunca había pensado. La señora Jensen iba a verme todos los días o cada dos días como mucho, me ponía al día sobre el caso, pero también hablaba conmigo de cosas banales, como si estuviéramos en el comedor de la casa; traía comics y se llevaba los anteriores, Clay siempre tenía un par de preguntas, o un par de anécdotas, con el paso del tiempo, su madre le dijo que no quería ser más un loro, así que comenzó a escribirme cartas,

"Querido Justin: Dios, me siento como un viejo haciendo esto, pero mi madre está harta de ser un walkietalkie, y como no te dejan llamar, es lo único que tenemos. Todo el mundo se ha vuelto como loco tras enterarse, los chicos están indignados, Jessica más que nadie, incluso sus padres, y la señora Baker... nadie pensaba que esto pudiera ocurrir, incluso yo, después de que me lo dijeras, no quería creerte."

No es que esperara que me escribiera sonetos, menos aún en la primera, por lo poco que conocía de Clay Jensen, costaba más arrancarle unas palabras de cariño que sacarle el corazón y que siguiera viviendo, así era él, pero al menos había decidido no ignorarme.

La siguiente mejoró un poco.

"Espero que los comics te estén gustando, te mandaría películas, pero no creo que te dejen verlas. ¿Duermes bien? ¿Comes bien? Espero que sí, mi padre sigue cocinando para cuatro, creo que cuando vuelvas vas estar consumiendo tappers hasta Navidad. Te echo de menos."

Corto y conciso, propio de Clay Jensen, aun así la releí cientos de veces, sobre todo las últimas palabras, las cuales encendieron mi corazón como loco. Lo cual aumentó en la siguiente, parecía que después de tres semanas, Clay comenzaba a flaquear.

"Te echo mucho de menos, Justin, no puedo dormir sin ti, ya no tiene gracia meterse con el equipo de béisbol, todo el mundo está amargado. Dicen que soy un borde, ¿cómo no voy a serlo? ¡Estás encerrado! ¿En qué cabeza cabe?"

El juicio tuvo al fin resolución, Bryce era culpable, pero solamente tendría unos meses de libertad condicional, aunque hubieras vencido el caso, aquello no me sabía a nada, debía haber estado un par de años en la cárcel como mínimo, me daba igual con joven fuera y cuanto pudiera influir en su futuro.

Yo no tuve la misma suerte.

Puesto que mi madre estaba desaparecida, la libertad condicional era algo que no estaba a la vista próximamente, al menos necesitaban unas pocas firmas, así me lo explicó la señora Jensen, yo le dije que no me importaba, lo comprendía, no quería que se sintiera mal. Estuve en el centro un par de semanas más, ya hacía un mes y algo más, igualmente le decía a la señora Jensen que no pasaba nada, estaba bien. Tras el fin del juicio, en el que Clay esperaba que fuera liberado, me llegó otra carta.

"Devolví la pistola a Tyler, menos mal, porque te aseguro de que ahora mismo volvía a casa de Bryce, sin estar tú para pararme. Mi madre no quiere contarme nada, me asegura que estás bien, pero no hay quien se fie de una abogada. Ya te lo dije una vez pero no puedo evitarlo, te echo de menos, espero que salgas pronto, porque te necesito"

Stereo Hearts {Clustin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora