Capitulo 48

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MIA

11 de Julio del 2016

La soledad y el silencio que albergaba la habitación estaba comenzando a ponerme los nervios de punta. Cada vez la esperanza de ser rescatada se desvanecia, quedando en el olvido.

Y yo no podia quedarme aquí.

Debia hacer algo.

Me habia dado cuenta de que todos los hombres tenían celular en sus bolsillos, lo notaba cada vez que entraban para asegurarse de lo que hacia. Mi plan era, o parte de ella, quitarle a alguno de ellos sin que se den cuenta y llamar a mi padre.

Algo me decía que no fuera tonta, no funcionaria.

Me levante de la cama y comencé a dar vuelta por la habitación mientras me rascaba la nuca. Estaba desesperada. Pero no oía nada. Fruncí el ceño.

Me acerque a la puerta y pegué mi oido en el, tratando de escuchar algo de allá afuera, se oían voces pero parecían provenir de alguna televisión. Cerré los ojos, debía arriesgarme. Tome el picaporte de la puerta y con lentitud lo giré.

Sentí un alivio cuando me di cuenta de que no me habían encerrado con llave, como siempre lo hacían.

Ahora venia lo dificil, abrirla.

No, no podia.

Esos hombres cargaban pistolas con ellos, sabia que si me descubrían no dudarian en apuntar la pistola justo en mi frente. Estaba aterrada.

Pero soy consciente de que debía arriesgarme, debía armarme de valor y abrir la puerta. Prefiero arrepentirme por algo que hizo a que por algo que no hice y quedarme con la duda de que habría sucedido.

Solté un suspiro y pensé en todas las personas que desea ver. Abrí con lentitud la puerta y asome un poco la cabeza, para ver si había alguien por ahí cerca. No vi nada.

Cada vez abría mas la puerta hasta que pude reconocer un hombre con su cabeza recostada en una mesa, en frente había un televisor, a si lado unas tres botellas que parecían ser alguna cerveza.

Miré por ambos lado, nadie. Salí de poco a poco, con miedo a decir verdad, y mirada cada esquina del lugar.

Parecía una casa, y tenia los muebles que un hogar por costumbre tendría. Sala, comedor, ventilador, un librero, una pequeña mesita entre los sillones, etc.

Entonces oí voces, quise regresar pero me di cuenta que estaban riendose en alguna habitacion, me acerque un poco y vi a tres hombres hablando animadamente, distraidos.

¿Como podian estar tan bien sabiendo que una chica inocente estaba encerrada en una habitacion, aterrorizada?

No les di mucha importancia y me acerqué al hombre que dormia plácidamente en la mesa. Cuando estuve lo suficientemente cerca, pude reconocer un pistola en la mesa. Cerré lo ojos.

Calma Mia, tu puedes.

Mi mano viajo por los bolsillos de su pantalón tratando de no despertarlo, desde afuera sentí llaves y lo que parecía ser un encendedor. En el otro bolsillo sentí algo de forma cuadrada, sonrei. La saque con cuidado, y cuando confirme que era un celular, sonreí.

Mi corazón se paralizó cuando escuche roncar al hombre, me había asustado. Suspiré aliviada y saque el celular de su bolsillo en su totalidad. Regresé con cuidado a la habitación en la que me tenían y cerré la puerta con calma.

¡Lo había logrado!

No puede ser, había sido demasiado fácil ¡que alegria!

Encendí el celular y le agradecí al cielo por no tener una contraseña para desbloquear. Iluso.
Me fui directo a las llamadas y marqué el numero de mi papá.

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