Capitulo 47

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MIA

Me sentía deshidratada. Débil. Sin fuerzas.

Estaba recostada en la cama mientras lloraba. Habia pasaso ya muchos dias desde que me tomaron,  mi cuerpo temblaba. Lo único que quería era estar con mi familia, era lo que mas anhelaba.

Mis ojos estaban algo hinchados, mi cabeza me pulsaba constantemente.

Ya no podia mas.

Queria salir.

Estaba volviendome loca en esta habitación. Necesitaba salir, o perdería los estribos.

Ni pensar que al principio me daba mal sabor de boca tener una persona que me estuviera siguiendo a todos lados.

No entendía muy bien el peligro que corría, no pensé que el hecho de que mi familia tuviera dinero influyera mucho en mi seguridad, ya vi que si. 

Me pregunto que estará haciendo James, ¿estará bien? ¿no le habrá pasado nada? Espero y no, si le pasara algo la verdad no se como reaccionaria. Pero entonces pienso en mama, y lo grave que estaba su situación antes de que todo esto sucediera, dios, sabia que la perdería, sabría que ya no estaría para lo que me resta de vivir, pero anhelaba despedirme de ella, no podía simplemente irse y yo estando aquí. Mi corazón se rompería, seria mas doloroso.

Yo necesito salir de aquí, y estar con ellos, con mi familia, con James.

Los extrañaba tanto.

Entonces de repente entraron a la habitación tres hombres, me senté asustada. Me miraron, indiferentes. Sus miradas no decían nada, no sentían siquiera lastima por mi. Mi instinto me decía que no era la primera persona que veían así, era obvio, ya habían pasado por esta situación.

Segundos después entro un hombre, muy bien vestido. Se veía algo grande, sus zapatos negros estaban increíblemente limpios, su traje negro bien planchado. Su perfume inundo toda la habitación, de esos aromas que te hacen estornudar.

-Cuanto tiempo sin verla, niña Evans-dijo con voz hostil, y una sonrisa tan sarcástica que asusta- Un placer

-¿Como sabe mi nombre?- pregunte asustada a lo que se rió. 

-Eres hija de John Evas, todos saben de ti- me sonrió cruzándose de brazos- Ademas, esto me confirma que no te acuerdas de mi.- ¿Que? ¿Acaso lo conozco? ¿En donde lo vi? - Ni lo intentes, eras muy pequeña para ese entonces.

-Supongo que eres el autor de todo esto-dije en bajito, lo suficiente para que me oyera. Aplaudió.

-Te subestime-dijo negando soltando una sonrisa. Uno de sus hombres le trajo una silla, el tipo la giro y se sentó en frente de mi, recargando sus brazos delante de el, en el respaldar.-Te ves muy mal, ¿tienes hambre? Estas muy pálida hija.

-No me digas hija-sentencie- ¿Que es lo que quieres?-pregunté con cuidado, sin alzar la voz.

-Venganza-dijo y se quedo callado por varios segundos, mirándome divertido- Creo que no entiendes nada, ¿verdad?-preguntó y negué.-Escucha, no es personal. No tengo nada contra ti, es con tu padre con quien debo saldar cuentas.

-¿De que hablas?

-Es una larga historia-dijo soltando un suspiro, entonces comenzó a narrar-- Esa empresa, que te mantiene a ti y tu familia, debía ser mía, no de ustedes. Tu padre es un maldito traidor, y me dio por donde mas me dolía.Por su culpa me quede sin trabajo, y sin familia. Te preguntaras, ¿que tiene que ver mi familia en esto? Bueno, mi hija tenia tu edad, pero de pequeña le diagnosticaron una rara enfermedad en el corazón, y al no tener dinero para pagar sus medicamentos, murió- dijo sin dolor, con una sonrisa siniestra en el rostro.

El GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora