7° Cosas que nunca cambian

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Habían pasado ya 15 años desde que toda esa bizarra historia de cambios terminó, 15 años de constantes peleas, rompimientos y reconciliaciones.


Ambos sin duda cambiaron a lo largo de todo este tiempo.


Kyle obligó a Cartman a mejorar su dieta y además a hacer ejercicio, y aunque Eric se resistió por bastante tiempo (hasta su adolescencia de hecho) después de ver que un bronceado y con algo de musculitos, le coqueteaba a su judío, y éste todavía le siguió el juego un poco, decidió que tal vez el bajar de peso no le vendría nada mal, y como deporte para este fin, eligió Kick boxing, de esta forma podría partirle la madre a cualquier pendejo que dirigiera su pervertida mirada a su pareja. 


Por otro lado, Kyle dejó de usar su clásico gorro cuando ambos entraron a la preparatoria, debido a que durante una cita con Cartman, este le había dicho que, aunque odiara a los pelirrojos con el alma, lo cierto era que en él encontraba su cabello bastante lindo. Palabras sumamente homosexuales sin duda, pero eso motivó a Kyle a hacerse un cool corte de cabello para lucirlo con orgullo. También había crecido bastante, 1.85 en realidad, mientras que Eric sólo llegaba al 1.77 y aunque la diferencia de alturas no era tanta, ese problema no dejaba de molestar a Cartman hasta la fecha.


A pesar de todo, sus peleas aún eran el pan de cada día, es más, podrían considerarse como el sello de su relación. Incluso habían terminado cientos de veces, pero no demoraban demasiado en arreglarse. Cuando eran niños todo se resolvía cuando tomaban las manos del otro; en la adolescencia fueron necesarios bastantes besos; y como adultos, bueno, pues la habitación suele ser un buen lugar para resolver conflictos.

Pero, algunas cosas nunca cambian...




—¡¡¡¡¡CARTMAAAAN!!!! — Un hombre de abundante cabellera pelirroja caminaba furioso a través de todo el departamento de marketing. Los demás trabajadores desde el momento en que lo vieron salir del elevador con un montón de papeles en sus brazos y el rostro rojo debido a su ira; decidieron que era el momento para sacar de sus cajones y bolsos, pequeños tapones para los oídos y sus mejores auriculares para evitar escuchar los gritos que el Jefe del departamento de finanzas lanzaría al Director Creativo Eric Cartman.


Y dicho y hecho, no pasó más de un minuto para que la secretaria del Director se levantara de su asiento, tocara nerviosamente la puerta de su jefe para inmediatamente abrirla y dejar que el diablo de finanzas pasara. Kyle saludó amablemente a la mujer diciéndole que no tardaría mucho ahí adentro, y de inmediato ingresó a la oficina para azotar la puerta furiosamente.


—Dulzura, creí que habíamos acordado que no nos llamaríamos directamente por nuestros nombres en el trabajo. —Eric habló desde su escritorio, sin despegar en ningún momento la vista de los story board que su copy le había mandado en la mañana.


—Te hablé por tu apellido, no digas tonterías.


—También habías establecido que hablarnos de usted era necesario para mostrar que sólo somos simples colegas gritándose todo el rato. —Una burlona sonrisa se dibujó en el rostro de Cartman, sin dejar de analizar los papeles en sus manos.

Hit Me With Your Best Shot - KymanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora