8- Tragedia

25 8 0
                                    

Leila
Seguía bailando de una modo tal vez desastroso, al ritmo de la música. Hasta que escuché risas que opacaban ligeros gritos.

Salí corriendo de la mansión de Alice, me encontré con una multitud de gente alrededor de la piscina.

Me abrí paso y contemplé la escena petrificada.

Sarah se encontraba en el fondo de la piscina y no parecía expresar ningún signo de vida.

Quería salvarla, quería adentrarme en el agua y tomarla para llevarla a la superficie.

Lamentablemente no sabía nadar, al igual que Sarah, así que no tuve más remedio que gritar, pidiendo ayuda y contenerme para que las lágrimas no salieran.

Nadie parecía querer prestarme atención, ninguno de mis amigos estaba por ahí, entonces empecé a pensar en la idea de lanzarme en la piscina y tomar a Sarah, para que de algún modo pudiera salvarla.

¿Pero cómo?

Justo en ese momento, dios escuchó mis plegarias. Harry se había adentrado a la piscina para salvar a Sarah, esa situación, a pesar de ser tan frustrante, se torno a romántica.

La llevó hasta el borde y yo tomé a Sarah, con ayuda de Erik y Mariana que al fin aparecieron. 

Harry puso su mano un poco abajo del pecho de Sarah y empezó a presionar, e hizo el famoso boca a boca. Erik, Mari y yo estábamos llorando, era inevitable, nuestra mejor amiga estaba en una situación de vida o muerte.

Después de unos eternos 5 minutos, Sarah despertó y empezó a escupir agua.

Solo nos observó un par de minutos y se desmayó.

Le agradecimos a Harry, quien se encontraba extremadamente avergonzado, ya que él la había dejado sola cerca de la piscina.

No le dimos mucha importancia y nos fuimos corriendo  Erik llevaba a Sarah, cargada en sus brazos y nosotras tomamos nuestras bicicletas.

Decidí llamar a Maddie para que nos recogiera en auto, gracias a dios, mamá y papá estaban en una comida e iban a tardar mucho.

Pero no todo era color de rosa, ya que Maddie no respondía, la llamé 8 veces, no estoy dramatizando.

Al ver que no nos iba a contestar, no tuvimos más remedio que irnos en bicicleta y que Erik fuera trotando con Sarah en sus brazos.

Nos demoramos mucho pero llegamos. Con las llaves de la casa, abrí la puerta y subimos a mi habitación, donde Maddie estaba profundamente dormida.

Erik, el cual era el que se encontraba más cansado, puso a Sarah en mi cama y la abrigó.

Tomamos unos colchones y todos nos acostamos y nos dormimos, intentando olvidar lo que ocurrió.

Lamentablemente eso no iba a ser posible. 

Al despertarme, puedo sentir los ronquidos de Mariana, me levanto aceleradamente y despierto a todos menos a Sarah, para prepararle un suculento desayuno.

Todos nos lavamos la cara y empezamos a preparar todo.

Yo bato los huevos y los sazono, Erik se ocupa de los waffles, Mari se va a cocinar los huevos, calentar la masa de scones y Maddie corta la fruta.

Al terminar, una Sarah confundida se presenta ante nosotros. Nos saluda y decide sentarse, todos imitamos ese gesto y comemos sin decir nada sobre el suceso de ayer.

Mientras hacíamos el desayuno, le relatamos detalladamente el suceso de la fiesta a Maddie.

Cuando finalizamos, Maddie estaba muy preocupada. Nosotros también estábamos extremadamente inquietos, porque sabíamos que Sarah siempre mantenía una distancia razonable con el agua, así que una horrible y odiosa persona la empujó, solo faltaba que Sarah nos dijera quién fue.

Una playa en Francia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora