Erick
Comencé a despertar, un pequeño dolor de cabeza hizo que me mi cuerpo doliera. Con cuidado me senté en la cama. Mire a mi alrededor y nadie estaba allí. ¿Dónde esta Joel? Con mucho más cuidado me bajé de la cama y un terrible mareo hizo que tuviera ganas de vomitar. Rápidamente corrí hacia la puerta de mi habitación y cuando la abrí me quedé quieto, él estaba ahí.
- Joel… – susurre y mis ojos se humedecieron.
- Hola precioso – me dijo.
Sin pensarlo me acerque a él y lo abracé con fuerza. Sentí su inmediata respuesta, que hizo que mi piel se erizara.
- ¿Dónde estabas? ¿Qué pasó? – le pregunte mientras me alejaba de él para mirarlo.
- No pasó nada. Pero debo irme Erick – dijo. Lo mire aterrado.
- No, no. ¿Qué hay de mi alma? Aún no sé lo que quiero – dije rápidamente.
- Ya no quiero tu alma. Jamás podría llevarme tu alma.
- Pero hicimos un… trato – dije nervioso.
- Ya no más precioso, ahora yo me vuelvo de donde nunca me tuve que haber ido. Ellos me esperan.
- Te amo Joel, te amo y no quiero perderte – le dije mientras las lágrimas salían de mis ojos. Se acercó a mí y tomó mi rostro con sus manos.
- Es mejor perderme que encontrarme, precioso – dijo sin dejar de mirarme a los ojos.
- Bésame Joel, bésame – dije sin dejar de llorar.
Apenas le dije eso sentí su boca sobre la mía y la sensación más linda del mundo invadió mi cuerpo. ¿Por qué me había enamorado del diablo? ¿Por qué encontré el amor en alguien completamente imposible? Pero este es un imposible de verdad, no como pasa en las novelas. Que al final siempre termina con él.
Sus labios tomaban con cuidado los míos, mientras mis lágrimas mojaban nuestro beso. No podía dejarlo, no quería dejarlo ir. Levante mis brazos y los coloque detrás de su cuello, para acercarlo más a mí. Despacio se alejó de mi boca. Abrí mis ojos para míralo. Acarició mi rostro.
- Debes olvidar todo esto precioso, solo olvidarlo – me dijo y comenzó a alejarse más de mí. Algo tenía que hacer, él no podía irse.
- ¡Ya se lo que quiero por mi alma! – dije fuerte ya que él estaba casi llegando a la puerta. Se giró a verme – Quiero pasar el resto de la eternidad contigo.
Me miró fijo, para luego sonreír levemente. Yo también lo hice. Pero otra vez ese horrible mareo vino a mí, estaba vez no pude aguantarlo.
Corrí al baño y me arrodillé frente a retrete. Sentí como él se acercaba a mí. Cuando al fin ese horrible mareo se fue me puse de pie y lavé mi boca. Me giré a verlo.- No se porque, pero no dejo de marearme y vomitar – le dije.
Sus ojos miel tomaron un particular brillo. Se acercó más a mí y colocó su mano sobre mi panza. Mire su mano, para luego mirarlo a los ojos.
- ¿Qué sucede? – le pregunte.
- Erick, estás embarazado – me dijo. Por un segundo mi corazón dejó de latir. Lo mire bien. Él estaba bromeando conmigo.
- ¿Qué? – dije luego de un rato.
- Vamos a ser papás, precioso.
- Pero eso es imposible, nosotros solo estuvimos la otra noche y…
Claro que es posible, él es el diablo. Esto era increíble ¿Yo embarazado? Jamás pensé en ser papá, y mucho menos tener un hijo del señor diablo. Pero nada me hace más feliz que saber esto. Voy a tener un bebe, un bebe del hombre que amo.