Lo mire bien y se puso de pie. Sonrió levemente y camino hasta la puerta. Mientras caminaba me percate de lo que tenía puesto. Llevaba puestos unos pantalones de dormir y una musculosa blanca.
- ¿Cuándo y cómo te cambiaste? - le pregunte. Se giro a verme.
- ¿Cuándo? Hace 5 minutos mientras tenías un sueño erótico conmigo y ¿Cómo? Como todo el mundo - me dijo. Sentí la sangre en mis mejillas. Puede saber mis sueños.
- No, no eso - dije nervioso - Sino, que ¿Cómo, si no tenías ropa? - le dije.
De repente yo ya no tenía un camisón de seda negro, sino uno rojo. Rojo como el fuego. Me mire bien y luego lo mire a él. Sonrió de costado y me miro fijo haciendo que mi respiración se agitara.
- Eso responde a tu pregunta precioso. Y te ves condenadamente bien con ese camisón rojo - me dijo. Mi cuerpo ardió de deseo por él.
- ¿Puedes irte? Quiero dormir - le dije y me volví a acostar. Sentí que se acercaba a mí de nuevo.
- Hasta mañana precioso, que sueñes conmigo - me susurro al oído y besó mi frente.
Cuando sentí la puerta de mi habitación cerrarse, deje que toda esa tensión saliera de mi cuerpo. ¿Qué voy a hacer? ¿Qué es lo que tengo que hacer? Debo estar loco. Sí, creo que estoy muy loco. El Diablo en mi casa, sensualmente provocador, condenadamente sensual. ¿Qué va a ser de mí? Solo deseo que esto sea un sueño...
***
Joel
1, 2, 3 desaparece. ¡Woou, esto sí que es divertido! Maldita sea, me pone de muy mala gana no poder hacer eso, cuando tengo unas ganas tremendas de hacerlo. Barba, creo que vamos a tener que discutir esa pequeña cuestión hermano. Deje en la mesa el muñequito con el que estaba jugando y me recosté en el sillón. Ahora el debe estar pensando que es lo que quiere a cambio de su alma. Un excitante chico está durmiendo en la habitación que está a mi lado. Un chico extrovertido y audaz. Rachel diría que soy un pelele. Según ella, yo por ser el Diablo, ya tendría que tener un hijo. Como Dios. Una mujer a la cual mantener a mi lado por el resto de la eternidad. Como Dios. Rachel esta por así decirlo enamorada de un hombre llamado James, el cual también lo está de ella. Dice que ahora sabe porque las personas pueden llegar a morir por amor, es algo que se siente en medio del pecho y te hace sentir muy vulnerable. Algo que nunca me paso, porque no creo y no tengo ganas de enamorarme. Es muy cursi. Nunca estuve con una mujer, ni con un hombre, por el simple hecho de que nunca desee tanto a uno. Erick Colon en este momento es lo que más deseo de este mundo.
Erick
¡Maldita sea! ¡Maldito tren! Me senté en mi cama, mientras escuchaba como las ruedas del tren hacían un horrible ruido contra las vías. Mire mi reloj de mesa. 7:30 a. m. La misma hora de siempre. Lentamente, mientras mi cuerpo iba despertando sus sentidos y movimientos, me destape. Mi camisón ¿era rojo? No... mi camisón era negro.
¡Joel!
Rápidamente me puse de pie y salí de la habitación. Lo busque con la mirada, pero no estaba. Tal vez si todo haya sido un sueño y yo realmente estoy loco. Hasta que de lejos empecé a escuchar el sonido de la ducha. Me acerque y con cuidado abrí la puerta. El agua caía excitantemente por su bien formado cuerpo. ¡Dios, eso era mucho mejor que en mis sueños! ¿Cómo sería tocarlo? ¿Será real? Giro dándome la espalda. Mi mirada se poso en el final de su espalda. Un raro tatuaje, de raros colores, se movía con cada pequeño movimiento de su cuerpo. ¡Es maravilloso! Mordí levemente mi labio inferior.- Puedes pasar precioso - me sobresalte ante su profunda voz. Aun me daba la espalda - Si quieres, puedes bañarte conmigo - salí rápidamente de allí.
Entre a mi habitación, algo agitado, y cerré bien la puerta. Nervioso abrí mi closet y empecé a buscar ropa. Ropa, ropa ¡Maldita sea! ¿Qué coño es lo que voy a buscar aquí? Si mi ropa de trabajo está en el armario de la sala. Tocó 3 veces.
- ¿Si? - dije y seguí buscando algo que no iba a encontrar. La puerta se abrió.
- Hola precioso, ¿Cómo has dormido? - me pregunto y entró por completo. Sin mirarlo, ya que no podía hacerlo, tome una toalla y salí de allí. Salió detrás de mí.
- Bien, ¿Y tú? - le pregunte nervioso. Entre al baño.
- Excelente - dijo. Gire y cuando lo hice choque levemente contra su duro pecho. Su respiración choco contra mi rostro. Me miro fijo.
- Se hace tarde para el trabajo - dije y me aleje de él.
- No, ya no - dijo. Lo mire extrañado. El teléfono empezó a sonar. Lentamente me acerque a él.
- ¿Hola? - conteste.
- ¿Qué hace mi amigo? - dijo con voz chillona. Respire aliviado.
- Chris- dije y sonreí levemente - ¿Dónde estás? - le pregunte.
- Buen día, ¿Cómo has estado? Que yo sepa no dormí allí anoche - dijo. Reí por lo bajo.
- Buen día amigo, estoy bien ¿y tú?- le pregunte. Rió divertido.
- Bien, muy bien - dijo pícaro. Con eso ya me di cuenta a que se refería.
- Estas con Zabdiel- dije afirmándolo.
- Pues claro que si - me dijo y rió - Te manda saludos.
- Igual - dije divertido.
- Oh, antes de que me vaya de tema - dijo
- Como siempre - le dije. Se quejo - Bueno, ¿Qué pasa?
- Tenemos vacaciones - dijo. Mire a Joel y él me sonrió.
- ¿Qué? - le pregunte. Escuche un gruñido frustrado de mi amigo el Diablo. Lo volví a mirar y me hizo un gesto de molestia.
- Si, no sé que le pasó a Samuel que le dieron vacaciones y nos dio vacaciones a todos - me dijo.
- ¿Me estás hablando enserio? - dije sin poder creerlo aun.
- Lo mejor de todo es que tenemos salario incluido. ¡Vacaciones pagas Erick! - dijo emocionado.
- Es grandioso - le dije emocionado también.
- Te lo dije - me dijo Joel. Sonreí por lo bajo.
- ¿Estas con alguien Erick? - me pregunto Chris. Volví mi cabeza a la conversación.
- Mmmmmh, si - le dije después de unos segundos.
- ¿Con quién? - me pregunto cómplice.
- Alguien... - le dije como para no darle importancia.
- ¡Precioso! ¡Apúrate cariño, el desayuno se enfría! - dijo fuerte. Me gire a verlo.
- ¡Esa es la voz de nuestro nuevo jefe en Administración, Erick! - dijo sin poder creerlo mi amigo.
- Bueno, sí. Es él - dije y deje de mirarlo. Chris rió
- No puedo creerlo, ¿Y qué tal? ¿Es bueno? - me preguntó. Reí con ganas. Si ella supiera que no puede tener sexo. Creo que se muere.
- No lo sé. No me acosté con él - dije y le dedique una fija mirada. Sonrió divertido.
- ¿Cómo que no te acostaste con él? - Dijo como si eso fuera imposible - Erick, ese hombre está que arde
- Lo sé, lo sé. Pero no pasó nada - le dije.
- Pues, aun no puedo creerlo - me dijo. Ambos reímos.
- Bueno amigo, gracias por la noticia. Voy a seguir durmiendo - dije. Chris aclaro su garganta.
- Si, claro. Como si fuera fácil dormir con un súper bombón en tu casa - me dijo. Reí divertido- Yo también voy a seguir durmiendo
- Sí, claro. Mientras tienes en la cama a un maniático del sexo - le dije. Soltó una carcajada.
- Le diré eso a Zabdiel - dijo divertido- Adiós amigo, nos vemos luego
- Claro cariño, adiós - dije y colgué. Lentamente me gire a verlo.
- Hablan como cotorros - me dijo. Sonríe levemente.
- ¿Cómo hiciste eso? - le pregunte. Silbó haciéndose el tonto - Voy a bañarme
- ¿Necesitas ayuda? - me pregunto. Mis pasos se congelaron - Podría pasarte la esponja por la espalda
-Pame Pérez-