- Eres muy gracioso - dije sin dejar de reír. Él también comenzó a reír.
- ¿No me crees? - Me pregunto en medio de una carcajada
- No - le dije divertido y negando con la cabeza. De repente dejo de reír, provocando que yo también dejara de hacerlo.
- Pues deberías - me dijo mientras me quemaba con la mirada. Sentí mis piernas temblar.
- ¿Sabes? Se me hace tarde para el trabajo - le dije y comencé a caminar sin dejar de mirarlo - Muy buena broma amigo
- Erick, por mi - me dijo. Me gire a verlo aterrado ¿Cómo sabía mi nombre? Yo nunca le dije mi nombre.
- ¿Cómo sabes mi nombre? - le pregunte algo asustado. Sonrió sin separar los labios.
- Ya te lo dije precioso, soy el Diablo - me dijo. ¿Acaso piensa que soy estúpido?
- Si quieres tener sexo solo dímelo, pero si pretendes llevarme a la cama diciéndome que eres el Diablo estás mal - le dije y seguí mi camino.
- ¿Tendrías sexo conmigo? - me pregunto. Sonreí levemente antes de girar a verlo.
- Claro, mírate eres tan hot - le dije bien pronunciado la última palabra.
- ¿Tan qué? - me pregunto.
- HOT Honestamente, Obviamente Te doy - le dije. Sonrió dejándome a la vista sus blanco y perfectos dientes - Pero señor Diablo, ahora tengo que ir a trabajar
- Lo sé, y voy contigo - me dijo. Lo mire bien.
- ¿Qué? - pregunte. Pasó su lengua sobre sus labios, excitándome.
- Me encanta cuando dices 'que', suena tan... - clavo sus ojos en mi cuerpo - HOT
Sentí mi cuerpo estremecerse ante sus palabras, sus ojos me calentaban con solo mirarme fijo. Pero, ¡por el amor de Dios! Hace menos de 5 minutos que lo conoces ¿Y ya estas caliente por él? Si que estás mal Erick. Sacudí mi cabeza y lo mire.
- Se me hace tarde - dije y camine. Él comenzó a caminar a mi lado.
- Lo sé, a mi también - me detuve a verlo - Samuel se enojara mucho si llegó tarde a mi primer día de trabajo.
- ¿Qué? - dije sin poder creerlo.
- No digas 'que', no puedo controlarme tan fácilmente - me dijo.
Este hombre es extraño, excitantemente extraño. Debo correr, alejarme y gritar. Antes de poder detener me gire a verlo.
- ¿Cuál es tu nombre? - le pregunte. Nos detuvimos en el semáforo. Él miro el mismo y al instante cambio de verde a rojo. Lo mire bien.
- Odio esperar que los semáforos cambien - me dijo sin mirarme. No, eso había sido casualidad.
- No sé que hago caminando contigo - dije y apure mi paso.
Lo perdí de vista, por suerte. ¡Dios, ese hombre sí que era extraño! Llegue a la oficina y subí hasta el último piso. ¡mierda, había llegado tarde!
- ¿Dónde estabas? - me pregunto Chris.
- Se me hizo tarde - le dije y entre del todo a la oficina.
- Samuel nos espera en su oficina, quiere presentarnos a nuestro nuevo jefe en Administración - me dijo. Lo mire algo extrañado y asentí. Entramos a la oficina del gordo Samuel.
Ese olor a humo y grasa de hamburguesas es horrible. Fruncí mi rostro ante el espantoso olor, Chris hizo lo mismo. Entramos y Samuel nos miro bien, nos entrego una mirada furiosa y luego nos apunto hacía el hombre que miraba hacía la ventana. Lo miramos bien. Se giro lentamente y cuando lo vi por completo, mi corazón dejo de latir. Levanto una de sus cejas y me guiño un ojo.
- El es su nuevo jefe en Administración - dijo Samuel. Mi boca estaba bien abierta hasta que reaccione.
- Buen día - dijo él. ¿Cómo puede ser? No, no, esto no es verdad.
- Buen día, soy Christopher Velez - se presento mi amigo. Yo solo lo miraba fijo, solo podía hacer eso. Chris me movió levemente.
- Soy Erick Colon - dije apenas. Él sonrió de costado y miro a Samuel.
- Bueno Samu, voy a ver unos papeles - le dijo y salió de la oficina. Sentí mi piel arder cuando paso cerca de mí. Chris se giro a verme.
- ¡Oye! ¿Qué te pasa? - me pregunto. Como pude me gire a verlo.
- Nada - le dije y salimos de allí.
Lo busque con la mirada. Necesito una explicación de eso, ¿Cómo hizo para estar más rápido que yo aquí? Antes de seguir buscando entre a mi pequeña oficina. Deje mi cartera y mi abrigo sobre el perchero.
Me acerque a la silla, pero esta se giro de repente, para dejarme al frente al hombre al que había estado buscando.
- Hola precioso- me dijo. Mi sangre se congelo.
- ¿Cómo mierda hiciste eso? - le pregunte. Sonrió provocadoramente.
- Ya te lo dije, soy el Diablo - dijo. Negué con la cabeza y me acerque a él. Lo mire fijo a los ojos.
- No juegues conmigo, ya no es divertido - le dije apuntándolo con un dedo. Miro mi dedo y abrió su boca. Lo tomo, lo mire bien. Mordió levemente la punta de mi dedo y me derretí.
- Mmmm, que malo eres. Me das miedo - dijo. Lo mire fijo, era solo moverme un poco más y tendría sus labios en los míos.
- ¡DEMONIOS! - escuchamos que gritó Samuel. Él miro hacía la puerta.
- No debe decir eso - dijo negando con la cabeza. Me miro - A ellos no les gusta, les molesta y mucho.
- ¡MALDITA SEA, ME CAGO EN EL DIABLO! - siguió gritando.
- Uuuuuh, eso me dolió - me gire a verlo. Levanto la mano y chasqueo los dedos. En eso un gruñido de dolor por parte de Samuel se escucho - Ahora se va a cagar en el mismo - dijo y sonrió. Chris entro asqueado a la oficina.
- Lo siento si interrumpí algo, pero eso fue ¡Asqueroso! - dijo tapándose la nariz. Lo mire bien - Samuel se acaba de hacer encima -
-Pame Perez-