4: Asedio y lamentos

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Capítulo 4: Asedio y lamentos

Parte I

-Ya veo… Bueno, será mejor que regr… -intentó decir SoulKiller, cuando una figura se lanzó sobre él-

El suceso cogió a ambos totalmente desprevenidos; No era de esperar ser atacados en mitad del bosque cuando el campamento estaba tan cerca. La figura se cernió sobre SoulKiller quien, a esfuerzos inútiles, intentaba zafarse de ella emprendiéndola a golpes, puñetazos y patadas. Kai, aún sorprendido, lanzó una patada en el estómago del animal que había sobre SoulKiller, lanzándolo así varios metros más adelante. SoulKiller se levantó y desenvainó el puñal romo, colocándolo en posición de combate y desafiando a la figura que le había atacado. La figura recobró la estabilidad tras la patada de Kai y se preparó para un nuevo ataque. Se lanzó directamente a la yugular de SoulKiller quien, con un quiebro, se colocó en el lateral del lomo del animal y le propinó un rodillazo en el estómago. El animal gimió y quedó en el suelo tendido, sin ser capaz apenas de respirar y mucho menos de levantarse.

-Quién eres y por qué nos atacas –dijo SoulKiller al animal-

-N..No soy nadie… t.. jajaj… tus amigos… es..tán.. mue..rtos aho..ra, se..gur..amente –dijo el animal entre quejidos.

Kai abrió los ojos de par en par y mató al animal pisándole la cabeza con su enorme fuerza. Ambos comenzaron a correr en dirección al campamento temiéndose lo peor y se encontraron con una pila de animales muertos, Ruth atemorizada en un rincón y Elve limpiando su espada, mientras el resto se despertaba, confusos.

-Atacarme a mí, con cuatro dientes y cuatro zarpas… -dijo Elve, sin dejar de limpiar su espada- Si es que estos bichos nunca aprenden…

Entonces, SoulKiller adivinó una sombra entre los árboles y le hizo un gesto casi imperceptible a Hans, que también se había dado cuenta. Entonces, tal y como ocurrió en el dormitorio, empezaron a aparecer gnomos por todas partes, pero estos con una mandíbula exageradamente grande. De repente, un grito rompió el silencio del bosque.

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH, MIS COJONEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEES! ¡QUITA, ENANO DE MIERDA, QUÍTATE DE ENCIMA! –gritó la sombra entre los árboles, tropezando y cayendo al descubierto y con los pantalones bajados-

Los gnomos desaparecieron y la… “cosa” del susodicho quedó al descubierto. Ruth empezó a reírse por lo bajo mientras todos reían a carcajadas por el ridículo tamaño del pene del hombre. SoulKiller colocó el filo de Kusanagi en la nuez del intruso, quien, con una bomba de humo, desapareció cagándose en las ilusiones y los ilusionistas.

-¿Pero qué cojones…? –dijo Elve- Eso era un espía ¿no?

-Tenía toda la pinta de serlo, así que deb… -empezó a decir Axel-

De repente y antes de que Axel pudiera terminar la frase, un gran estruendo rompió el silencio del bosque, seguido del clamor de la batalla.

-Parece que el asedio ha comenzado. Deberíamos marchar ya –dijo Kai, examinando su hacha en busca de melladuras-

-Muy bien… -dijo SoulKiller, sacando el libro de invocación de dragones- En ese caso voy empezando… Umbra alada qui quae que quod en suus sua suum caligatio tu celo, umbra alada segadora de animus a centum, umbra alada de suus sua suum silentium socius, aparece abhinc meus en tu gloria.

Sombra Alada apareció de entre los enormes nubarrones negros, aterrizando en el claro y lamiendo a SoulKiller de abajo a arriba, como quien lame un caramelo.

-Ya, ya, oye, que no soy tu desayuno –dijo SoulKiller intentando zafarse de la enorme lengua del mítico ser, mientras el resto reía la gracia del dragón, que parecía haberle cogido cariño a SoulKiller-

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