Sentir

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Ya se había acostumbrado a tener esos sueños... o más bien recuerdos. Jamás podría olvidar,  aunque quisiera, lo que sucedió ni a aquellas personas que conoció y apreció mucho, aún y cuando en esos momentos le hubiese costado un poco decirlo.

Ya no le veía sentido a su vida desde que lo había perdido todo: su hermano, su hermana, su madre, su padre, sus amigos. Pero teniendo en cuenta la razón por la que ahora continuaba vivo, no le quedó más que resignarse. Aunque eso significase que él ya no fuera feliz. Porque él solo era feliz si sus seres querido lo eran... pero ellos ya no están. De todas formas, no se arrepentía de lo que hizo en su momento, pues de esa forma sus amigos pudieron vivir su vida feliz y plácidamente, hasta que el tiempo la reclamó.

Aunque su propia vida tuvo que continuar, aunque no pudo ver crecer y vivir a sus amigos, guardaba en su corazón todos los malos y buenos momentos que pudo pasar junto a ellos. Le dolió mucho cuando ellos trataron de detenerle para que no se fuera, verlos de ese modo cuando tuvo que partir, y que él tuviera que resignarse a continuar sin su presencia o las tonterias que algunos de ellos solían decir y hacer, pero si se quebraba, podría causar un gran daño. Y no quería dañar aquello que sus seres queridos tanto amaban, al punto de hacer grandes maravillas por él.

No podía simplemente y eso es lo que lo frenaba de mostrar el verdadero dolor que sentía por su soledad eterna. Daba gracias a la naturaleza que rodeaba su casa, así nadie que estuviera siquiera por esos terrenos podría sentir los terribles desniveles de reiatsu que tenía por las noches, cada vez que tenía esos sueños.

Dando un suspiro cansado y triste, cambió su expresión acongojada y deprimente por su habitual máscara de seriedad e indiferencia, para luego salir de su casa ya con su uniforme de capitán puesto. Se dirigió a su escuadrón en el Seireitei y se preparó para otro día de rutina.

Cuando llegó a su oficina, luego de recorrer unos cuantos pasillos y saludar a sus subordinados por el camino, no se sorprendió de encontrar pilas y pilas de papeleo sobre su escritorio y alrededor de éste, cortesía de su "querida" teniente. Suspiró cansinamente y se dirigió a buscar a su irresponsable teniente.

-«A esta hora seguro estará bebiendo»-pensó Toshiro con una casi imperceptible sonrisa.

Conociendo bien a su teniente seguro estaría bebiendo desde la noche anterior.

"Conociendo bien..."

Su imperceptible sonrisa se borró inmediatamente.

Conocía muy bien a su teniente y eso es lo que más temía. Porque, aunque haya tratado, no había podido evitar encariñarse con ella... aunque jamás lo demostrase abiertamente.

¿Cuál era el problema con eso?, que él no quería encariñarse de nadie. Porque no quería sufrir más si algo les llegase a pasar, si por alguna razón les sucediera algo en alguna misión... o él tuviera que irse nuevamente. No podría soportar más pérdidas. Suficiente con que ya se desestabilizaba mientras dormía, no quisiera pensar en lo que sucedería si algo le llegase a pasar y él, aún siendo un niño a pesar del tiempo transcurrido desde que realmente lo fue, se desestabilizara aun más. Y si eso llegase a pasar, probablemente "ella" lo enviaría a otra parte, igual que la última vez, para evitar que algo ocurriera en ese mundo; para evitar que "él" lo destruyera.

No quería alejarse de alguien más de sus seres queridos... los pocos que tiene ahora; porque sí, aquella chica que estuvo con él desde antes de entrar a la escuela de shinigamis y que todo el tiempo lo trata de niño chiquito también es una de las pocas personas que realmente aprecia. Ella y su teniente son como sus hermanas mayores.

Aunque, ahora que lo pensaba mejor, no le gustaría que algo les sucediera por estar tan cerca de él. Tal vez sería mejor irse a otra parte, y, esta vez, intentar con todas sus fuerzas no encariñarse ni acercarse tanto a nadie.

Espíritus del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora