Las alarmas sonaban incesantemente, alertando a todos. La gente corría de aquí para allá, intentando llegar a las cápsulas de contención, y, los que no, corrían a reunirse con sus familias para pasar sus últimos momentos.
Los científicos abandonaban los laboratorios y ocultaban los planos y fórmulas del experimento, causante de todo el caos que en ese mismo momento estaba ocurriendo fuera, en el mundo. Por las calles, un pequeño niño corría junto con su padre, siendo llevado en brazos por éste. El hombre en cuestión era un doctor y científico muy renombrado.
En ese momento corría a toda prisa hasta un enorme edificio, lugar que era el gran laboratoio central de su gobierno. Mientras tanto, por detrás suyo, los edificios y las calles estaban siendo destruidos por los "Dragones de la Luna".
Mientras las personas huían despavoridas, entre gritos de terror, el hombre, manteniendo oculto el rostro de su hijo para que no viese tal horror, llevó a su pequeño al interior del edificio, bajando por unas interminables escaleras. Llegaron hasta el último subsuelo y se toparon con una puerta de "laser tridimensional" cerrada. El hombre tomó apresuradamente su collar y acercó la ficha rectangular a una consola al lado de la puerta. Al instante, su ficha fue leída y el acceso le fue permitido. Ingresó apresuradamente por la puerta y corrió un estrecho pero corto pasillo, hasta llegar a una gran habitación de blancas paredes y una gran máquina en el centro, la cual poseía como doscientas cápsulas de contención.
La tierra tembló, y el hombre tuvo que sujetarse rápidamente de un muro para no caer, mientras su pequeño se aferraba con fuerza a él. Las personas que quedaban allí y se metían a las cápsulas de contención, la mayoría conocidos del doctor, gritaban de desesperación y se apresuraban a ponerse a salvo dentro de las cápsulas. Pero esas cápsulas sólo se cerraban por fuera, de lo contrario, las personas dentro de ellas sólo quedarían en un estado de hípersueño pero su cuerpo iría muriendo gradualmente.
Pero eso no lo sabía bien el pequeño.
El científico se apresuró hasta la enorme máquina y se acercó hasta una de las cápsulas, subiendo inmediatamente a su hijo.
-¿Padre?-Le llamó el niño, con una voz suave pero asustada.
El hombre en cuestión no respondió y solo se limitó a recostarlo en la cápsula, mientras su hijo le veía preocupado.
Del techo y los muros, partes del concreto se caían a pedazos.
El niño no era tan tonto. Sabía bien lo que estaba sucediendo en esos momentos con el mundo, y aunque no quisiese, se estaba destruyendo. Pero el pequeño no comprendía lo que su padre hacía en esos momentos.
-Nunca olvides que te queremos... Shiro-chan.-Le dijo de pronto, mientras las lágrimas caían por sus mejillas y le daba una última sonrisa a su pequeño.
-¡Padre!-Gritó desesperado el pequeño, justo antes de que su padre cerrara la cápsula.
La tierra volvió a temblar y una de las vigas que sostenían las cápsulas de contención se desprendió, clavándose en el suelo, mientras la enorme máquina quedaba colgando de un solo lado.
Sin haber logrado todos cerrar las cápsulas, sin siquiera haber tenido tiempo de gritar, el suelo dió una sacudida y se hundió, llevándose a los que quedaron desamparados... hasta una oscuridad mortal.
Abrió los ojos de repente y se sentó agitado. Gotas de sudor cubrían su frente y su respiración era errática.
-Otra vez... ese sueño...-susurró al aire, mientras se pasaba el dorso de la mano derecha por la frente para quitarse el sudor. Miró a su alrededor y vio el hielo que cubría su habitación, dando un suspiro cansado. Deshizo el hielo, volviéndolo agua, mientras regulaba su respiración.
Desde que había vuelto a despertar, esas imágenes le perseguían incansablemente, estando presentes a cada momento.
Haciéndole recordar.
No se dió cuenta cuando comenzó a llorar, hasta que sintió las saladas gotas caer sobre su mano. Se llevó las rodillas al pecho, tratando de mitigar aquel dolor que aun sentía, y se las rodeó con sus brazos, dejando salir una muy pequeña parte de su dolor, llorando en silencio.
-Padre...-susurró en un suspiro triste, mientras ahogaba un solloso.
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-.- asco de capítulo pero whe~...
\(^o^)/ ¡Soy yo de nuevo! OwO Esta historia, como puse en la sinopsis, ya la estaba subiendo en “Amor Yaoi” pero decidí continuarla por aquí por problemas con mi cuenta TwT
7w7r Obvio que continuaré la de “El camino de los muertos” pero más adelante.
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Espíritus del pasado
Fiksi PenggemarLa historia oculta sobre la creación se descubrirá cuando menos lo esperen. Toshiro Hitsugaya no es quien todos creen, es mucho más de lo que cualquiera podría haber imaginado jamás. Con una carga muy grande para un niño, el pasado volverá una y otr...