7. Aviso.

169 17 16
                                    

Ámbar de repente se preguntó porqué demonios era tan díficil despegar ropa mojada del cuerpo. Eso no tiene sentido, se supone que debería resbalar.

Era como ese dilema para los que hablaban español y trataban de aprender inglés, ¿porqué "before" es antes y "after" después? ¡debería ser al revés!

Bueno, no importa.

Lo que sí importa, es lo que va a hacer para, bueno... sobrevivir. Su plan, ella no tiene ninguno en particular. Ámbar es inteligente, pero de mente simple, es algo que cabe resaltar.

Simplemente es aterrador. Sí, estoy aterrada. Ella pensó, abriendo el agua caliente de la regadera y dejando que ésta le caiga encima, relaje sus músculos y se lleve toda la suciedad fuera de su cuerpo. Sin embargo, no podía disfrutar de la sensación como le hubiese gustado, su mente divagaba en los ojos azules del chico del ascensor y el agua caliente escocía en sus heridas.

Esa máscara femenina, fría y ensangrentada era horrible. Espeluznante.

Ella lo había olido. Él ardió en rabia durante todo su encuentro y su voz escupía tanto veneno que parecía una serpiente.

Ellos iban completamente en serio. Por eso estaba tan asustada.

Tomó una botella de jabón líquido con dedos temblorosos, olor a vainilla suave y cremosa; comenzó a lavar su cuerpo, teniendo cuidado con las zonas heridas y sangrantes. Sin embargo lucía como un robot haciéndolo, ya que su mente seguía concentrada en su asuntito.

Puedo herirlo de gravedad si tiene un arma blanca y sólo es uno, pero... quitó el cabello de su rostro. Nada me asegura que sea sólo él, sinceramente lo dudo mucho. El chico del ascensor y mi perseguidor deben trabajar juntos.

Se recargó en la pared de la regadera, goteando agua tibia de su reciente ducha y las hebras abrazaban las curvas de su cuerpo como hilos de oro brillantes.

Sin embargo, aún si son ellos dos, podría hacer algo. No obstante, ¿qué podría hacer si uno tiene un arma de fuego? Sería un "adiós" inmediato para mí.

Además...

Tomó su toalla blanca de uno de los ganchos y se la enredó, apretándola ajustadamente contra su pecho. No puedo involucrar a Ailén a ninguna de las estupideces que haga. No debo ponerla en peligro.

Salió del baño con la punta de sus pies como una bailarina, tratando de no mojar mucho el piso. La tela era gruesa, y aún así ella podía diferenciar los tonos de púrpura y lo rojo de los moretones y cortadas que ese imbécil le dejó, através de su largo espejo de pared.

En sus hombros, en sus brazos, en sus piernas, en sus muñecas... no sabe como Ailén no lo notó cuando la vio entrar.

Llegó a su habitación, entró y cerró la puerta. Se retiró su toalla y se vistió con una playera blanca innecesariamente grande para dormir y unas bragas negras, solamente.

Cepilló su cabello húmedo, el cual caía hasta su espalda alta sin ninguna onda, sólo recto como una especie de cascada; frunció el ceño, le hubiera encantado nacer con rizos. Los encontraba encantadores.

Dejó el cepillo color chocolante frente a su espejo. Caminó al otro lado del cuarto y se dejó caer en su cama matrimonial, enredándose en las sábanas como un gusano. En su consciencia agradecía vivir en un edificio tan alto, así nada se podría meter por su ventana o algo parecido.

A menos que fuera spiderman.

- Bueno... veremos cómo nos va mañana. Oh mi bendita suerte. - susurró contra su almohada antes de caer dormida, finalmente.

Lesbian... Right? ||Creepypastas||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora