¿QUIÉN ERES TU?

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El aeropuerto como siempre, hallábase concurrido, se encontraba en plena faena diaria y la gente iba y venía esperando sus vuelos y el momento de huir desesperadamente del lugar. Pasajeros abordaban algunos aviones mientras que otros se limitaban a comprar sus boletos o como era su caso; esperar un vuelo retrasado.

Pasaban las horas y su paciencia luchaba por permanecer mientras caminaba por los pasillos de ese viejo Burgerking; una mesa era lo que necesitaba y rápidamente, al ver que la señora gorda y su ruidoso hijo se paraban, se sentó y ordenó una hamburguesa doble con papas y de compañía una taza de café; todo para llevar, excepto el café. Allí todo estaba más tranquilo, los niños jugando en el pequeño parquecito, algunos padres les tomaban fotos a la vez que estos sonreían, si, como niños. Siguió contemplando aquella escena cuando se dio cuenta de por fin haber encontrado aquello que buscaba, y allí estaba, la persona perfecta... Así que, tomando su pedido, habiéndose terminado la taza de café y pagado la cuenta; recogió su boleto aéreo y se apresuro ha alcanzarle; era un chico como de su edad, aparentaba tener más por sus lentes, pero quitándoselas seguramente se vería mas joven; debía tener aprox. 23 años pensó.

Acercándose rápidamente al joven, quien atendiendo una llamada se había distraído un poco, chocó con él como si de un simple tropezón se tratase, las maletas cayeron al suelo y este disculpándose con el rubio, solo pudo arriesgarse y colocar el juguete Burgerking en la maleta de este.

¿Qué usted no ve por donde camina ttebayo? –Decía un rubio de rostro bastante atractivo que llevaba unos lentes que le sentaban bastante bien, tres marquitas en sus mejillas le daban un aire adorable y vestía un traje negro de marca–. Le estoy hablando dattebayo –Continuaba mientras veía al individuo que le había tumbado, un tipo quizás de su misma edad, de piel pálida y extremadamente blanca, cabello negro como la noche y cuerpo elegante y formado, aunque de rasgos finos, sin perder su toque varonil y fuerte; con gafas de sol que no cumplían otro propósito que darle mayor elegancia, pues el aeropuerto estaba techado y vestía un blue jean y una chaqueta para el frio.

Eh, si... Discúlpeme –Decía el azabache mientras recogía los boletos de avión que seguían todavía en el suelo– ¿Boston? –Preguntaba mientras le entregaba el boleto al rubio, quien solo asintió con una sonrisa como si el enojo de antes hubiese desaparecido.

Gracias,¿Sabe usted en que puerta sale el vuelo a Boston? –Preguntaba mientras veía en el boleto el número de puerta para abordar el avión.

Puerta Nº 11. Yo también voy a Boston, es una gran casualidad, ¿no lo cree? –Decía sonriéndole mientras se preguntaba el porqué de las marcas del rubio en su cara.

Ah, arigato. Ya lo creo. Buen viaje –Decía, mientras el azabache acomodaba sus lentes negros, tomando de nuevo su comida y su maleta.

Pronto su reloj marcó las 21:00 en punto de la noche, el vuelo estaba pautado para las 21:20, así que se levanto para tomar la puerta correcta aun sin dejar de ver al rubio, quien con tres maletas no podía él solo y justo al momento de levantar la tercera, las demás caían al suelo por falta de espacio.

Es un dobe –Se dijo para si mismo, mientras le ayudaba con una maleta y tomaba de nuevo el juguete que había dejado en ella hace un momento.

–Arigato. Disculpe la molestia ttebayo –le sonrió al joven que observándole con lo que podía tomar como una mirada profunda, le sonrió a los segundos para contestar un simple:

–No hay problema –Tratando de dibujar su mejor sonrisa y viendo que ya era el turno del rubio por tomar la puerta respectiva, rumbo al abordaje.

Enamorado de un espíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora