JUNTOS OTRA VEZ

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En cuestión de segundos, una lluvia de balas azotaba por encima del rubio, el conductor había muerto en medio de los tiros y el carro sin control iba directo a estrellarse contra varios postes de luz.

–Hola Naru... –Saludaba el azabache intentando tomar el mando del auto al tiempo en que golpeaba fuertemente al peligris– Disculpa lo tarde –Sintiendo un fuerte golpe en su brazo derecho– Pero, tuve que ver donde estaba Shikamaru, ¿estás bien? –Mientras se volteaba y forcejeaba con Kabuto.

–Dime Uchiha, ¿dónde está el diamante? Entrégamelo y no lo mataremos... –Tratando de colocar la pistola en la cien de Naruto pero el azabache dio un movimiento rápido para tomar posesión del arma y atinar una bala en el hombro del oficial.

–NO SASUKE, no, por favor, onegai. No más muertes –Balbuceaba el rubio mientras cubría sus oídos, viendo con una expresión llena de terror y lágrimas al azabache.

–Después de todo, un médico es un médico... –Riéndose en la cara del azabache mientras este le tomaba con fuerza para sentarle al mando del auto.

–Tú manejaras o me encargaré de que vivas conectado a una maquina el resto de tu vida –Pasándose rápidamente hacia atrás para luego abrazar fuertemente al rubio, que en medio de la confusión y el terror, seguía temblando al momento en que sus manos rodeaban su cabeza y no dejaba de repetir una y otra vez lo mismo– No creas todo lo que te mostraron Naruto, debes confiar en mí... –Abrazando al tembloroso rubio y observando el sin fin de fotos y documentos alterados que le involucraban en gran cantidad de delitos–, ya no llores por favor –Depositando un beso casto muy cerca de sus labios– Por favor, debes confiar en mi dobe –Colocándole en su pecho para luego apuntar la pistola al peligris, no sin antes colocarle el silenciador y evitar que Naruto escuchara el disparo– Lo siento Naru... Pero no puedo dejarle vivo –Pensaba viendo como la sangre descendía de la boca del pelilargo–. Sujétate de mí, Naru... Saldremos de esta, te lo prometo –Viendo hacia el frente como el auto estaba a pocos segundos de caer por un precipicio, lanzándose junto al rubio a través de una ventana.

–Sasuke, yo, yo no desconfié de ti. Yo creo en ti –Abrazándose fuertemente al azabache para luego desmayarse.

Ahora la prioridad era salir de allí, no tardarían en llegar otros desgraciados y con un rubio dormido en sus brazos y una herida en su brazo izquierdo, algo tenía que ocurrírsele, carros iban y venían, un gran camión pasaba frente a ellos. Esta era su oportunidad, que buena suerte tenía, después de todo eso era Naruto su amuleto de buena suerte.

Las horas pasaron con tranquilidad, al fin tenía un momento para descansar; el sueño se apoderaba de él pero abrazado al rubio, no quería dejar por un segundo de vigilarle. Temía por su seguridad, por su vida. Habían estado muy cerca de hacerle daño y en algún momento pensó que no llegaría a tiempo. No dejaría que eso volviera a pasarle, aunque el rubio le odiara por asesinar a uno más de esos mafiosos.

–Eto, hola –Abriendo lentamente los ojos para ver como el azabache al manejar, le tenía recostado sobre sus piernas, con su calidez y su olor embragándole y llenándolo de paz y tranquilidad– ¿Estas bien?

–Claro... –Abrazándole con fuerza–. ¿Tú estás bien? Espero no te hayan puesto una sola mano encima –Mirándole serio por todos lados, revisando su ropa y manos.

–SASUKE ¡¡¡CUIDADO! MIRA AL FRENTE CUANDO MANEJES TEME!!!

–Mmm, dobe –Riéndose para luego mostrarle que estaban montados en un auto; sobre una gandola transportadora, un estilo de grúa enorme– Jeje, te dije que confiaras en mi –Viendo como el rubio se sonrojaba dándose cuenta del lugar en donde se transportaban.

– ¿Sasuke? ¿Quiénes son esos tipos?, ¿De qué diamante hablaban? ¿Por qué te persiguen y quieren hacerte daño? –Viendo al azabache con preocupación mientras este una vez más se colocaba los lentes de sol.

–Trataré de resumir todo. A estas alturas ya tienes que saberlo. Yo trabajaba como espía para la CIA. Cuando comencé, me asignaron un grupo de compañeros espías, todo iba bien y cumplíamos con las misiones asignadas llevándolas a término. Pasaron algunos años y nuestra reputación creció dentro de la organización, pero de un tiempo para acá nos separaron y asignaron otro compañero para mí, o mejor dicho... Yo sería su compañero, su nombre es Orochimaru... Él es mayor que nosotros, habíamos hecho varias misiones ya, aunque no en conjunto y una de las últimas era proteger a un científico que al parecer había creado una especie de artefacto o chip con material de diamantes, que utilizado con un proyector, podía tomar energía solar para alumbrar toda una nación, ¿entiendes eso? Podía generar energía para todo un país entero mientras países como Venezuela, viven a oscuras debido a sistemas eléctricos en total caos. Ese genio chiflado es Shikamaru.

–Espera... ¿Todo un país? Es increíble dattebayo, debe ser muy inteligente ese tal Shikamaru... –Sonriéndole al azabache que le asentía con la cabeza para seguir con el relato.

–Sí, es mi mejor amigo después de todo, je... Bueno, como te dije, la misión era protegerle. Fue cuando le conocí y nos hicimos grandes amigos, pero algo comenzó a tornarse extraño, después de contactar y averiguar, supe que Orochimaru estaba intentado matar a Shikamaru para luego robar el diamante y venderlo a una empresa japonesa. Cuando intenté contarle todo a mis superiores, ya él se había adelantado.

–No te...

–No, no me creyeron. Entonces fue cuando decidí tomar ese avión, debía ir por Shikamaru y proteger el diamante en mi poder. De alguna forma supe en un principio lo que pensaban hacer contigo, moví fichas necesarias y por eso no aceptaron en el aeropuerto tu boleto. No quería que subieras a ese avión, eres inocente de todo cuanto ha ocurrido pero Orochimaru tiene más contactos que yo y allí estabas Naruto –Dijo mirándole seriamente y perdiéndose por segundos en sus ojos azul cielo–. Yo en mi carrera he matado mucha gente, gente que no vale la pena, gente muy mala pero nunca, óyeme bien dobe... Nunca asesinaría a una persona inocente –Mientras tomaba la cara del rubio para mirarle con tristeza y melancolía–. Si mate a todas esas personas es porque querían hacernos daño, espero... Algún día me comprendas y me perdones –Mirando hacia otro lado mientras lentamente pudo sentir como el rubio le abrazaba con ternura.

–No te preocupes Sasuke, yo... Yo no permitiré que nadie te hagan daño, nunca más... –Mientras le sonreía para luego robar un delicado beso de sus labios, viendo como el azabache quedaba en shock mientras un ligero sonrojo se apoderaba de sus mejillas–. Eto... ¿Y está herida? –Mirando como el hombro del azabache se encontraba totalmente lleno de sangre– Déjame verla...

–Duele un poco, pero no te preocupes –Viéndole sonrojado mientras el rubio cubría la herida con un trozo de su propia franela.

–Bueno estará bien mientras tanto ttebayo, pero debo curarte pronto o se infectará. ¿Y qué piensas hacer con el diamante?

–No lo sé. Lo tendré en mi poder hasta que se descubra la culpabilidad de Orochimaru, mi trabajo es demostrarlo –Dijo sonriendo despreocupado para colocarse los lentes nuevamente–. Ahora, creo que nos queda tiempo para dormir un rato. Trata de descansar. Que descanses Naru... –Tomando la mano del rubio para cerrar los ojos y dejarse llevar por el mundo de los sueños.

–Igualmente Sasuke –Sonriéndole para luego recostar su cabeza en las piernas del azabache, sintiendo una vez más aquella fragancia. Entonces se permitió cerrar sus ojos y confiar en aquel extraño individuo.

Enamorado de un espíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora