Querida mamá.

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Querida mamá, hoy más que una carta de amor es una carta de disculpa, hay veces en donde las cartas no son lo que queremos, así que para empezar, me disculpo porque esta carta no sea de amor.

Escribo esta cosa porque estoy creciendo, y crecer es duro, tan duro que te vuelves loco y no te das cuenta de que haces daño a los que están a tu alrededor.

Quiero disculparme, porque sé que he hecho cosas gracias a esa cosa llamada "adolescencia", la odio, porque me hace tener arranque de hora sin que yo lo permita, la odio, porque ya no me deja jugar por los cólicos, la odio, porque ha salido acné y a los chicos no les gusta, porque me veo al espejo y me siento fea, porque me empieza a preocupar lo que otros piensan, y son más y más problemas que a veces me desquito con la persona que amo.

Me disculpo, por todas las veces que te grité, sin entender por qué, sin saber el motivo, sin tener el derecho. Perdóname.

Me disculpó, por las veces en las que no te hacía caso, por las veces en donde la fatiga me ganó y no te hice caso, por las veces en donde estaba más interesada en revisar el Facebook del chico que me gusta, que por ayudarte a barrer la casa. Perdóname.

Me disculpo por hacerte cómplice de mis lágrimas de adolescente, por las veces que lloré por estupideces, por las veces en donde me decían "anoréxica", "granosa", "frentona", "delgaducha", "fea", "plana" y "desnutrida", por las veces en donde me decían esas palabras y me las tomaba tan en serio que lloraba son control, me las tomaba tan en serio, que dejé de lado cuando me decías "hermosa", "bebé", "princesa". Perdóname.

Mamá, yo sé que nadie es perfecto, pero lo intento, perdona si fallo en el intento, pero somos humanos, podemos crear milagros, pero seguiremos siendo pecadores, te digo esto de una forma metafórica, porque podré comportarme como una niña mimada, pero sigo siendo tu hija y te amo.

Perdona si te he dicho algo que te dolió, sabes que no es cierto.

Perdona si te he desobedecido, sabes que no fue mi intención.

Perdona si ya no soy la niña dulce y ahora digo esas malas palabras, sabes que la vida hace cambiar a las personas.

Perdóname si he llegado a faltarte el respeto, pero eres mi madre y eso no lo cambiaría por nada. 

Querida mamá, te amo, no es necesario que respondas esta carta, porque quiero que me perdones en persona, con uno de tus tibios abrazos y tus dulces besos.

Te ama, tu pequeña escritora.


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