Capítulo 4

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Era adoptada. Me llevaron a un centro de acojida. Dafne Sheffield era mi madre. Sue no puede tener hijos. Me lo han ocultado todo este tiempo. Ahora mismo no tenía otros pensamientos que no fueran esos. No terminaba de asimilar lo que había pasado allí dentro hará varias horas. Me sentía traicionada, avergonzada y lo único que quería era llorar y llorar. ¿Cómo se suponía que tenía que reaccionar? ¿Qué tengo que hacer ahora? Me sentía impotente. ¿Con cuántos años me dieron en adopción? ¿Por qué me dieron en adopción? ¿Cómo sería mi madre? ¿Quién era mi padre? ¿Tendría algún hermano o hermana?¿Por qué no intentaron buscarme y ponerse en contacto conmigo? ¿Se avergonzarían de mí?¿No me querían? Un sin fin de preguntas sin respuesta llegó a mi mente. ¿Sabría ella cómo me han ido las cosas? ¿Pensaría alguna vez en mí?

Me puse la almohada en la cara y tras pegar un grito de frustración, empecé a llorar. Ahora tenía dos familias. Una que no sabrá si quiera que me ha ido bien o que existo y otra que me dio un hogar y una ''familia" que siempre se preocupó por mí. ¿Qué debía de hacer ahora?

Cogí el móvil que seguía guardado en el pantalón y lo saqué. Marqué el número y antes de pulsar ''llamar" miré la pantalla dubitativa. Sabía que ella me escucharía y me diría qué hacer. Necesitaba que alguien me lo dijera, así que llamé.

-¿Beth, eres tú? Su voz sonó sorprendida al otro lado del teléfono.

-Si abuela, soy yo. Dije secándome las lágrimas.

-Oh, mi niña ¿qué tal estas? Un pajarillo me dijo que es tu cumpleaños hoy, felicidades cariño. Intenté sonreír pero lo único que conseguí fue llorar otra vez.

-¿Beth cariño, estás bien? La voz preocupada de mi abuela sonó al otro lado del teléfono. No me había dado cuenta de que no la había respondido.

-Hoy me lo dijeron. Hoy me dijeron que soy adoptada. Aún no me acostumbraba a oír esa palabra saliendo de mi boca.

-Vaya... ¿Y cómo te sientes cariño? Sin querer se me escapó un sollozo.

-Traicionada, avergonzada e impotente. ¿Cómo me lo pudieron ocultar durante tanto tiempo? Mi abuela suspiró al otro lado del teléfono.

-Comprendo como te sientes, pero tal vez no te lo dijeron antes porque no querían hacerte daño o hacerte sentir que eras diferente al resto. Pensarían que cuando fueras más mayor y más madura, lo entenderías y así podrías tomar una decisión. 

-¿Una decisión? Pregunté pensativa.

-Ahora que sabes la verdad, tendrás un montón de preguntas y conociéndote seguro que quieres respuestas. Ellos esperaron a que fueras mayor y así podrías decidir si quieres conocer la verdad o no, y en el caso de que la conozcas elegir qué quieres hacer con ella. Las cartas están encima de la mesa ahora eres tú quien tienes que decidir qué hacer. Pero antes de que tengas que hacerlo, piensa en quienes son los que te han visto crecer, los que te dieron un hogar, los que te quieren, los que son tu familia. La voz de mi abuela llegó hasta lo más profundo de mi ser.

Me sequé las lágrimas y me incorporé en la cama.

-Tienes razón abuela, como siempre. Gracias por aconsejarme. Noté una sonrisa al otro lado del teléfono.

-De nada cariño. Recuerda que pase lo que pase, siempre serás mi pequeña, mi niña, mi Beth. Sonreí y unas lágrimas se me escaparon.

-Te quiero mucho abuela. 

-Yo también te quiero mi niña.

Tras oír la voz de mi abuela, colgué. Me sequé las últimas lágrimas y me levanté de la cama. 

Tu sitio es estar conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora