Me desperté de un sobresalto al oír el ruido de las persianas al subirse. ¿Qué hora era? Abrí los ojos y me cegué por la luz que entraba por la ventana. Sue estaba subiendo las persianas y corriendo las cortinas de mi habitación.
-Por fin te despiertas. Vamos levántate y vístete. En 20 minutos te quiero lista. Dijo mientras me quitaba las sábanas de encima.
De mala gana me incorporé. Miré el reloj de pulsera que llevaba.
Las 10:30 de la mañana.
¿Qué hago yo levantada a estas horas después de haber estado de fiesta el día anterior? Sin duda, algo no cuadraba.
Como de costumbre, Sue cogió un spray y empezó a perfumar mi habitación. No sé por qué lo hacía, es decir, no es que mi habitación fuera un desastre y oliese mal, simplemente todos los días la perfumaba. Cada día de un olor distinto. Hoy al ser sábado, tocaba ''olor a agua de mar´´ que no sé por qué se molestaba en perfumarla con ese olor, porque yo no olía a nada.
Sue salió de mi habitación, tras perfumar mi cuarto y al fin salí de la cama. Entré al baño y observé mi aspecto en el espejo. Parecía un mapache, con el maquillaje de ojos corrido. Cogí una toalla del armario del lavabo y me di una ducha rápida para despejarme. Primero agua fría y despúes agua caliente. Podría quedarme así todo el día, pero tenía que estar lista en 20 minutos y no sabía ni para qué.
Apagué el grifo de la ducha y salí. Me enrollé en una toalla y me puse otra en el pelo para no gotear el suelo.
Salí del baño y me acerqué al armario. Abrí las puertas. ¿Qué me pongo? Fue lo primero que pensé. Tras estar un buen rato sacando y metiendo ropa del armario, decidí ponerme unos shorts vaqueros desteñidos, una camisa a la que le hice un nudo y unas Converse blancas. Entré de nuevo al baño y, tras peinarme y maquillarme, salí de mi cuarto.
Bajé las escaleras y entré en la cocina, donde Edward y Sue desayunaban. Estaban sentados en una mesa redonda de madera. Edward, estaba leyendo el periódico y tenía una taza de café encima de la mesa; Sue en cambio, revisaba las facturas del mes, mientras bebía una taza de té.
-Buenos días. Saludé mientras entraba en la cocina.
-Buenos días cariño. Felicidades. Dijo Edward sonriéndome sin levantar la vista del periódico.
¿Hoy era mi cumpleaños? Edward se levantó de la mesa y me abrazó sin dejar de sonreir. Le abracé mientras seguía sorprendida al no haber recordado que hoy era mi cumpleaños.
-¿Cuántos cumples ya? Me preguntó Edward sonriendo.
-¿17? Dije algo confusa.
-¿Por qué lo preguntas? ¿Es que no te acuerdas de tu cumpleaños? Dijo Sue mirándome sonriendo.
-Pues no... No sabía que era hoy... Dije casi en un susurro.
-No te averguences de cumplir años cariño, que solo son 17. Dijo Sue riendo.
Se levantó de la mesa y se acercó a la encimera de la cocina. Cogió algo y después se acercó a mí.
-Felices 17 cariño. Bajé la mirada y vi una pareja de tortitas en un plato. Dibujadas con sirope de chocolate las palabras ''Felices" y ''17" se podían leer en cada tortita. Había dos pequeñas velas colocadas en cada tortita. Me agaché y soplé las velas.
-Muchas gracias. Dije sonriendo mientras le daba un fuerte abrazo.
-De nada cariño. Dijo Sue tras darme un beso en la mejilla.
Cogí mi desayuno de cumpleaños y me senté en la encimera de la cocina.
-Buenos días gente. Dijo mi hermano entrando en la cocina.
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Tu sitio es estar conmigo
Teen Fiction¿Estarías dispuesto a recorrer medio país en busca de la verdad? ¿Aunque no fuera como tú esperabas? ¿Y si en se viaje, te enamoras? "-¡No sé cuál es mi sitio...!" "-¡Tu sitio es estar conmigo!" ATENCIÓN: PROHIBIDO LA COPIA, TRADUCCIÓN O ADAPTACIÓ...