La noche de Halloween: una bella noche donde la brujas salen libres por las calles, los hombres lobos buscan alimento (peleándose una que otra vez con algún vampiro), los fantasmas salían del panteón y buscaban a sus familiares para celebrar, espantapájaros adornaban los campos y los niños se preparaban para salir a pedir dulce o truco...
Louis, Louis, ¿dónde estás?—llamaba un pequeño azabache de tan solo 12 años con un disfraz de tigre, mientras buscaba a su hermanito por su gigantesco cuarto—es que acaso es espía...
Nuestro dulce azabache corría por todo su cuarto con tal de encontrar a su hermanito Louis, busco: en todo su baño, en su tipié, en su min-guarida que tenía al final de su escalinata, en su cuarto continuo (en el cual estaba su televisor y videojuegos) e incluso debajo del colchón de su cama rogando que no se encontrara ahí. Busco cuanto pudo pero los suaves toquidos de la puerta lo interrumpieron, así que corrió hasta situarse a un lado de su cama...
Hugo, ¿ya están listos?—pregunto una pequeña de escasos 9 años, entrando a la habitación de su hermano mayor con su lindo disfraz de princesa—él abuelo nos está esperando para llevarnos con mamá y papá...
¡Emma!, hermanita, princess, producto de los mismos padres, sangre de mi sangre, sabia y justa diosa de ojos cielo...—alaga el oji-verde, acercándose a su hermanita haciendo gestos con las mano de tal forma que se diera a entender el pedestal en el que la estaba poniendo—la más bella de los Agreste, Ángel de parís, luz de nuestras vidas, alma piadosa y...
¿Qué quieres ahora Hugo?—cuestiono nuevamente la pequeña de rubios cabellos, separándose un poco de su hermano mayor con los brazos cruzados y con una de sus tiernas cejas levantadas—
Bueno...yo...veras...je... ¡ayúdame por favor!—suplico nuestro Hugo, aferrándose a las piernitas de su hermana con una de sus famosas miradas de cachorro abandonado en medio de la lluvia—
Y ahora ¿qué sucedió?...Oh...no me digas que atascaste tu cola en la puerta del baño otra vez—sugirió la oji-azul dando un paso a su derecha y así librarse del agarre de su hermano, mientras colocaba una de sus manitas debajo de su barbilla de forma pensativa—aunque si estás aquí conmigo en vez de en la puerta del baño quiere decir una cosa... ¡TE MOCHASTE LA COLA!
¡TE EQUIVOCAS! y lo de la cola solo fue una vez...bueno dos...ya son tres...ja...cuatro...está bien, está bien ¡FUE TODO EL MALDITO DIA HASTA AHORA!—grito sumamente avergonzado el oji-verde poniéndose en posición fetal intentando recuperar el poco orgullo que le quedaba, no era ningún secreto que es súper torpe pero que se lo echaran en cara era una ofensa muy grave a quien portaba el apellido Agreste—bueno...dejaremos esto aún lado, en serio necesito tu ayuda...veras...lo que sucedió fue...que...no encuentro a Louis...
¡¿QUE?! ¡PERDISTE A LOUIS!—grito histérica la oji-azul, tomando a su hermano y zarandeándolo un poco—
Bueno...perder que digas perder, no...Fue más bien un despisté—respondió el tigrillo soltándose de las manitas de su hermanita, para recargarse en la cama y jugar con la cola de su traje—
Si es solo un despisté, ¿dónde está Louis?—volvió a preguntar la rubia cruzándose de brazos, mientras miraba muy enojada su hermano—
Vale, vale...no sé dónde está—confeso el oji-verde, dejando su jugueteo de lado para ponerse serio—es que no lo entiendo, le puse su disfraz y lo deje sentado en mi cama luego fui al baño porque ya me andaba y cuando regrese ya no estaba—platico el hijo mayor de los Agreste, indicando donde había sentado a su hermanito— ¿Qué le voy a decir a mis padres?
Tranquilo, vamos con el Abuelo—aconsejo la princesa tirando de su brazo, pero al ver que no cedía por el miedo de un regaño—Hugo, te aseguro que él sabrá que hacer...