2. "Harold"

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Capítulo 2 

Estaba parado, demasiado cerca de mí. Lo que solo causaba en mí, más nervios. Sus ojos verde oliva me miraban fijamente, mientras sonreía. Nunca había estado tan cerca de un chico tan guapo como él, nunca. Y era de esperarse quedarme como toda una estúpida, viéndolo sin decir nada. Me era realmente difícil asimilar que eso realmente estaba sucediendo.

―Hola―sacudió su mano en frente de mi cara, despertándome del pequeño transe que provocó en mí. ―Me llamo Harold―dijo sonriéndome, con una perfecta sonrisa. Dejando mostrar sus magníficos dientes blancos. Se sentó a mi lado y yo sólo lo observaba sin decir nada. Seguía confusa, ¿cuál sería la razón por la cual me habla un chico como él?  

― ¿Eres muda?―Pregunto un poco sorprendido, después de notar que no decía nada

―No―Dije tímida―.  ¿Quién te pagó?―pregunté antes de que el pudiera decir algo. 

Ian Cooper. Me gustaba tanto en octavo año. Siempre lo observaba en clase de literatura, fascinada por su extraordinaria belleza .Pero él no sabía de mi existencia, eso es lo que creía, eso es lo que demostraba. Una de las cosas de las que estaba totalmente arrepentida es haberle contarle a Ashley que  realmente, me gustaba Ian. Le pagó 40 dólares para que me hablará y me dijera que le pagaron por hablarme, también dijo que dejará de acosarlo  porque yo no le interesaba para nada. 

Desde entonces, ya no le decía a nadie quién me gustaba .En general, no confiaba en nadie. Trataba de que nadie me gustara, de no fijarme en nadie que nunca se fijaría en mí.  

― ¿Pagarme, qué? ―pregunto demasiado confuso, frunciendo el ceño.

―Sí, ¿quién te pago para que me hablarás? ―pregunté de nuevo, pero más claro. De seguro le habían pagado, por ir a hablar con la chica rara. ¿Esa vez quien sería Vanessa o Ashley?

― ¿Por qué tendrían que pagarme?

―Por hablar conmigo―le respondí, de nuevo un poco irritada

―Nadie me pago nada. ¿Por qué tendrían que hacerlo? ―de verdad no entendía o no tenía ni idea.

―Nadie habla conmigo. Suele ser raro cuando alguien lo hace―respondí un poco triste .Era verdad ¿a quién le gustaría hablar con la chica rara?

―Bueno, pues no entiendo por qué―dijo obvio.

 ― ¿A quién le gustaría hablar con la chica rara? ―pregunte un poco desesperada.

―No eres rara, solo eres diferente. Y a mí me gusta lo diferente―dijo seguro.  

Sentí como me ruborizaba un poco y en realidad no sabía por qué. En cierta forma no creía gustarle de esa manera. Lo había dicho por lástima, sí, seguro era por eso. 

― ¿Cuál es tu nombre? ―me preguntó después de un silencio un poco incómodo, en mi opinión.

―Brooklyn―respondí tímida. Era extraño hablar con alguien que no fuera Ashley y más extraño porque él había tenido la iniciativa. Él no dejaba de sonreír. Su sonrisa era tan hermosa que tenía unas ganas inmensas de sonreír también. Y no era usual que por mi voluntad sonriera.

― ¿Cómo Brooklyn, Nueva York?―dijo sonriendo.

―No, sólo Brooklyn―sonreí un poco apenada. Mi nombre era demasiado raro―.  ¿Por qué  estás hablando conmigo? ―solté rápidamente.

 ―No lose. Tal vez estoy cansado de hablar con personas que solo tienen mierda en la cabeza. ¿Sabes? Pareces ser la única que no tiene mierda en la suya―dijo mirándome a los ojos. Me perdía en sus hermosos ojos verdes. Eran tan increíblemente hermosos y claros. De un color verde oliva brillante y vivo.

Odio, Amarte tantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora