7. Rota por dentro.

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Capítulo 7

―Oye, ¿está bien si hoy te visito por la tarde? ―me preguntó, Harry avanzando en la  interminable fila dónde nos encontrábamos para recoger nuestro almuerzo, ya pagado.

―Más que bien. Sabes que puedes venir cuando quieras―dije sonriendo para seguir avanzando hacia la fila.  Mi padre días antes había ido a Australia por asuntos de su trabajo. No sabía por cuantos días o meses. Y bueno mi madre, estaba siempre en juntas. Mi madre se dedicaba a algo relacionado con las revistas de moda. Y no entendía muy bien de lo que se trataba el trabajo de mi papá. Pero los dos tenían que viajar mucho. Y  si no estaban viajando estaban “muy ocupados”

Espagueti con pollo y un poco de verduras, visiblemente no comestibles. La cocinera enfrente de nosotros con una verruga con tres vellos en ella y un diente que le sobre salía por el labio inferior, nos miraba con desprecio. Entonces nos apuramos en servirnos un poco de esa cochinada que ella había preparado.

―Si no tuviera tanta hambre, no me comería esto―dijo elevando la bandeja un poco, mostrando la putrefacción de comida.

―Sí, bueno la comida de aquí. Nunca ha sido buena―comenté caminando a  hacia la salida del comedor, sin ponerle atención a dónde me dirigía. 

Maldición. 

― ¡Qué carajo, te pasa! ―gritó furioso, limpiando su chaqueta manchada  de salsa de espagueti con varios trozos de zanahoria y chícharos. Ni siquiera se había fijado que había sido mi intención, haber tropezado con el pie de Vanessa―de nuevo―y echar todo mi almuerzo sobre él. Todos en el comedor tenían su mirada fija en nosotros. Me sentí pequeña e impotente, muchos me veían sorprendidos como si haya cometido el error más grande de mi vida. Porque ellos estaban seguros de que mi muerte estaba asegurada, y otros mantenían una sonrisa atrapada en sus labios. 

Me asusté más que el carajo, tenía miedo de lo que fuera capaz de hacerme por haber ensuciado su chaqueta, con salsa de espagueti.  Y pensé que mi torpeza no podía empeorar. 

―Yo lo siento…―dije desesperada tratando de limpiar su chaqueta con una servilleta. Pero eso lo había empeorado más, restregando la salsa por la tela roja y haciéndola más grande.

―Tus malditas disculpas no me sirven de nada―se quejó apartando mis manos de su chaqueta con desprecio.

―Cálmate Zayn, pareces una chica caprichosa a la cual se le ha pegado un chicle en la suela de su tacón―dijo Harry apareciendo a un lado de mí.

―Aghh―refunfuñó más furioso― ¿Entonces tú lavarás mi chaqueta?―exclamó apuntando con el dedo índice hacia a Harry.

―Claro que no. Pero tampoco ella―le respondió, refiriéndose a mí.  

―Ya, vámonos―susurró Harry cerca de mi oído, antes de sujetar mi antebrazo, y dirigirnos rápidamente, por el pasillo antes de que Zayn se diera cuenta de nuestra ausencia. Dejando a Zayn más que furioso, y se pondría mucho más cuando supiera que habíamos escapado de él. 

―Aghh―rezongué exasperada, sentándome pesadamente en una de las gradas que teníamos en frente. Ocultando mi rostro con las palmas de mis manos y mis piernas juntas sosteniendo mis codos.

― ¿Qué pasa? ―se sentó a mi lado y puso una de sus manos en mi espalda. 

― ¿Por qué tengo que ser tan torpe? ―levanté mi rostro hacia él aun sosteniendo mi cabeza con mis mano―En serio, estoy aliviada de que no me haya dejado morado el ojo izquierdo. Pero eso no quitaba que fuera torpe.   

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⏰ Última actualización: Jan 18, 2015 ⏰

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