Naruto aparca el auto en un estacionamiento completamente desértico. Prácticamente no hay nada; a excepción del auto completamente corroído por el óxido, el lugar se encuentra sin nada. A unos cuantos metros, hay lo que parece ser una casa abandonada. Está llena de grafitis sin sentido. Las paredes ni siquiera están pintadas, las ventanas están cubiertas por tablones que impide que pueda ver dentro y la larga vegetación solo me indica que esta casa no ha sido usada en años.
La desconfianza vuelve a mi cuerpo. Miro de reojo a Naruto. Apaga el motor y se gira a mí.
— Baja. — Me ordena.
— No lo haré. — Me afianzo al asiento. Literal, clavo mis uñas en el asiento.
— Baja. — Repite exigente.
— No lo haré. — Repito desafiante. Si cree que me voy a bajar como si nada después de ver a donde me trajo, está muy equivocado.
Él suelta un suspiro irritado. Abre la puerta y sale del auto. Miro espantada como rodea el auto y llega a mi puerta. Apresuradamente, tomo la manija del auto y la bloqueo. Él intenta abrirla, pero yo no se lo permito. Es tanta su insistencia que tengo que aplicar toda mi fuerza, tanta, que ya comienzan a doler mis manos. Alzo la mirada por reflejo y el espanto solo incrementa al ver su rostro furioso.
Al final, mi fuerza cede y él, de manera veloz, abre la puerta. Horrorizada, trato de pasarme al otro asiento, pero él me toma de mis tobillos y me jala hacia afuera. Me tomo del volante con fuerza y mi cuerpo se levanta sobre el aire ante los jalones de él.
Siento el calor comenzar a agruparse en mi rostro. Las manos comienzan a dolerme y comienzo a sentir como si mi cuerpo fuera a partirse en dos.
Tal parece que se hartó ya que, aplicando más fuerza, me jala con más insistencia. Al final, la diferencia de fuerza es evidente y termino cediendo.
— ¡No!
Me saca del auto y yo protesto. Me remuevo como un gusano tratando de que me suelte y pueda escapar. Él me toma de las muñecas con fuerza y me pone dándole la espalda. Una posición en el que él tiene la ventaja.
— ¡Joder que no te haré nada! — Espeta con fastidio, tratando de mantenerme quieta.
— ¡No te creo! — Harta, bajo la mirada, veo su pie y sin pensarlo dos veces, levanto el pie y sin compasión le planto tremendo pisotón.
— ¡Hija de...!
Protesta dolido. Por reflejo me suelta. Viendo la oportunidad, comienzo a correr con todas mis fuerzas. Tanto que le hago competencia a Usain Bolt. Solo logro avanzar unos cuantos metros cuando siento como unos brazos me rodean por la cintura y me alzan.
— ¡No! — Comienzo a forcejear, causando más irritación en él.
— ¡Ya basta, no te haré nada!
Cansado de que no me estuviera quieta, en un movimiento rápido, me coloca sobre su hombro como si fuera un saco de papas.
Camina con algo de dificultad, producto de mis pataleos, y se dirige hacia la casa abandonada. El miedo comienza a crecer en mi cuerpo. No tengo ni idea qué es lo que me hará, pero que estemos en una casa abandonada, en un lugar desolado y completamente destrozado, no da buena espina.
Abre la puerta de la casa y la oscuridad nos rodea. Me baja y antes de que pueda hacer algo, la luz nos ilumina, desorientándome un poco. Pestañeo varias veces, acoplando mi vista a la nueva iluminación.
El lugar está desértico. No hay ni un mueble.
— Histérica.
Pasa de largo de mi. Abre otra puerta que se encuentra más adelante y de ahí puedo ver una luz que ilumina a lo lejos y desde mi lugar puedo escuchar voces.

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Rebels
Fanfiction"Un verdadero espíritu de rebeldía es aquel que busca la felicidad en esta vida." - Henrik Johan Ibsen.