[¿Destino?]

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— Y bien, ¿Ya te adaptaste? — Pregunta Ino mientras ambas nos dirigimos al estacionamiento de la universidad.

— No en el primer día. — Suspiro algo desanimada.

— Lo dices por Uzumaki. — Levanta una ceja mientras me mira con reproche.

— Nunca esperé que así fuera mi primer día en una de las mejores universidades del mundo.

— ¡Qué esperabas, golpeaste al matón del rincón!

Guardo silencio. Sé que, si alego, Ino es capaz de matarme y después darme otro sermón. Sé que no estuvo bien lo que hice, sé que no fue la mejor manera de reaccionar, pero el escuchar a ese tal Uzumaki ofenderme solo por un accidente que él mismo provocó, hizo que me hirviera la sangre. Cosa extraña de mí, ya que suelo ser alguien tímida y callada. No me gustan y jamás me han gustado las disputas. Mucho menos la violencia. Uzumaki ha sido la primera persona que ha mandado al carajo mi paciencia de golpe.

Salimos de las instalaciones de la escuela. El frío aire nos pega a ambas en el rostro, meneando y des alborotando nuestros cabellos. Ino se queja y yo solo me limito a volver a acomodarlos. Bajamos los escalones y caminamos unos cuantos metros más para llegar a mi auto.

— Sigo indignada. ¿Cómo es que tú tienes un departamento para ti sola y yo tenga que compartir habitación con una desconocida? — Pregunta Ino mientras recarga su cuerpo en el auto que hay a un lado del mío. Me mira un tanto molesta e inconforme.

— Tal vez porque tu padre te castigó. — Respondo, muy a pesar de Ino.

— ¡No me pasó nada! — Refuta en su defensa.

Una risa se escapa de mis labios al recordar el día en que Ino regresó a casa de sus padres totalmente embriagada en Vodka y con el cuerpo totalmente mancillado. Su ropa estaba totalmente desacomodada, su labial estaba corrido y su aspecto era deplorable. Claro, que ella no recordara nada de lo que había pasado no ayudaba en nada.

Eso pasó aproximadamente casi 2 meses antes de que entrara a la universidad. Ante ese suceso, su padre canceló de inmediato el permiso que le había dado de vivir sola en un departamento. Un alivio para sus padres y una total ofensa para ella.

Los padres de Ino tienen una firma de abogados muy famosa en Inglaterra. Tienen los medios necesarios para tener a una hija un tanto caprichosa. El hecho de que casi no estén con ella y que haya sido prácticamente criada por niñeras, hizo que su comportamiento no fuera el mejor.

— La próxima vez acuérdate con quién estuviste. — Saco las llaves de mi auto del bolso de mi pantalón.

— ¡Que no estuve con nadie! — Exclama indignada. Algo que detesta Ino es que le recuerde lo que sucedió. — Joder; lo juro por el dios que exista, no me acosté con nadie. — Jura mientras se besa el dedo pulgar e índice.

— No me lo jures a mí, eso déjalo para tus padres. — Abro la puerta del auto al quitarle el seguro.

Ino hace una mueca y simplemente ignora mi comentario. Aún sigue molesta con ellos. No es de esperar que aún no se haya dignado a hablarles. Ni ellos a ella.

— Bye, guapa. — Ino le da unos golpes al techo del auto como despedida. — Te veo mañana.

— Nos vemos mañana.

Enciendo el auto y lo pongo en marcha. Pronto el cuerpo de Ino se vuelve diminuto para al final desvanecer entre la lejanía. Inflo mi pecho con aire y después exhalo, sacando toda la tensión que había albergado en todo el día.

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