Son tuyas ¿no?

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AYLEEN'S POV.

-No.-respondí secamente.- ¿Qué hago aquí?

-Nada.- dijo haciendo una mueca con la boca.

-Ya veo.- dije sentándome y recargándome en la pared.- ¿Me harías el favor de quitarme estas cosas de las manos y de los pies? No sé si te diste cuenta de que soy una chica y no un cerdo.- dije por cómo me tenía amarrada.

-Ok, ¿pero podrías dejar de ser altanera conmigo?.- dijo desatándome las manos.

-¿Podrías dejarme salir de esta casa, e irme a la mía?.- pregunté sabiendo la respuesta.

-No.- Claro, esa era la que esperaba.

-Ya te di tu respuesta. No.- dije, doblé mis rodillas, metí mi cara entre estas y con mis brazos las abracé y simplemente comencé a llorar. Sentí que el chico se retiró de ahí. Salió de la casa. Lloré por horas.

En realidad yo tenía hambre, eran pasadas de las cuatro de la tarde, según marcaba el reloj de la pared. Así que no había nada que me detuviera. Busqué la puerta de salida, creo que la encontré. Unas escaleras conducían a ella. Vaya suerte. Estaba cerrada.

Encontré otra, ¡todas estaban cerradas!, excepto una, el baño. Por dios, ¿Es enserio?

Fui a la cocina y en la barra habían unas frutas, tome una manzana y me senté en el sillón que estaba ahí. Observé a mí alrededor, la casa no era grande, es más, era un departamento en un edificio, ya que enfrente de mí había una pantalla de plasma, habían muchas películas, juegos y una consola debajo de esta, y a los costados de esta había dos ventanas alargadas, empotradas verticalmente, que dejaban a la vista muchos edificios.

Volteé a la izquierda y había una puerta corrediza donde había una pequeña mesa redonda de color rojo, al igual que las dos sillas que estaban con ella. Me acerqué y habían más edificios, podía ver a las personas trabajando y organizando papeles. Alado de ese edificio supuse que había un hotel, por las grandes letras sobre este.

-¡Hay por dios!.- dije al ver tal escena de sexo salvaje en una de las habitaciones. Una chica de espaldas a la gran ventana y el tipo metiendo su aparato reproductor en ella, haciendo que aquella chica se alzara casi por los aires.- Dios, dios, dios, jamás me volveré a asomar aquí.- dije mientras daba media vuelta y otra mordida a mi manzana.

Regresé del lado derecho de la habitación y había una ventana pequeña donde reposaba un cactus.

La puerta era de un color blanco, ligeramente más brillante que el de toda la habitación. Había una pequeña curva que llevaba a las puertas que había visto anteriormente y a la cocina, dedo decir que la cocina era bonita, era pequeña, la puerta era de vidrio, la abrí y había muchos cajones.

-Vasos.- dije abriendo uno.- Platos.- abrí otro.- Comida enlatada, especias, bowls. Vaya, que ordenado.- Habían dos cajones que abarcaban desde el pequeño techo hasta el suelo, lo abrí.- Guau, refrigerador y congelador.- atrás de mí se encontraba la estufa y unos cuantos cajones más, decidí abrirlos también.- Pastas, y salsas.

Al fondo había una pequeña ventana, no podía negar que el lugar estaba bastante iluminado, una casa muy linda.

Salí de la cocina y fui a la sala donde estaba anteriormente y me encontré con una grata sorpresa.

El chico estaba sentado con muchas bolsas a su lado, y revisando su celular.

No creo que fuese tan malo como para que me matara ahí en ese mismo instante si le hablaba.

-Ho-hola.- dije saliendo lentamente de la curva.

-Te traje ropa.- dijo seco sin apartar la mirada de su celular.- Puedes bañarte, por haya está el baño.- dijo señalando la puerta en la curva, la cual había abierto con anterioridad.

-Gracias.- dije pasando frente a él para recoger las bolsas.- ¿Puedo?.- dije pidiendo permiso para agarrar una bolsa.

-Son tuyas ¿no?.

Las tomé y me fui al baño, revisé las la bolsas y encontré algo lindo.

El chico tenía buen sentido de la moda, en realidad no sentía como si estuviese secuestrada.

Fear, Love, DANGER #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora