Capitulo V. Corazón de hierro

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Naruto se dirigió a la sala de espera para ver a su amiga, Sakura era una de las pocas mujeres que siempre había visto ser fuerte pero esa ocasión se veía tan quebrada que el sintió la necesidad de cuidarla, tal y como lo hacía cuando eran muy pequeños.

-Descuida Saku, el doctor ha dicho que Mebuki se pondrá bien, de verás – dijo animadamente el rubio dándole un pequeño golpe en la espalda a su amiga.

-Lo se Naruto – comentó la chica en un largo suspiro.

-Sabes, deberían de tomarse Mebuki y tú unas vacaciones – comentó alegremente el rubio.

-Hay Naruto tú solo piensas en divertirte todo el tiempo.

-No, hablo enserio, han estado viviendo en demasiado estrés últimamente, tal vez eso le ayude a Mebuki a relajarse un poco ¿Qué dices?

-No lo se, recuerda que doy clases y estoy en temporada de exámenes, además de que tengo que ensayar para la beca que...

-Mira iré la próxima semana a Londres a atender asuntos pendientes con un digamos que un amigo – se mofo.

-Querrás decir alguna chica – rió la pelirosa.

-¿Por qué demonios todo mundo cree que solo pienso en faldas?

-Vamos Naruto, eres tú, siempre ha sido así y supongo que así seguirá siendo jajaja.

-Eres cruel cuando quieres serlo Haruno, por supuesto que no – se cruzo de brazos el rubio – es un amigo, de hecho en algunas ocasiones te lo he llegado a mencionar y a él de ti, pero ambos parecen estar tan atrapados en su mundo que siempre terminan por ignorarme.

-Naruto, no seas infantil, hace mucho que las citas a ciegas pasaron de moda.

-Pero se que están hechos el uno para el otro, ambos son tan obstinados, siempre me agreden, ambos son mis mejores amiga y amigo respectivamente, los dos son unos prodigios en la música, ambos están siempre de ñoños en sus instrumentos, y jamás quieren salir con las citas que les consigo, son tal para cual – comentó Naruto con un puchero que ocasionó una risa en su amiga.

-Bien, si estamos hechos el uno para el otro el destino se encargara de encontrarnos a su debido tiempo – comentó la chica, mientras se hacía una trenza en su cabello.

-¿Lo crees de verdad? – pregunto asombrado el rubio.

-Claro que no, son tonterías, pero si no decía algo así seguirías molestando – se burlo la pelirosa, mientras ambos se dirigían a la habitación de Mebuki.

Durante los 5 días siguientes Sakura no se había despegado del lado de su madre; Naruto había pasado su estadía con ellas y había puesto al tanto de su vida a Mebuki quién no dejaba de reír de las travesías del rubio.

La tarde del jueves mientras Sakura se encontraba impartiendo clases a sus jóvenes alumnos, Mebuki recibió una llamada por parte de Sarutobi en donde le habían informado que Sakura había sido una de las 3 seleccionadas para la beca en Berlín.

Naruto que había estado presente al momento de la llamada, no dudo ni dos segundos en organizar una fiesta a su amiga por aquella grandiosa noticia.

Esa noche al llegar a su casa, Sakura se encontró con la sorpresa que Mebuki, Naruto e Ino le habían organizado, una fiesta sorpresa.

A lo largo de la velada, Naruto no dejaba de atraer la atención de los invitados debido a su "discreta forma de socializar" y su forma tan escandalosa de hablar, como siempre se lo había dicho Sakura; Sarutobi había estado la mayoría de la velada con Mebuki y Sakura, hasta que Neji se había hecho presente e invitó a Sakura a tomar aire fresco, ambos se dirigieron al balcón y abrieron las ventanas.

-Felicidades Sakura, sabría que lograrías estar dentro de los primeros lugares – la felicitó el Hyuga.

-Gracias profesor Neji, aunque no todo el triunfo ha sido mio, también se lo debo a usted y al profesor Sarutobi, así que un brindis por ustedes – comentó sonriente la chica chocando su copa de champaña con la del Hyuga.

-Estarás lejos tanto tiempo, no creo que esta escuela sea lo mismo sin ti, todos te extrañaran, yo te extrañare – comentó el pelinegro fijando sus ojos aperlados en los jade de ella.

-Profesor Hyu...

-Vamos Sakura, te lo he pedido muchas veces no me hables de usted.

-Ok, Neji...

-Suena mejor, aunque preferiría que me dijeras de otra manera – comentó en un suspiro.

-No creo que eso venga al tema – comentó en tono molesto la pelirosa, mientras encendía un cigarrillo.

-Creí que ya habías dejado de fumar.

-No, no del todo – comentó la chica fumando su cigarrillo.

-Saku, lo siento pero sabes bien lo que siento.

-Y tú sabes lo que yo también siento.

-¿Por qué te cierras siempre?

-No quiero cometer los mismos errores que mi madre, no soy tonta, mi padre no murió en la guerra, se que el infeliz debe estar como si nada en alguna parte del mundo, mientras mi madre sufría y truncaba sus sueños por mí.

-Mebuki es una excelente madre.

-Jamás lo he negado, pero como mujer siempre ha sido una tonta, vaya eso de creer que podría confiarle todo a una persona, esa tontería del amor no existe.

-Es una lastima que a tu corta edad pienses en eso Saku, no todos somos villanos como lo fue tu padre, si eso es lo que pretendes decir.

-No, claro que no, no todos lo son eso lo tengo en claro, el profesor Sarutobi es un ejemplo claro de ello.

-Me hubiese alagado saber que dirías mi nombre, pero coincido contigo en ello, Sarutobi es un buen hombre.

-Sí – suspiro la pelirosa – me hubiese gustado tanto pensar que mi padre era como él, pero cuando le preguntaba a mamá por él y veía el semblante en sus ojos, es claro que eso jamás fue así.

-Para no haber conocido a ese sujeto que desprecias tanto, has blindado muy bien tu corazón, no quiero que lo malinterpretes, pero... si algún día quieres abrirte para hablar de ello con alguien, sabes que soy tu amigo y lo creas o no, siempre estaré ahí por ti, te he tenido un cariño infinito desde que eras una niña, quizá no lo recuerdes pero cuando eras pequeña y yo venía a clases con tu madre, me obligabas siempre ha tomar el te – sonrió el castaño.

-Lo se y me disculpo por ello – suspiro la chica.

-No tienes porque disculparte, eras una niña solamente, con un cariño infinito por la vida, ojala en tu camino a Berlín puedas recuperarlo – comentó el chico, mientras se alejaba y dejaba a la pelirosa pensando.


KorobushkaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora