•My Dear Lover• ||JenSoo~

IV

Lisa despertó y acudió directamente a la heladera debido a el hambre con el que había amanecido, pero se detuvo al ver las tostadas que Rosé había preparado.

—Se las preparé a ustedes, espero que las disfruten—aclaró con una gran sonrisa decorando su rostro—. ¿Qué quieres tomar? 

—¡Gracias, Rosé! Yo voy a tomar un jugo de naranja, pero yo puedo servirlo.—respondió con su característica sonrisa.—Ya te has esforzado mucho y es suficiente. Iré a despertar a Jisoo, ya vuelvo.
Lisa volvió a su habitación y se acostó junto a Jisoo para poder susurrarle al oído que despertase. Esta se negó y la ignoró, pero Lisa no le hizo caso y se vio obligada a llevarla arrastrada hasta la cocina.

—Lisa... tengo sueño, quiero dormir- dijo JiSoo en un susurro— ¿Tostadas con meremelada?— preguntó Levantándose del piso.

—Recién hechas, Jisoo.— Sonrió— Espero que les guste. Debo irme, tengo cosas que hacer en casa. Cualquier cosa hablenme.— Rosé se despidió de ambas y fue hasta su casa para hacer unos deberes.

Ambas desayunaron y comenzaron a hablar de su boda, la cual cada día se hacía más cercana. Estaban tan emocionadas, que llegaban a dar pequeños gritos. Jisoo especialmente, se moría por saber a dónde irían a pasar su luna de miel, y, para describir a Lisa, emoción era poco.

— ¿Cómo es el lugar? ¿es muy lejos?— preguntaba Jisoo con intriga.—¡Ya quiero ir!

—Tranquila, querida. Falta poco. Solo unas semanas más y nos vamos.— decía Lisa intentando tranquilizarla— Yo creo que te encantará, y si, es un poco lejos.

En dos semanas se haría su boda, y ambas Querían que sea perfecto. Por más que supieran que todo sería hermoso, ellas tenían miedo de que no fuera así. "¿Y si pasa esto? ¿O esto? Todo saldrá bien, ¿verdad?" .
Pero ambas se amaban, y eso les daba la seguridad para hacer todo lo que quisieran.

•-•

Días después, ambas lograron su meta de mudarse juntas. Lisa, Jennie y Jisoo lograron verse más y arreglar sus conflictos.
Mientras Lisa se bañaba, Jisoo husmeaba en los canales de la televisión algo interesante para entretenerse. Y valla que encontró algo entretenido.
Jennie estaba en una entrevista con una reportera muy conocida en Corea.

Reportera: Y aquí estamos, con la amada Kim Jennie, que hace unas semanas volvió a su hogar. Y dinos, Jennie, ¿Qué planeas hacer ahora que volviste?

Jennie: La verdad que me gustaría recorrer más este amado país, pero eso será más tarde. Ahora estoy planeando irme de viaje por Europa, quiero conocer París.

Reportera: ¡París! La ciudad del amor, la llaman algunos. Destacando lo último, ¿Estas en pareja, Jennie?

Jennie: No. Tampoco pienso ir allí para encontrar a alguien.

«Ella debería conseguirse una pareja, se ve muy sola.»  Pensó Jisoo para sus adentros.

Terminó cambiando de canal, ya que eso la dejó aburrida.

Lisa salió del baño con un turbante en la cabeza, se dirigió a su prometida para sentarse con ella en el sillón.

—¿Que veías, Jisoo?

—Nada, realmente. Estaba viendo qué había de interesante. Pero nada, al parecer.

—Bueno. Vamos a acostarnos, Jisoo. Estoy muy cansada. Me ha dejado exhausta el ensayo de hoy y creo que deberíamos descansar bien para el de mañana.

—Tienes razón. Ve, acuestate. Voy enseguida.— Lisa asintió y se dirigió a su habitación para acostarse y poder descansar.
Jisoo había recibido un mensaje de Jennie, diciéndole que justamente el día en el que ella se casaría no podría ir, ya que iría de viaje a París. Jisoo, triste tuvo que agradecerle por avisarle tal noticia.
Revisó un poco sus redes sociales mientras tomaba un poco de jugo de naranja, para después ir a su habitación para ponerse su pijama. Volvió a la cocina y lavó el vaso usado y lo guardó. Apagó la tele y las luces del living y se fue a su cuarto. Ya estando allí, enchufó su iPhone y se acostó con Lisa en la cama.

—Descansa bien, Jisoo.— susurró mientras se daba la vuelta para estar cara a cara con ella.

—Si estoy contigo, siempre puedo hacerlo.— Respondió mirándola a los ojos.
Ambas conectaron sus miradas y se sonrieron, hasta que Lisa cortó la distancia depositando en los dulces labios de Jisoo, un beso.

Ambas descansaron como nunca, estaban muy emocionadas por hacer el ensayo y finalmente la muy esperada y ansiada boda. Querían pronunciar ese si de una buena vez y cerrar esa promesa de matrimonio con un hermoso beso, uno lleno de cariño y dulzura, pero sobre todo, amor.

Ambas querían irse a su luna de miel y disfrutar una de la otra, disfrutar cada beso, cada mordida, cada cosa de todo. Querían comer, bailar, jugar, cantar, divertirse, amarse como siempre quisieron hacerlo, sin tener que depender de nadie, sin que nadie opine de su relación, querían ser libres, ahora y siempre.
Ambas odiaban a la gente que opinaba de más insultándoles, molestándoles o de cualquier otra forma molesta. Los antiguos vecinos de Jisoo eran un claro ejemplo de la persona que les caía mal, por el más mínimo detalle de cariño que se daban, en un acto de envidia u asco, los vecinos llegaban a cortarle la luz. Y Jisoo tenía miedo, miedo de opinar y que le hirieran, miedo de defenderse y que le roben, o cosas similares que si los vecinos querían hacer, lo harían sin rechistar. Lisa los odiaba. Ella odiaba que le hagan sentir menos por como era, o por no dejarla opinar. Pero todo eso ya había terminado, ahora estaban en otro vecindario, con otros vecinos, en otra casa y lo mejor; juntas.
Estaban juntas y nada ni nadie era capaz de separarlas en ese momento. No ahí, no ahora.

No ahí, no ahora.