Christopher
Baje las escaleras y fui directamente por mi mochila que estaba recargada debajo del sofá. Revise que tuviera todo lo necesario, me di media vuelta y solté un grito cuando veo a mi madre con una mascarilla verde.
- ¿Por qué todas las mañanas es lo mismo? –digo riendo mientras coloco una mano en mi pecho.
- No tengo la culpa de que no te acostumbres a esto. –se apuntó a ella misma-. Después tendrás una mamá súper modelo y ahí es cuando yo no te reconoceré. –dice de una manera digna.
- Mamá, debes dejar esas mascarillas por una vez en tu vida. –Camine hacia la mesita de centro-. Me comenzare a llevar el auto. –dije mientras tomaba las llaves.
- Está bien, creo que a tú padre no le molestara. –Dice observándose en el espejo-. ¿Crees que deba colocarme más mascarilla por aquí? –Se apuntó a los costados de sus ojos-. Las arrugas se me borraran. –dice para sí misma.
- Madre, no me interesa. –digo leve y camine hacia la puerta.
- Oh... Christopher. –Volte a verla-. Llamo Nancy, dijo que te avisara que ahora pases por ella. Tal parece que tuvo un problema con su auto y no podrá irse en él.
- Está bien pasare por ella. –sonrió-. Nos vemos, madre.
Ella solo me indica con la mano que me fuera y yo solo rodeo los ojos.
Amo demasiado a mi madre, a pesar de que cada día cambie de mascarilla por otra más extraña con tal de verse más joven y bonita. No toma mucho en cuenta que mi padre la ama tal y como es, supongo que ese es el verdadero amor, aceptar a las personas como son.
Mis padres son María y Felipe, los dos se aman, se lo demuestran cada vez que pueden. También, quieren lo mejor para mí, por ejemplo dentro de lo académico. Yo quiero terminar mis estudios aquí en Tucson, Arizona. ¿Desgraciadamente? No creo que sea así, mis padres quieren que vaya a Boston para iniciar y terminar mi universidad haya. Yo quiero estudiar Arquitectura, me encanta diseñar, tener la oportunidad de dirigir un grupo de constructores para hacer empresas, edificios, casas. Me encanta dibujar, tengo algunos planos guardados en mi habitación. Lo primero que quisiera hacer es: construir mi propia casa, donde pasare el resto de mi vida con la mujer que amare por el resto de mis días.
¿Lo malo? Que todavía no entro a la universidad y la mujer que amo es un tema realmente es algo delicado que prefiero no pensar en eso.
Fui directo a mi auto, en realidad el auto es mío solo que mi padre no me deja usarlo mucho. Abrí el auto y metí mi mochila en el asiento delantero y después cerré la puerta para ir a la casa de enfrente donde viven Los Andrade.
Mi segunda familia, así que yo nunca me molesto en tocar la puerta porque soy bienvenido, hasta tengo una copia de la llave, justo como Carlos tiene de mi casa. Entre y cerré la puerta atrás de mí.
- ¿Alguien despierto? –grite y justo en eso escuche alguien que empezó a toser en la cocina.
Camine hacia ella y vi a Melanie ahogándose con el jugo que había bebido ya que tenía un vaso de jugo en su mano.
- ¿Necesitas algo? –dije preocupado ya que su rostro se tornó muy rojo por tanto toser, yo fui a ella y le di algunas palmadas en la espalda.
- Yo... -suspira-. Estoy bien. –me miro y luego agacho la mirada al suelo.
Siempre hace lo mismo, desde aquel día. Ya no volvimos a tener el mismo contacto, siempre que estoy cerca se comporta muy raro, nerviosa, prefiere desviar la mirada. Simplemente es como si nunca hubiéramos tenido nuestra amistad.
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El Secreto de Amarte
Teen Fiction"El rechazo es lo que más duele". Eso es lo que siempre han pensado Melanie Andrade y Christopher Velázquez. Un juego todo lo cambiara. Un nuevo amor pronto llegará. Cartas él recibirá.... Sin saber el emisor... él las amará. En sus manos está la...