Capítulo 12

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Camino por las calles de Tokio, las lágrimas caen por mis ojos mientras me pregunto una y otra vez ¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste Midori?

Aunque mi relación con ella haya terminado, aunque no hubiésemos sido nunca más pareja, la seguía queriendo. En este momento las ganas de seguir adelante desaparecieron, ya no busco a Kazuo por las calles, no busco su mirada, lo único que quiero es desvanecerme entre la multitud.

Algunas personas se frenan a preguntarme si me encuentro bien, pero lo único que logran como respuesta de mi parte es la completa nada, no les respondo, no tengo ganas de hacerlo, quiero estar en un lugar mejor. Despertar de una simple pesadilla, que todo lo que ocurrió sea un simple mal sueño, que ella aún siga presente entre nosotros, que no se haya ido.

Un sollozo sale de mi boca, junto con una lágrima que recorre mi mejilla y desaparece cayéndose de la misma. Así me siento en este momento, una persona que recorre su camino, pero luego cae en un pozo oscuro y sin salida, desapareciendo del ambiente que lo rodea.

Al llegar al hotel, me agarro de una de las paredes, sé en cualquier momento me caeré. Me estuve aguantando las ganas de dejar todo salir en el viaje, necesito ya estar entre las cuatro paredes de mi habitación, estar solo.

Entro al ascensor, no hay nadie, solo el espejo del mismo y yo. Me observo, me veo terrible, mis ojos se encuentran rojos de tanto llorar, pero eso no me importa, ya nada lo es.

Salgo cuando el mismo se abre en el piso indicado y me encamino hacia mi apartamento agarrándome de las paredes. Saco la llave de mi traje y la coloco en la cerradura de la puerta, esta se abre y entro.

En cuestión de segundos todo a mi alrededor se desmorona más de lo que ya estaba. No puedo respirar, lo agitado que estoy no me lo permite.

Cierro la puerta y me caigo de rodillas al suelo.

Allí entre cuatro paredes me rompo completamente.

Las lágrimas caen con libertad y los sollozos se hacen más presentes cada vez más. ¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste Midori? Me vuelvo a preguntar.

Culpable.

Aquello me duele cada vez más, es un peso que me quedará por el resto de mi vida, no obstante en este momento no me siento así, no me siento vivo.

Estoy completamente muerto por dentro.

Una luz roja comienza a hacerse presente en mi dedo meñique, y eso provoca que mis ganas de desaparecer aparezcan cada vez más. Intento sacármela aún sabiendo que no ayudaría para nada, con cada movimiento que hago mi alma me duele más, no logro absolutamente nada, el hilo no se mueve.

De qué sirve encontrar al amor de tu vida si las personas a tu alrededor van a sufrir.

Midori perdió la memoria y cuando la obtuvo de nuevo, eso la llevó a la muerte, y todo tiene que ver con el hilo, con el maldito deseo que pedí aquella noche.

Me siento extremadamente culpable de su muerte, y eso duele demasiado, siento que no voy a poder soportar tenerlo en mi mente, que su rostro aparezca cada vez que me valla a dormir, que me sienta perseguido por su espíritu.

Todo fue mi culpa.

—Desearía que esto nunca hubiese pasado —Digo, lamentablemente nada cambia, el hilo sigue brillando, y eso hace que las lágrimas sigan saliendo de mis ojos.

Camino entre pasos indefinidos hacia mi habitación, al llegar me recuesto en la cama aún con el traje puesto, ya nada importa. Sigo llorando, paso toda la noche así, hasta que unos minutos luego caigo completamente dormido.

El Hilo Del Destino / Editada ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora