Lance esperaba sentado en el coche que su familia había tenido desde que el tenía uso de su conciencia, su mochila sobre sus rodillas y la radio encendida con el volumen tan bajo que solo podía oír levemente los sonidos de una canción electronica. El moreno estaba jugando con las mangas de su chaqueta favorita que comenzaba a desgastarse, pero él seguía adorándola, nervioso e impaciente, tenía miedo de levantar la mirada y encontrarse ahí con lo que sería el nuevo lugar donde pasaría las siguientes semanas. Su madre había bajado del auto hacia unos diez minutos y hablaba con Coran, aquel doctor de cabello anaranjado que había atendido a Lance hacía unos cinco días; el moreno ya le había tomado cierto aprecio, todo porque el señor le resultaba familiar a su padre; cariñoso y lleno de bondad y una sonrisa que iluminaba toda la habitación.
La puerta del conductor se abrió y Lance por fin levantó la mirada para encontrarse con los ojos azules de su madre; ella estaba sonriendo pero no alcanzaba ni un poco a brillar como de costumbre. En los últimos seis meses, la vida de aquella mujer había ido en picada y su naturaleza de ser conocida por una persona fuerte, había muerto un poquito.
"Mi amor, ¿listo?" Preguntó ella como si a un niño de seis años le estuviese hablando, y Lance apreciaba eso. Lo único que quería era fundirse en los brazos de su madre.
Él no estaba listo, odiaba la idea de bajar del auto junto con sus pertenencias en dos maletas y una mochila del año pasado que ya amenazaba con romperse. Pero en la pasada semana, cuando Lance había intentado convencer a su madre y padre de cambiar de parecer para no ser llevado lejos de casa, él había escuchado por accidente una charla privada entre ellos dos, y se les había oído tan destrozados que Lance terminó por aceptar, no por que quisiera, sino porque no quería ser una carga mas, y si sus padres creían que aquel centro de apoyo y rehabilitación le ayudarían, pues el le daría una oportunidad. Aunque él sintiese que no fuese lo correcto.
Lance asintió, bajando del coche y sintiéndose más nervioso que antes. Rodeó el automovil posicionándose al lado de su madre, la cual tomó el rostro Lance con sus delgadas y huesudas mandos y le dio un beso cálido en la coronilla de su cabeza.
"Vas a estar bien ¿sí?" Le dijo ella, aunque parecía estar diciéndose eso mas a si misma mas que al muchacho. Ella no entendía cómo, su pequeño, su rayo de sol, el que iluminaba su hogar, estaba ahí, parado frente aquella casa que impediría que Lance intentase acabar con su vida una vez más. Ella se culpaba, por todo, por haberlo descuidado, por no ser la madre que él merecía.
"Te quiero, ma" Dijo Lance con una sonrisa de lado sin aquella naturaleza feliz en sus palabras, pero al menos estaba intentándolo. "Voy a dar lo mejor" Aseguró él, alejándose torpemente de ella.
Su madre asintió con lagrimas formandose en sus ojos y echó una mirada a Coran, que esperaba un par de metros apartado de ambos por Lance.
"Lo cuidaremos muy bien, lo prometo Sabrina".
"No me cabe duda" Dijo la mujer limpiando sus ojos con sus dedos temblorosos. Ella creía que la primera vez que viese a Lance dejar el nido sería cuando este asistiese a la universidad, dentro de un año. Pero todo había sucedido tan de repente.
Lance caminó un par de pasos, decidido a no voltear atrás, pero se volvió a su madre corriendo y la abrazó una última vez, fuertemente como si tuviese miedo de que, al soltarse, jamás volvería a verle. El moreno inhaló su aroma, olía a hogar y a amor, a dulzura y a felicidad y Lance solo quería vivir ahí por siempre, debajo de los brazos de esa mujer que era su centro de todo.
El moreno se separó de ella antes de que fuese mas difícil y se volvió al frente sin mirarle a los ojos, pues podría soltarse a llorar si lo hacía. Esta vez caminó hasta la entrada sin mirar detrás. Sabrina sentía su corazón apretujado mientras observaba la parte trasera de la cabeza de Lance, su cabello castaño claro hecho un desastre y su caminar forzado la hacia querer jalarlo de vuelta y envolverlo en una caja que dijera "¡Cuidado, altamente fragil!". Pero ella tenía que dejarle ir, si quería lo mejor para él. Coran la miró una última vez, una sonrisa llena de empatía y un asintimiento rápido antes de despedirse de ella y entrar a aquella casa.
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learning about us | klance vld
FanfictionLance McClain es ingresado a la pequeña casa de alojamiento de Coran y Allura para adolescentes con problemas cuando intenta terminar con su vida, ahí, su destino se topa con Keith Kogane, un chico oscuro con un pasado tan estropeado como el del mor...