(18) pretty words.

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Lance abrió sus ojos gradualmente, deslumbrado por la luz de la ventana y la persona a su lado. Se limpió las lagañas de sus ojos y se reincorporó desde su lugar. Keith dormía serenamente, no había una sola arruga en su frente o una expresión de confusión en sus ojos. Era él, nada más. Lance suspiró, ¿que tenía que hacer para que Keith siempre se viese así, en total Paz? Ni siquiera sabía que tenía que hacer por si mismo, así que no obtuvo ninguna respuesta para su propia pregunta.

El moreno pasó sus piernas hasta el suelo, que aunque trajera unas calcetas puestas, le congeló los pies por completo. Casi suelta un grito, pero lo reprimió lo mejor que pudo en un suave y delicado jadeo. Tan delicado que el mismo sonido lo había avergonzado, así que se volteó rápidamente para verificar que Keith siguiese dormido. Soltó un suspiro de alivio cuando vio que así era. Aunque no duró mucho, porque Keith comenzó a removerse y a estirarse por toda la cama. Lance lo miró entretenido, captando a través de sus ojos el momento en que el otro recuperaba sus sentidos por completo.

Keith soltó un gruñido, similar al de un gato bebé, para después levantar su torso con la ayuda de sus brazos, con la cabeza gacha y su cabello cayendo alrededor de todo su rostro. Le tomó otros seis segundos recordar dónde estaba. El color se le subió a las mejillas cuando sintió la presencia de otro cuerpo en la misma cama sobre la que estaba.

Lance ladeaba su cabeza, con la comisura de sus labios inclinada hacia un lado y un brillo travieso en sus ojos mientras le miraba.

"Buenos días, Keith" Dijo el moreno, y Keith alzó con desconfianza su rostro. Estuvo apunto de tirarse al suelo cuando vio que Lance estaba todo radiante inclusive después de despertarse, con los ojos arrugados y su cabello aplastado.

"Buenos días" murmuró Keith, apesadumbrado por los fugaces recuerdos del día anterior que atormentaban su cabeza.

Lance se imaginaba tal cosa, por lo que no insistió de ninguna manera y fue precavido acerca de no incomodarlo de alguna forma. Se levantó de la cama, dándole el espacio personal necesario. Keith dejó salir el aire que había estado reteniendo, aunque una parte traicionera de el se había sentido con la necesidad de asirse de Lance.

"Hace un frío de cojones" se quejó Lance, apretando sus manos en puños y añorando la sensación de estar envuelto entre sus cobijas. "Casi no siento lo dedos".

Keith quería decir que el tampoco sentía los suyos, y que detestaba mucho el frío, que era una temporada que preferiría pasarla durmiendo, como un oso, pero las palabras no bajaron de su cabeza. Como la mayor parte del tiempo, quedaron enterradas por toda la eternidad en ese cerebro que tenía. En cambio, se deshizo de las telas a su alrededor y acompañó a Lance en su espantoso sufrimiento, tocando el suelo con sus pies completamente descalzos. Keith volvió a gruñir, pegando un salto y devuelta a la cama en menos de cinco segundos. Lance soltó una gran carcajada, meneando su cabeza.

"Te prestó unas calcetas, que te vas a morir si andas así" Dijo, sacando de su cajón un par. Mientras buscaba, se preguntó si Keith prefería las calcetas con estampado o de un color liso. Ni siquiera supo de donde vino su curiosidad, pero se percató de que había sido así desde hace un rato. Preguntas aleatorias llegando al interior de su mente sobre Keith. Siempre sobre Keith. Frunció el ceño para sí mismo, no había mucho que hacerle en realidad, as no que se deshizo a si mismo en pensamientos. El corazón hace sus propias elecciones.

Keith tomó las calcetas a la primera, no como las veces anteriores, y Lance no pudo sentirse más feliz respecto a ello. Eran pequeños pasos de hormiga, pero se sentías como pisadas de elefante. Cuando Keith tuvo sus pies cubiertos, volvió a bajar de la cama, arrugando la frente una vez más pero menos que antes. Ahora podía controlar el frío.

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