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Simon

Me agarré el pelo y me puse él ridícula moño enorme de color rojo y amarillo. Todas en los vestidores se veían emocionadas por la competencia escolar a la que nos sometían todos los años, yo por mi parte me encontraba totalmente asqueada. No compartía mi clase de actividades artísticas con ninguna de mis amigas, entonces, por lo tanto, nos tocaría hacer el ridiculo por separado.

Invité a Nate porque soy amable, pero realmente no quería que el viera esta vergüenza, así que esperaba que hubiera tenido cosas más importantes que hacer. El encargado nos dijo que ya era nuestro turno, tomé mis pompones y di un largo suspiro. Salimos del vestidor y caminamos al gimnasio donde daríamos el numerito.

Cuando nos colocamos en nuestras respectivas posiciones, me di la oportunidad de ver a mi al rededor, Nate y sus amigos estaban ahí, me guiñó un ojo cuando me vio y me morí de nervios. Nervios es justo lo que ese chico provoca, nervios y una sensación entre mis piernas.  La música comenzó, como una especie de remix, normalmente estas competencias las chicas las usan para verse atractivas con faldas pequeñísimas y los chicos para restregarnos su paquete a la hora de bailar en parejas, pero como a mi no me importa ni verme bien ni que me restrieguen nada, mantuve una sonrisa falsa y baile sin ganas.

La parte de parejas toco junto con una canción de reggeaton, mi compañero era gay por supuesto, pero las neuronas de Nate no le alcanzaron para darse cuenta que el chico bailaba mejor que yo, así que sonreí mas y le baile al chico detrás de mi. Algunas afortunadas porristas dieron unas piruetas para que no luciéramos tan desubicados y el remix terminó así como mi vergüenza. Nos aplaudieron y yo me fui trotando hasta ver a Nate, un celoso y enojado Nathan.

-Hola chiquito. -Tonteé para hacerlo enojar más y por dentro yo me estaba riendo.

-¿No podían haber elegido una falda más corta?

-Mmm no, era la más corta que había. -Le dije con una fingida cara triste y lo escuché gruñir.

Media hora después cuando anunciaron al grupo ganador que obviamente no fuimos nosotros, me dijo que me llevaría a mi casa, pero que primero quería cenar. Aún seguía enojado, se le notaba en la quijada y en los ojos que nunca me voltearon a ver.

-¿Me odias?

No me contestó.

-¿Me amas, entonces?

Tampoco.

En un semáforo en rojo, cansada de su silencio, le puse una mano en la pierna y la fui subiendo lentamente hasta llegar al objetivo.

-No estoy de humor Simon. -Apreté esta zona y escuché un gruñido de su parte.

-¿Por qué estas celoso? -Hice un puchero y el se tomó su tiempo para responder.

-Ni siquiera yo lo sé, no somos nada. -Golpe bajo. Me alejé de el y no le dije nada más durante el resto del camino. Lo esperé en el auto mientras él pedía hamburguesa y cuando llegó, me lanzó una al regazo, como me moría de hambre, mi orgullo no evitó que me la comiera. -Voy a pasar a mi casa por algo rápido.

No le contesté, quería que se notara que estaba molesta y que se disculpara el cabron.

-¿Me acompañas? -La calle estaba ya muy oscura y sola, no tuve mas remedio que ir con el al edificio donde vivía. Una vez dentro no encontré a Simon el perro en ninguna parte, entonces le pregunté a Nate y el me dijo que lo buscara. Lo busqué en la azotea, en el cuarto de lavado, el baño y por ultimo ya un poco preocupada por MI perro, entré a la habitación de Nate.

No solo estaba un perro feliz de verme, sino que, al lado de el en la cama había un enorme, pero enorme ramo de flores rojas, me acerqué mas para poder verlo, la etiqueta decía, con la letra de Nate "¿Lo intentamos otra vez?". Al voltearme, ahí estaba mi chico, jodidamente nervioso y sin atreverse a verme a los ojos, me acerqué a el y le levanté la cabeza.

-Te amo. -Le dije, y su cara cambió y el nerviosismo se esfumó, en sus ojos solo había felicidad. Me plantó un beso en los labios como la primera vez que lo hizo, su mano se apegó a mi nuca para no soltarme y la otra en mi cintura.

-Te amo, te voy a amar siempre.

Entre besos y promesas, escuchábamos ladrar a Simon el perro molesto por la falta de atención.

Cigarette || Nate Maloley EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora